Los políticos se quejan de que los jóvenes españoles hacemos botellón. Dictan leyes contra este fenómeno, pero no aciertan a ver cuál es la causa principal de que salgamos los fines de semana a beber en las calles. No hay ocio para los jóvenes. Es viernes, nos reunimos la pandilla para planear el fin de semana y nos damos cuenta de que no hay muchas alternativas.

¿Qué se puede hacer un sábado en Santander? Ir al cine. Para ello tienes que coger un autobús que pasa de pascuas a ramos. Cuando llegas, a lo mejor la película que se quiere ver ya ha empezado y, si tienes suerte, compras la entrada y, entonces, la mujer de la taquilla te dice cuánto hay que pagar y bueno, a decir verdad, el precio del cine es un poco desorbitado. Nuestras economías no pueden soportar todos los sábados esa cantidad de dinero, teniendo en cuenta que hay que añadir también el precio del transporte. Cine como solución para los sábados, descartado.

Luego te estrujas el cerebro, pensando en más sitios, pero por mucho que pienses no podrás encontrar ninguna otra alternativa. Pues nada, de bares con los amigos, porque con el frío que hace en invierno… y en verano con el calor que hace se va por el ventilador.
Es el sábado, ocho de la tarde, estás con tus amigos en un bar, te pides un refresco y si tienes edad para el pedir alcohol, lo pides. Así sucesivamente hasta la hora de volver a casa, unos a las 12,00 otros a las 4,00 horas, pero aún así volvemos a que si sumas todo lo que te han costado las bebidas, te mareas al ver el dinero gastado. Bares como solución para los sábados, descartados.

Vuelves a la afanosa tarea de estrujarte el cerebro para encontrar un sitio a dónde ir y piensas: Somos ocho amigos, con tres euros cada uno, nos compramos unas botellas de algo, hacemos botellón, tenemos bebida para todos y es económico en comparación lo otro. Y vas y lo haces; quedas con tus siete amigos restantes, ponéis tres euros, compráis las botellas  y solucionado el fin de semana.
También es cierto que por parte del Ayuntamiento se han abierto talleres como alternativa, pero no son durante todo el año, tienen unas fechas y luego tienes que hacer todo el curso, no puedes faltar porque si faltas… te pierdes y ya no te encuentras. Apoyo esta iniciativa, pero quizás habría que hacer reformas.
La solución es fomentar ocio para los jóvenes en la ciudad, no a las afueras, y con precios asequibles.

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