‘El perfume’ es la historia de Jean-Baptiste Grenouille, que nació en mitad del hedor de los restos de pescado de un mercado y fue abandonado por su madre en la basura. El chico creció en el ambiente hostil de un hospicio, nadie le quería e incluso sus compañeros intentaron asesinarle. Había algo que le hacía diferente: no tenía olor. Sin embargo, Jean-Baptiste poseía un olfato excepcional.

RESUMEN

Esta historia comienza en el siglo XVIII en Francia (París) con el nacimiento de Jean-Baptis Grenouille.

Su madre fue condenada a la guillotina debido a que mató a cuatro hermanos de Grenouille y a él también lo intentó, pero él tuvo suerte y se pudo salvar. Nunca tuvo un gesto de cariño por parte de nadie. Le dejaron en una institución religiosa donde le bautizaron. A partir de entonces empezó a cambiar de madrina, debido a que éstas no le querían porque no olía a nada. Entonces se la pasaron a madame Gaillard (quien no tenía olfato) y esta madrina lo soportó durante 8 años, mientras los demás niños de la institución le odiaban tanto que le intentaron matar. Después de estar unos años viviendo con Gaillard, ésta le echa debido a que ya no la pagaban nada por mantener a Grenouille, y como no sabía qué hacer con él pues le manda trabajar con Grimal que era un curtidor. Gaillard pensaba que iba a morir Grenouille debido a que era muy peligroso el trabajo, pero Grenouille no murió, sino todo lo contrario. Duró 7 años trabajando hasta que encontró el sentido de la vida, que era crear perfumes. Hizo lo imposible para que un prestigioso empresario de perfumes (Baldini) le contratara. Al fina lo consiguió, aprendió a mezclar los perfumes y también la destilación, aprendió a hacer perfumes de plantas y flores, pero nada más. Un día que el jefe le dio como día festivo, lo aprovechó para acudir a una fiesta, en la cual estaba casi toda la ciudad. Mientras paseaba encontró una nueva fragancia, la siguió hasta que dio con ella, era una joven chica, se acercó y la estranguló para olerla. Era una esencia nueva y la mejor de todas.

Consiguió el titulo de aprendiz y después de tres años lo dejó, ya que sabía todo lo que él necesitaba. Eso sí, Baldini había ganado una fortuna con él. Grenouille, se fue a Orleáns, pero en el camino, sin olores del ser humano, crecieron sus ansias por aislarse de la gente y decidió refugiarse en la montaña ‘Plomb du Cantal’. Permaneció 7 años viviendo en una cueva, y ahí le aumento el odio hacia la gente. Pero en un sueño se dio cuenta de que no olía a nada, se despertó, se olió y vio que era cierto; decidió marcharse de ahí. Se fue a la ciudad de Montpellier, donde dijo que fue secuestrado en una cueva durante 7 años. Grenouille fue llevado al Marqués, éste era científico y le usó como conejillo de indias. Luego se fue a una perfumería en la que elaboró su propio olor corporal y un perfume para el Marqués. Le encantó al Marqués. Estuvo durante un año con él y luego se marcho y empezó a ganar la simpatía de los demás. Mientras estaba de camino, percibió una exquisita fragancia, empezó a buscarla y la encontró. Era un olor familiar como la otra joven que tuvo, que mató pero ésta era mejor fragancia. Resultaba ser de una chica joven, pero demasiado joven y, claro, aún no estaba madura. Mientras esperaba a que creciera la niña, estuvo trabajando en una perfumería, trabajó durante dos años, aprendiendo cómo extraer las fragancias de plantas, pero él también experimentó con animales y personas. Mató a 24 jóvenes, la gente del pueblo estaba aterrorizada, aunque cesó cuando dejó de matar. El padre de la joven Laure (la que tenía la exquisita fragancia) pensaba que el asesino seguía en el pueblo y decidió casar a su hija, porque intuía que así no moriría. Pero Grenouille les encontró con su olfato y se adelantó. Se fue a la posada donde se iban a instalar. Esperó hasta que estuvieran dormidos, entró por la ventana y empezó el ritual. Al día siguiente encontraron a la joven en la cama muerta y desnuda y la policía empezó a buscar el asesino. La policía encontró en la casa de Grenouille 25 pruebas que le inculpaban de los asesinatos y fue apresado.

