‘Crepúsculo’, ‘Medianoche’, ‘Vampiro a mi pesar’, … no cabe duda de que estos libros son best-sellers internacionales traducidos a multitud de idiomas que han despertado la curiosidad y el interés de multitudes de todas las edades. Todos relacionados con los vampiros. Pero, ¿de dónde surgen estos inquietantes personajes? ¿Qué clase de mente fue capaz de crear estos seres capaces de despertar el miedo en lo más profundo de nuestra mente?
Por un lado está la teoría de que el primer vampiro fue el cruel y despiadado Vlad III el Empalador (Vlad Tepes), Príncipe de Valaquia (hoy sur de Rumanía). Pero al ser una figura histórica real y demostrado el hecho irrefutable de que los vampiros no existen, dicha tesis es descartada. Aún así, no podemos dejar de lado a este hombre en lo que a vampiros se refiere.
Ante las dos cuestiones previamente planteadas, sólo cabe una respuesta: el irlandés Bram Stoker. Y por el otro lado, está la teoría real. Fue en el antiguo Príncipe de Valaquia en quien se inspiró el escritor para alumbrar a su personaje el Conde Drácula y, alterando así la literatura de manera permanente, creando un nuevo género literario: el Vampirismo.
Aunque, en nuestros tiempos, cierto es que más que un género literario es una forma de ser, puesto que estos personajes irreales han acabado por incrustarse como derivación del estilo gótico.
Es impresionante el modo en el que los vampiros han ido evolucionando en el curso del tiempo, adaptándose a las nuevas costumbres con el paso de los años. No hay más que leer la descripción de Drácula (y la de su forma de ser) y compararla con, por ejemplo, un vampiro de la literatura actual como Bianca Olivier (‘Medianoche’).
Bram describe a su personaje desde el punto de vista del protagonista del libro, el periodista inglés Jonathan Harker, puesto que el conde es el antagonista. En el libro habla de Drácula como si fuera una persona normal, tal vez un poco extravagante, pero normal. Pero eso es sólo al principio, y con esto me refiero a su forma de ser. Físicamente se le describe desde el principio como alguien realmente extraño. Se dice que tiene una palidez extrema y que está raquítico, que tiene unas manos huesudas y frías y que tiene pelo en las palmas de las manos. Por supuesto, su pelo cano (recogido en dos altos moños) es tan extraño como sus ojos, inyectados en sangre (irónico, ¿verdad?). Pero a pesar de su condición física, tiene un aspecto amenazador. Da la sensación de ser tan sólo un anciano huraño; aunque es inquietantemente educado y amable.
Jonathan escribe todo lo que pasa durante su estancia en el castillo del conde, a las afueras de la ciudad, por supuesto. Por lo que parece y lo que oye murmurar a la gente del pueblo mientras espera su carruaje, los paisanos temen al protagonista de la que será la entrevista más extraña de su carrera periodística, y del viaje más terrorífico de su vida. Drácula es rico, pero en su residencia no hay criados. El vampiro prefiere hacer las tareas domésticas personalmente. Drácula había creado una perfecta fachada ante el periodista que quedó destruida la noche en que Jonathan le ve saliendo del castillo, como un lagarto, trepando por las paredes.
Tras esto comienzan los sucesos extraños en Transilvania. Al final de la historia, Jonathan consigue escapar del castillo en el que había sido secuestrado -Drácula no le permitía salir de allí con pobres excusas- tras el intento del conde de chuparle la sangre por haber descubierto su secreto.
Así que podemos decir que el primer vampiro en la literatura era cruel, extraño, amedrentador y huraño. Adaptado a las costumbres de la época. Pero, ¿todos los vampiros son iguales? ¿Sólo porque el primero fuera malvado y no quisiera integrarse en la sociedad, deben ser todos iguales? ¿Es que no tienen estos seres derecho a ansiar la compañía y el amor? ¿No puede haber vampiros benignos? Sí, todos los vampiros se alimentan de sangre, pero ¿hay alguna regla que diga que sea específicamente sangre humana, y si es así, que la obtengan matando?
Con el avance del vampirismo y el tiempo y el aumento de libros de este tipo, los vampiros van cambiando con los años, integrándose en la sociedad pero manteniendo su secreto a salvo. Con la disminución de supersticiones del siglo XXI, las obras literarias vampíricas han cambiado mucho. El mejor ejemplo: la saga de ‘Crepúsculo’.
Esta colección de cuatro libros cuenta la historia de Isabella Marie Swan (Bella), una chica que se muda a vivir con su padre a Forks, Olimpic Peninsula, Washington State. Allí conoce a Edward Cullen y su familia (los Cullen), un vampiro que se alimenta de sangre de animales y que está dispuesto a protegerla de cualquier peligro. Bella y Edward se enamoran y a partir de ahí comienzan los problemas, mortales problemas, para Bella (que se ve inmiscuida en el mundo de los vampiros) y para los Cullen, sus inmortales protectores.
Es difícil establecer una pauta en la evolución de estos seres sobrenaturales, puesto que la mayoría de los escritores tienen sus propias teorías sobre los vampiros. Pero el cambio se puede apreciar, sobre todo en el libro ‘Gothika’, que cuenta la historia de una vampiresa en tres etapas de la historia.
Los vampiros han dado lugar a muchas culturas supersticiosas, aunque está demostrado que no existen… pero con toda la tecnología y la desaparición de las supersticiones, ¿no les sería más fácil esconderse en la sociedad? ¿Estamos seguros de que son sólo personajes literarios?