Todo empezó cuando nuestra profesora nos presentó el concurso ‘Diseña tu parque’, convocado por el Ayuntamiento de Santander. Nos pareció un concurso diferente, especial; el diseño que ganara sería adaptado por los técnicos y construido en un lugar de nuestra ciudad.
El proceso fue largo. Estuvimos trabajando casi dos meses: vimos muchos diseños de parques, reportajes… hasta que surgió la idea. Desde el principio quisimos que no fuese un parque urbano de esos en los que las plantas crecen tristes y apesadumbradas, sino un trocito de uno de los pueblos de Cantabria trasladado a la ciudad y, por tanto, un lugar de encuentro de diferentes generaciones.
Diseñamos un parque con forma de peonza porque queríamos recordar los juegos tradicionales y fuimos ubicando en el espacio otros juegos: parchís, pita, petanca, columpios… Después de todo este proceso, presentamos el dibujo y a esperar. Todos los grupos hicieron dibujos originales y cualquiera de ellos habría podido ganar pero fue nuestro diseño el elegido.
Llegó el gran día y fuimos al ayuntamiento a recibir el premio. Estábamos muy nerviosas, pero cuando nos nombraron salimos muy contentas. Nos dieron un diploma, una caja de pinturas, y además nos hicimos una foto con el alcalde. Salimos en el periódico y en la televisión. El premio… ¡un maravilloso viaje a la Warner!
Por primera vez una concejalía decidió buscar ideas en la escuela. Pidió ideas a los niños, a los que más entienden de juegos y de jugar. Y la escuela respondió con entusiasmo. Por primera vez en la ciudad de Santander habrá un parque para jugar, soñar, respirar…; un parque en el que convivirán distintas generaciones y que ha sido diseñado por un grupo de escolares.
Ahora, una vez comenzado el curso, el ayuntamiento sigue en contacto con el colegio; pretenden que seamos nosotras las que de alguna manera «dirijamos» las obras.
Ha sido una experiencia inolvidable. Nos encanta trabajar así.