Pequeña crónica de un viaje cultural a Madrid organizado por el Departamento de Música y al que acudieron alumnos desde la ESO hasta primero de Bachillerato del IES José María de Pereda junto a compañeros del IES Las Llamas.

LA PARTIDA

Salimos aproximadamente a las 4:45 de la madrugada, ya era miércoles. Partimos desde el Instituto José María Pereda en dirección a El Sardinero. Los casi 40 alumnos del Pereda no llenan el autobús, por lo que un pequeño grupo del IES Las Llamas se uniría a nosotros. El segundo autobús esta compuesto por un grupo también de las Llamas. Una vez que el autobús llega al otro instituto se recoge al otro grupo y los dos autobuses, una vez completos, parten en dirección a Madrid.

El viaje dura unas seis horas. Durante el transcurso del viaje sólo dos personas se marean en el autobús, lo cual me sorprendió. Se hace una sola parada, en un área de servicio cerca de Burgos. El viaje transcurre con normalidad, aunque cabe destacar sueño, sueño y más sueño. No nos pusieron una película para que le viaje se nos hiciera mas corto, pero se hizo igual de divertido. Llegamos a Madrid sobre las 12:00 de la mañana, o la menos eso creo, pues estaba dormido.

LA ESTANCIA EN MADRID

El autobús para en pleno centro de Madrid, allí comienza nuestra visita al «Madrid de los Austrias». Una guía turística de la Comunidad de Madrid nos enseña los edificios más destacados, como el Ayuntamiento de Madrid o el Palacio Real de Carlos III. La visita guiada por la ciudad dura hasta la hora de comer, en el que nos dirigimos a una especie de restaurante, también en el centro de la ciudad. Allí ocurre el primer imprevisto en el que en vez de de comer con cuchillo y tenedor nos proporcionan una bolsa (desde la puerta de atrás) que contiene un bocadillo de tortilla, una naranja, un botellín de agua y una Coca-Cola. Aun eso, disfrutamos de la suculenta comida en uno de los bancos. Muchos alumnos prefirieron comer en el Pizza Hutt que estaba situado unos metros atrás, aunque por un modélico precio.

«LA CIBELES»

Seguidamente, nos dirigimos directamente al autobús, después de disfrutar de unos minutos libres para reposar la comida. Sin mas demora el profesor Alfonso nos informaba de que nos dirigíamos al plató de televisión española, en el cual asistiríamos a la grabación del programa, «Música sí». Una vez dentro, el autobús aparcaba y allí nos recibió una coordinadora del programa, que nos daba unas instrucciones básicas: No correr (debido a un accidente ocurrido no hace mucho en esos mismos estudios). Dejar cualquier objeto punzante o peligroso que pueda herir a algún compañero al bailar. Después de estas normas de vital importancia, nos llevaron (sin correr) a un detector de metales por pura seguridad. Después de esto y sin ningún altercado esperamos varios minutos a la puerta del gran local donde se grababa. Una gran fila de personas se empezaba a mover y a introducirse en el estudio de grabación, allí nos colocamos en la primera fila del plató.

Ya eran las 4:00 y después de más instrucciones proporcionadas por los propios presentadores comenzaron a salir cantantes y grupos como: Ana Pozas, Sover y Rosana. Allí el propio director hacía pruebas y pruebas de sonido para que el transcurso del programa se originara satisfactoriamente. Al final asistimos a una sesión con Rosana en el que participábamos cantando, hasta tal punto que uno de nuestros compañeros de 4º D, estuvo al lado de la cantante para contar un chiste en pleno directo. Después de ello, el programa concluyó aproximadamente a la hora de cenar, lo cual en muchos de nosotros se hacía notar el cansancio del programa y del viaje.

Después de otro pequeño viaje en el autobús, llegamos al convento u hotel, que se llamaba Mercedarios. Allí nos instalaron y dejamos las maletas, para asistir a la cena. La esperada cena estaba compuesta por un primer plato de sopa. La sopa no gustó demasiado, pero el segundo plató hizo que la muchedumbre aplaudiera al cocinero. Estaba compuesto por salchichas, patatas y arroz, todo en una bandeja y con el ingrediente fundamental, tomate. Seguidamente nos dieron un postre bastante delicioso. Antes de salir de la gran sala los profesores nos informaron de que disponíamos de unas dos horas (aproximadamente) para hacer lo que queramos antes de irnos a la cama a la 1:00, por obligación.

DE VUELTA A SANTANDER

Partimos sobre las 12:00 lo cual nos hacia suponer que íbamos a llegar sobre las 5:00 (que así fue). Paramos en un área de servicio ya casi fuera de la comunidad de Madrid. Después de reanudar el viaje todo fue sueño, sueño, una película (El coleccionista de huesos) y más sueño después. La película de intriga e investigación no evitó que más de la mitad del autobús se durmiera. La llegada a Santander fue a las 5:00, o al menos eso recuerdo (pues estaba dormido). Y allí concluyó la excursión, contemplando con frío colosal, de nuevo desde la acera, al Instituto José María de Pereda.

Trabajo original