No, no… no es el día de Halloween, pero cualquier día es bueno para leer estos microrrelatos de terror escritos por alumnado de 2º de ESO del IES Cantabria. Comprueba cómo una narración de extensión muy corta puede tener gran impacto y generar, en este caso, una cierta inquietud.

LA CENA FAMILIAR

Hoy me reuniré con mi familia. Llevo todo el año esperando este día, el 31 de octubre. Cogí una chuleta, una copa de vino… y vi cómo todos se reían. ¡Qué pena que no puedan verme! Ya era hora de irse y les dije que todo estaba muy rico. ¡Qué pena que no me oigan! Fui a coger mis cosas y mi mujer me traspasó. ¡Qué pena que no puedan hablarme! Nadie se despidió de mí. ¡Qué pena estar muerto!

LA MUDANZA ES DURA 

Desde que me mudé ya nada es igual… mi perro ya no juega, mis amigos ya no quedan, mi familia no hace más que llorar y llorar… 
Unos meses después llegó el día de Todos los Santos y, como de costumbre, vienen a visitarme con flores.

 

¿Quién puede temer a una muñeca? El terror llega inesperadamente.

31 DE OCTUBRE

Kurny encendió la tele. De repente salió un informativo importante que decía: «La muñeca diabólica Anabel ha desaparecido».  Se apagó la tele sola y Kurny cogió una linterna para comprobar que todo estaba bien. Se giró y vio una muñeca con muy mal aspecto.

LA TERRORÍFICA CLASE DE LENGUA

Un día, cuando todo iba normal en el instituto, estaba en el recreo. Cuando sonó el timbre entré a clase. A esa hora me tocaba Lengua. Todo iba bien salvo todas las faltas de ortografía que cometía. Hubo un momento que cometía tantas faltas que la profesora no aguantaba y se enfadó tanto que…¡Se convirtió en un zombi!
Todos mis compañeros salieron  corriendo y yo me quedé encerrado en clase con el zombi. Ese fue la última vez que fui a una clase de Lengua.

¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

¿Qué está pasando? Esta casa es horrible. A mí me gustaba la casa en la ciudad, pero ni papá ni mamá me hacen caso… Lo único que he hecho ha sido contar ventanas y bla, bla, bla.  Mamá, cuando llegamos, se puso muy rara… cocina, me lee cuentos, hace postres… Pero eso no es lo que me preocupa. Ella ha comenzado a coleccionar botones y siempre bromea con coserme botones por ojos… Pero, ya lo descubriré en otro momento… Ahora tengo que apagar el fuego.

 

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