El convento de San Luis es un paraje de gran belleza, a pesar del estado de ruina que presenta el monumento. Los restos arquitectónicos se funden con una vegetación que, espontáneamente, se adueña del edificio que sirvió de morada a Carlos V a su llegada por primera vez a España, procedente de Flandes, para hacerse cargo de la corona en 1517. El convento albergó durante 23 días al futuro emperador y a su séquito, a causa de una enfermedad.

Hola, me llamo Luis. Hemos hecho una salida por San Vicente de la Barquera y hemos ido al convento de San Luis y al castillo.
Primero fuimos al convento de San Luis y vimos dos sepulcros, un alcanfor, una bolera, un naranjo, un árbol que daba camelias, el altar, los escudos de familias. Había inscripciones en el suelo y en un sepulcro. También vimos un coro y las escaleras que subían a él. Bueno, a mí me gustó mucho.
Salimos y nos fuimos al castillo. Entramos a la primera planta: vimos un cañón, otro de agua, muy antiguos, unos planos de San Vicente de hace muchos años. Fuimos una planta más arriba a ver un vídeo. Ascendimos a la última planta y divisamos la bonita villa de San Vicente. Después volvimos al colegio.
Luis Hoyos

Este monasterio fue construido en el siglo XV bajo el patronato de la casa de Guevara y advocación de San Luis. De su fábrica original se conserva una gran parte de los muros, ábsides, bóvedas y los arcos góticos rodeados de una espléndida y cuidada vegetación, con algunos árboles singulares que le dan un particular encanto. Regido por frailes franciscanos, entre sus paredes se hospedó Carlos V en el año 1517 cuando llegó a España para ser coronado rey. Las visitas a este monumento de propiedad privada se realizan entre los meses de abril y julio y a finales de septiembre y octubre, mediante solicitud previa en el ayuntamiento.
Diego González

Fuimos las clases 3º A y 3º B desde el colegio hasta el convento de san Luis andando, porque estaba cerca. Al entrar nos recibieron dos personas muy amables, eran nuestros guías. Aquello era enorme y precioso y estaba lleno de pájaros con sus crías, ardillas y puede que algunas culebras y ratones.
En la finca había muchos árboles, un alcanforero, pinos, camelias, cerezos, rosales… ¡Y muchas cosas más!

El techo del convento estaba destruido y era de piedra, allí vivieron los franciscanos y había signos por todas partes. Nos habían dicho que aparte de tres tumbas que había, ¡debajo del suelo también había gente muerta! Es decir, que enterraron a más gente sin poner ninguna tumba.. Tenían una cocina enorme ¡Y el comedor! el suelo estaba lleno de palabras escritas por lo franciscanos y había también unas cruces del Camino de Santiago en la entrada. Nos queríamos quedar más, pero teníamos que irnos. Nos despedimos educadamente dándoles las gracias porque nos pareció precioso.
Carmen Cembreros Cortavitarte

El convento es enorme. Está lleno de árboles muy altos, flores, camelias … El techo del convento estaba derrumbado. También había cinco escudos y en el suelo había palabras que estaban en otro idioma. Vimos la cocina, es enorme. También había un pozo cerrado con un candado. Luego, pasamos por los árboles, había un alcanforero, un naranjo, un cerezo, robles, rosales, etc. Vimos tumbas, yo vi tres. Yo cogí pétalos de camelias, y capullos cogí como cinco. Uno de los guías lleva diecinueve años trabajando en la finca.
Fernanda Mora Lugo

 

En la finca del convento vimos un árbol singular: un alcanforero de grueso tronco y una altura de unos quince metros.
Es un árbol originario de Asia oriental y Oceanía del que se extrae el alcanfor por destilación de la madera. El alcanfor es una sustancia aromática que cristalizada se utiliza para evitar que entre la polilla en los armarios y además tiene otras aplicaciones médicas e industriales.
El guía nos dio varias ramitas y al frotarlas comprobamos el olor tan aromático que desprenden.

 

Trabajo original