Raúl Merino es cinturón negro 6º Dan de judo, maestro y entrenador del Judo Club Torrelavega. Nos cuenta su experiencia como impulsor de las Jornadas Internacionales de Judo ‘Ciudad de Torrelavega’.

La segunda semana del mes de julio de estos siete últimos años ha tenido un colorido especial en el fantástico mundo del judo. Con la excepcional organización del Judo Club Torrelavega y el patrocinio del Excelentísimo Ayuntamiento de Torrelavega, la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria y la R. F. E. J (Real Federación Española de Judo) se han realizado unas extraordinarias jornadas, que han hecho de esta semana la más especial o una de las más especiales en cuanto al mundo del judo se refiere.

Pregunta.- ¿Cómo se os ocurrió la idea de realizar estas jornadas?
Respuesta.- Porque nosotros realizamos judo desde hace muchísimos años, y regularmente los cursos los realizábamos fuera de Cantabria, tanto en España como en el extranjero. Como en el norte de España no había nada regular, entonces Fernando Méndez, que es el presidente de la agrupación, y yo nos planteamos la posibilidad de organizar unas jornadas en Torrelavega que fueran el referente del judo en el norte. Sabíamos que era bastante difícil, pero con ilusión y con ganas nos pusimos en funcionamiento, y ya es una realidad. (Se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja).

P.- ¿Cuál ha sido el objetivo o causa de realizarlas?
R.- Pues un poquito lo que te acabo de decir, que siempre teníamos que salir fuera para hacer judo con gente importante; Madrid, Galicia, Alicante… todo esto en España. También salíamos fuera, como a Italia, a Inglaterra, a Francia. Para la gente era una historia, y yo creía que teníamos que tener algo localizado cerca, el norte se merecía esa posibilidad. Bueno, y si lo podíamos tener en Torrelavega, con más razón defender ese proyecto.

P.- ¿Cómo ha sido la respuesta de Torrelavega y del gobierno cántabro? ¿Habéis tenido algún problema u os han puesto algún inconveniente para poder realizar de estas jornadas?
R.- (Suelta una carcajada y piensa durante dos segundos) La verdad es que hemos tenido una colaboración clarísima, y yo diría que afortunada, tanto del Ayuntamiento como del Gobierno de Cantabria. Es una cosa que tenemos que agradecer y valorar, porque sin este apoyo no hubiera sido posible la realización del proyecto. La confianza que han mostrado en nosotros ha sido inmensa. Teniendo en cuenta que ahora es una realidad, cuando ahora vamos a algún sitio llevamos lo que es el proyecto, llevamos unas memorias y un dossier de prensa. Cuando empezamos, al principio, solamente teníamos el proyecto y muchas ilusiones… ¡pero nada más! O sea, que de alguna forma mostraron una confianza por la ilusión que poníamos encima de la mesa. Sin ese apoyo hubiera sido imposible estar aquí. (Vuelve a sonreír).

P.- Entonces… ¿del uno al diez que nota les pondría?
R.- En este proyecto ha trabajado muchísima gente de forma muy ilusionada. Yo de entrada, del uno al diez les pondría ¡un quince!, pero no sólo a los apoyos sino a los profesores, organizadores… porque hay que poner muchas ganas, formas y maneras. Hemos recibido felicitaciones de gente de muchísimos sitios y de muchos países. Teniendo en cuenta que no hay ninguna trayectoria histórica importante en el judo en Torrelavega, hemos conseguido que estas jornadas sean de una gran importancia a nivel nacional, y creo que, a cierto nivel, de forma internacional.

P.- ¿El judo es un deporte «marginado» en España respecto a otros? ¿Un judoca profesional se puede ganar la vida haciendo este deporte?
R.- Esto tiene diferentes lecturas. Si partimos de la base de que el deporte rey es el fútbol, pues verdaderamente tenemos poca importancia a nivel económico y a nivel del espectáculo. Si medimos por otros parámetros de medida, el judo es un deporte que a nivel educativo tiene unas características y unas cualidades, que pocos deportes tienen. Te diría que objetivamente somos un deporte importantísimo, a nivel de licencias somos un deporte engañoso, somos muchísimos más de los que la gente se piensa. Lo que pasa es que no es un deporte marcadamente espectáculo, entonces no se deja ver.

P.- En todos estos años… ¿Cuál ha sido la jornada más especial?
R.- Las jornadas son todas especiales e importantes, porque hemos traído a gente contrastada a nivel mundial. Pero yo tengo un cariño especial a las primeras, porque el valor afectivo de esas jornadas era muy grande para mí por diversas circunstancias; primero vino un profesor francés al que tengo una devoción especial, que es Jacques Le Berre, un octavo DAN, y también tenía como profesor a José Ángel Guedea que, aparte de que es amigo mío de toda la vida, es entrenador del equipo nacional y el padrino de mi hijo. (Esta vez sí que ha sido una gran sonrisa).

