Alta tensión en Tanos despúes de que un grupo de vecinos intentó el pasado 12 de diciembre detener los trabajos de modificación del tendido eléctrico entre las torretas 21 y 22 de la línea de alta tensión Penagos-Puente San Miguel, a su paso por la localidad, en el tramo que se encuentra a la altura del número 124 de la avenida Fernández Vallejo, junto al Bar Joselin, pues «las líneas eléctricas se acercan a las viviendas y fincas de forma peligrosa».

Los vecinos critican al mismo tiempo la falta de notificación a los vecinos y la carencia de solicitud de permisos para acceder a las propiedades de los vecinos, en las que los operarios entraron y depositaron maquinaria sin que existiera autorización.

Electra de Viesgo, por su parte, ha explicado que los trabajos sólo suponen una modificación mínima de los trazados, cambiando la disposición de los cableados de horizontal a vertical, ante la solicitud de un promotor inmobiliario. Y ése parece ser el origen del conflicto. La construcción de un chalet en las inmediaciones del lugar de los hechos, que no guarda la distancia mínima respecto a los tendidos, ha llevado al empresario a solicitar la modificación de líneas, que él ha pagado, y para la que cuenta con la autorización de la Dirección General de Industria.

Viesgo explica que los trabajos no revisten peligro y que no afectan a los derechos de servidumbre que ya tenían los clientes de la zona, pues se realizan sobre la misma traza existente. Pese a todo, los vecinos insisten en que la maniobra supone aproximar las líneas del tendido a sus fincas, y denuncian las irregularidades del procedimiento. Ante tales hechos, la disputa entre operarios y vecinos acabó con una numerosa presencia de unidades de policía para hacer desistir de sus intenciones a los vecinos situados a la altura de la torreta 21, con la intención de boicotear los trabajos.

Siendo yo testigo, doce unidades de policía desplazadas al lugar de los hechos, desde casi el inicio de la disputa, obligaron a los vecinos a desalojar sus fincas, llegando incluso a amenazarlos con detenerlos. Ante la imposibilidad de poder impedir la obra, los vecinos acudieron al jugado de guardia para presentar las denuncias correspondientes.

El hecho se suma a las constantes demandas del vecindario en temas capitales como la dotación de servicios, las obras en el polígono industrial cercano o los incidentes en la estación de Renfe, con el tránsito de mercancías, lo que enerva desde hace meses a los residentes de la zona.

Posteriormente, este redactor tuvo acceso a la orden de Industria que ha permitido la obra. En ella se expresa autorización para la «sustitución» y no «modificación» de la línea.

Tras descubrir los vecinos este extremo, los encargados de la obra cambiaron rápidamente el proyecto, alejando los cables 1,2 metros de las casas y fincas.

El origen del problema reside en que hace varios años se construyeron cuatro chalets en esa parte de la localidad, no guardando el primero toda la distancia reglamentaria a las líneas eléctricas, lo que ha impedido validar la consecución de servicios. Ante ello, promotor y constructor han intentado promover una modificación de los cables, sufragando con sus propios recursos, según Viesgo, el presupuesto de la obra eléctrica.

Al final los vecinos, tras dos días largos, han conseguido hacer prevalecer sus derechos, aunque ahora se les presenta un problema mucho mayor. Dicha línea hasta ahora, según los vecinos «era de reserva a la principal», permitiendo, según Viesgo, el paso de 55,000 w por cada cable (tiene tres cables). A partir de ahora se convierte en línea de transporte principal de energía desde Puente San Miguel a Penagos, con los riesgos para la salud que ello implicará para el vecindario.

Ahora el propósito de los vecinos es eliminar la línea, ¿lo conseguirán?. El tiempo lo dirá. De momento han conseguido se estudie su eliminación.

 

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