Hoy hace un día frío en Torrelavega. Cae la nieve y el ambiente es gélido. Después de atravesar el Parque de Manuel Barquín, más blanco y húmedo que de costumbre, me adentro en el Barrio de la Ciudad Vergel. En el primero de tres chalés idénticos tiene su domicilio Nilo Merino, nuestro entrevistado, un prestigioso abogado, conocido también por haber sabido hacer llegar a un modesto equipo de baloncesto local a la división de honor de este deporte en España, y por presidir actualmente al grupo Coral más antiguo de nuestra ciudad.

Pregunta.- De los seis hijos que tienes, tres de ellos, al igual que tú, están directamente vinculados con el mundo del Derecho. ¿Has hecho partícipes a los que te rodean de tu mundo profesional?
Respuesta.- Realmente, mis hijos han visto mi actividad profesional desde la parte de fuera. La participación que han podido tener en mi vida ha sido lo que han podido observar y comentarios ligeros, pero realmente participarlos en mis preocupaciones o problemas en la profesión, no. Ellos me han visto desarrollar mi trabajo por el hecho de haber tenido el despacho en casa muchos años. Tal vez por esa influencia tres de los seis decidieron estudiar la carrera de Derecho, siendo en la actualidad dos abogados y una procuradora. Trabajamos todos juntos.
No sólo estos tres, sino todos ellos, su primera formación la recibieron en el Colegio de La Paz, donde cursaron todos los años hasta ir a la Universidad.

P.- Si volvieras a nacer, ¿Nilo Merino volvería a ser abogado? ¿Qué otra profesión o afición te gustaría poder haber desarrollado?
R.- Si volviese a nacer no tendría ningún inconveniente en volver a ser abogado. Estoy satisfecho de mi profesión, he disfrutado trabajando. Es una profesión repleta de preocupaciones, de responsabilidades, pero volvería a ser abogado otra vez. Tampoco me importaría ejercer otras profesiones como la medicina, que es una carrera totalmente humana, y cualquier otra que tuviese relación con las personas.

P.-¿Qué relación has tenido con el baloncesto para llegar a ser presidente de un club?
R.- De joven, en el colegio, jugué con cierta intensidad y con buenos resultados. En mi último curso de bachiller, en el Preuniversitario, fui seleccionado para formar parte del Equipo Nacional Escolar Español. Más tarde, en la Universidad, también jugué al baloncesto, aunque hice más atletismo. Me gustaba más el atletismo que el baloncesto. Pasados los años, mi hijo Luis, en La Paz, despuntó siempre como jugador de baloncesto y en un momento determinado los directivos del S.A.B (Sociedad Amigos del Baloncesto) me propusieron incorporarme a la Junta directiva como Presidente. Y así llegué yo a este Club de baloncesto local.

P.-¿Cómo recuerdas aquella época de tu vida?
R.- Fue una etapa muy bonita, muy intensa, compartida con diferentes directivos y amigos con los que disfrutamos muy buenos ratos. Tuvimos la gran suerte de que los éxitos se pusieron de nuestra parte y fuimos ascendiendo por distintas categorías hasta llegar a cumplirse el sueño que parecía inalcanzable: llegar a la ACB, la máxima categoría nacional. Incluso seguí siendo Presidente del equipo durante un año en la ACB, hasta que se constituyó la Sociedad Anónima Deportiva y fue el máximo accionista quien se hizo cargo de la responsabilidad del Club.

P.- Pasado el tiempo, ¿qué opinas sobre el traslado del equipo a Santander?
R.- El traslado del equipo de baloncesto a Santander estando todavía en la ACB fue una pena para la afición de Torrelavega, puesto que nuestra ciudad es la sede del deporte de baloncesto en Cantabria. En Santander hay mucha menos tradición y la verdad es que el tiempo ha demostrado que el Club debió seguir en Torrelavega. Esta es mi opinión. La afición torrelaveguense lo sintió muchísimo y ahora parece que hay otros equipos que empiezan a renacer y ojalá tengan la misma suerte y sigan ascendiendo hasta categorías superiores, aunque no alcancen la ACB, que realmente es algo que parece irrepetible.

P.- En la actualidad eres el presidente de la Sociedad Coral de Torrelavega, ¿fue tu afición a la música lo que te hizo aproximarte a la Coral?
R.- El acceso a la Coral fue algo parecido a lo que ocurrió con el baloncesto, solo que no tengo ningún familiar que cante en esta sociedad. El antiguo presidente y el actual director me visitaron para invitarme a sustituir a Ricardo Montero, mi predecesor, y no me dieron tiempo a pensarlo. Me hizo ilusión por ser una institución muy importante en Torrelavega y acepté presidir la Coral. No soy un gran aficionado a la música, aunque a sensibilizarse también se aprende, y ahora me encuentro muy a gusto y disfruto como aficionado. La verdad es que no estoy muy dotado para la música.

P.-¿Se está más cómodo en un cargo que en otro? ¿Cuál de los dos da más satisfacciones?
R.- El baloncesto es un deporte muy competitivo, muy espectacular, muy bonito y hace vivir con mucha intensidad los resultados, los proyectos, los entrenamientos…, pero al igual que se goza mucho, se padece mucho. En la Coral no se sufre nada y todo son placeres; siempre se disfruta, tanto en los conciertos como en los ensayos y, sobre todo, de la buenísima relación que existe en ese grupo humano, que es un grupo sobresaliente con resultados siempre satisfactorios.

P.-¿Cuáles son los próximos proyectos de Nilo Merino?
R.- Realmente no tengo proyectos inmediatos, estoy muy a gusto todavía en el trabajo, estoy muy a gusto con la Coral, tengo una actividad familiar muy intensa por tener seis hijos, ya siete nietos y formo parte del grupo Quercus, grupo de opinión en Torrelavega y con una cosas y otras pues me siento lleno y satisfecho y no tengo otras apetencias por encima de esto.

Suena el teléfono y Nilo Merino me advierte que tenía previsto un compromiso en el centro de la ciudad. Nos vamos juntos. Nos abrigamos bien antes de salir a la calle. Durante el trayecto charlamos sobre temas que a los dos nos son cotidianos. Ya no soy su entrevistadora, soy su sobrina.

Trabajo original