P.- ¿Qué grandes estrellas del mundo del judo han pasado por aquí?
R.- Grandes estrellas… no ha venido nadie que no lo haya sido… por resultados en competición o por resultados como entrenadores, hasta ahora no ha venido una sola persona que no sea una grandísima estrella. Ha habido desde campeones de España hasta campeones olímpicos, pero no sólo como luchadores sino como entradores también. Y por categorías han venido: sextos, séptimos, octavos, novenos, y ¡décimos! dan. Este año ha sido concretamente el décimo; Anton Geesquin que fue campeón olímpico, campeón de Europa y campeón del mundo.


P.-
 ¿Cuál ha sido el personaje más peculiar de todos? ¿Y qué hizo para serlo?
R.- No sé si la palabra es peculiar, pero cuando era pequeñito tenía mi ídolo como todo chiquillo. ¡Y quién me iba a decir a mí que ese ídolo de mi niñez fuera a venir a Torrelavega como profesor de las jornadas! Es japonés, se llama Shozo Fujii y, de alguna manera, es un mito vivo aquí y por supuesto también en Japón.

P.- ¿Cómo fue el proceso para seleccionar a los invitados? ¿Qué problemas plantea traerlos?
R.- Puff… Ha sido un proceso largo y complejo. Primero porque tenemos por norma traer lo mejor. Y eso sí que es un problema. Segundo porque algunos tienen obligaciones, con equipos nacionales o a nivel internacional, que no les permiten tener fechas libres con la libertad que se puede permitir otra gente. Los que han podido venir ha sido a base de mucho esfuerzo, de mucho trabajo, muchos contactos y sobre todo mucho dinero sobre la mesa. Esos son los problemas base, las fechas y lo económico. Y también traerlos a Torrelavega, que es una ciudad que «judísticamente» no salía en el mapa.

P.- ¿Cuánta gente ha participado este año? ¿Más que en años anteriores?
R.- Subimos poco a poco, estamos implicados algo más de 200 personas, pero tampoco queremos masificar. Si mantenemos el número en esa cantidad estaríamos satisfechos.

P.- Antes pregunté por la respuesta del gobierno… ¿Cómo ha sido la respuesta de los ‘judocas’ a esta llamada?
R.- La respuesta cada vez es mejor, hay cada vez más gente del extranjero. Hemos tenido alumnos de América del Sur, ingleses, alemanes, checos, eslovacos… ¡Incluso indios! Y por supuesto personas de todas las partes de España.

P.- Desde el punto de vista social, ¿cómo ha repercutido en Torrelavega y en el mundo del judo esta actividad?
R.- En Torrelavega la prensa la calificaba como una pequeña ONU del judo y la verdad es que lo ha sido. Y en el mundo del judo creo que Torrelavega ya es un punto grande en el mapa.

P.- ¿Cómo valoraríais el resultado?
R.- Nosotros tenemos por norma que el grupo que ha organizado esto se reúna al acabar las jornadas. Y decimos pues en función de la valoración «¡un año más!». Y hasta ahora no ha habido ninguna duda. Eso quiere decir que estamos muy satisfechos.

P.- ¿Qué tipo de actividades se han hecho?
R.- Bueno, desde el punto de vista judístico lo podemos dividir en dos partes: una es el judo tradicional, que lo imparte un maestro, y la otra es el judo moderno, el judo que está a la orden del día. Otras actividades… se imparten cursos teóricos a los profesores todos los días, los alumnos salen a correr, también los llevamos de excursión, como por ejemplo a las cuevas de Altamira, al Soplao… y por la noche tenemos contratados a unos monitores para amenizar las veladas. También un par de días a la semana se hacen salidas a Torrelavega.

P.- ¿Dónde se han realizado?
R.- En principio se realizó en la Habana Vieja, pero se nos quedó pequeño y pasamos al Vicente Trueba. Ya son siete años realizando estas jornadas, la afluencia de público ha ido evolucionando a mejor…

P.- ¿Cómo han evolucionado? ¿Todo ha ido a mejor?
R.- Hasta ahora han evolucionado en la medida que vamos aprendiendo más cosas y que las jornadas son más conocidas porque se transmite todo por los medios de comunicación. Han evolucionado a nivel deportivo y a nivel vacacional.

P.- Este año ha sido el más grande en cuanto a afluencia de público, aficionados… ¿Qué novedades se han planteado respecto al año anterior? ¿Qué se cambiará para otros años?
R.- El proyecto está muy elaborado, y entonces pretendemos defender estas jornadas en torno al proyecto que hay. Las novedades son mejorar las características del proyecto, pero siempre manteniendo su estructura y su filosofía, y el principio es que cualquier persona que le guste el judo pueda participar, no hace falta que sea un experto o que sea un atleta… Si es un abuelillo y le gusta el judo pues puede participar. Ese nivel le hemos ido mejorando y evolucionando año a año. Cambiar radicalmente nada. ¿Mejoras? siempre que se pueda, como mejorar menús, salidas, excursiones…

P.- Y por último… ¿Con qué cosa, con qué momento se queda de todas las jornadas que se han realizado?
R.- (No lo piensa ni un solo segundo) Sobre todo la gente, que repite mucho. Los momentos más emotivos son el «¡Hola otro año más!» y el «¡Hasta el año que viene!».

 

Trabajo original