El día en que le iban a matar fue a una plaza en la que se encontraba llena de gente. Grenouille notó que la gente no le odiaba sino que le admiraban, entonces la gente de la plaza empezó a comportarse como si estuviera en una orgía. Grenouille se dio cuenta que su perfume funcionaba, al final no le condenaron y le dejaron libre. Por la noche decidió marcharse y se fue hacia Paris. Al día siguiente nadie sabía nada de lo ocurrido, la policía culpó a otro perfumista, porque encontraron unas pruebas en su casa. Grenouille vio que había tenido éxito pero al ser incapaz de olerse a sí mismo, vio que no tenía sentido la vida. Así que por la noche, se acercó a una hoguera donde se reunían asesinos, ladrones y prostitutas. Se derramó todo el frasco encima y a continuación se acercó a ellos, estos le miraron y quedaron hipnotizados por lo bello que era. Entonces quisieron poseerlo, tanta fue la ansiedad que descuartizaron a Grenouille en treinta partes y así consiguieron cada uno un pedazo suyo, y acto seguido se lo comieron. Así Grenouille acabó con su vida, después de haber matado a 25 inocentes vírgenes.

RELACIÓN CON LA PSICOLOGÍA

Yo también considero que la relación de este libro con la psicología es la que universalizó S. Freud del psicoanálisis. Grenouille es un asesino psicópata que, dada su frustración por carecer de olor propio, saca a relucir toda su crueldad e indiferencia asesinando a todas esas jóvenes por su ansia, demostrando que carece del sentido de superyo. Desde pequeño su vida ha sido difícil: su madre casi lo mata, y eso acabó por hacerle desarrollar un egoísmo exagerado.

OPINIÓN PERSONAL

Este libro me ha gustado bastante porque me atrae este tipo de novela, pero creo que he errado en su elección como libro para la asignatura de psicología porque al terminar de leerlo no me ha parecido que hubiera muchos elementos directos relacionados con la asignatura, aunque no me arrepiento de habérmelo leído porque, como ya he comentado antes, es bastante interesante y la historia es muy buena. Los personajes para mí están bien logrados y eres capaz de sentir la frustración de Grenouille por carecer de olor y su obsesión por conseguirlo. En resumen este libro, al igual que el de Gemma Lienas que he leído esta evaluación, se los aconsejo a la gente pues los considero éste una muy buena novela y el otro bastante instructivo.

                                                                                    Mario Santos Muñoz

 

RESUMEN

El 17 de junio de 1738 nació Jean-Baptiste Grenouille en la pescadería del barrio más maloliente de todo París. Su madre, aún joven y con esperanza de un buen futuro, se escondió bajo el mostrador cuando notó que iba a dar a luz.

Allí mismo, una vez nacido en niño, cortó el cordón umbilical. Nadie se dio cuenta de nada hasta que, desgraciadamente, ella se desmayó. Varias personas se acercaron a ayudarla cuando el bebé, de repente, empezó a llorar.

Descubierto el bebé, la mujer fue interrogada, y no le importó decir que era su quinto hijo y que pensaba hacer con él lo mismo que con los anteriores: tirarlo con los restos del pescado. Tras semejante confesión la mujer fue decapitada.

Para cuando el juicio de su madre había acabado, ya con un veredicto de infanticidio múltiple, el niño había cambiado varias veces de nodriza. Todas lo rechazaban en seguida por comer demasiado. Para librarse de él lo bautizaron y lo llevaron en un convento, donde lo cuidó Jeanne Bussie.

Pasadas las semanas, la nodriza le entregó violentamente el bebé al padre Terrier. La mujer no lo quería porque comía mucho (la había hecho adelgazar mucho) y creía que estaba poseído por el demonio, ya que no olía a nada. La mujer fue despedida y el padre, asustado por el llanto del niño, decidió entregarlo a madame Gaillard, que vivía en el otro extremo de la ciudad.

Madame Gaillard era una mujer joven, pero desde hacía tiempo se sentía muerta, pues había sufrido maltratos, había tenido hijos, se le habían muerto algunos… y ante todas esas emociones ella se mostraba indiferente. Entre los niños que cuidaba procuró que hubiese justicia y orden, pero también rectitud.

Ya desde que era un bebé, Grenouille fue considerado extraño y sufrió varias veces intentos de asesinato. Así todo resistió todos. Ya cuando había crecido desistieron de matarle, simplemente le evitaban. Les parecía siniestro, aunque a simple vista era un niño maltrecho con muchas cicatrices, obediente y silencioso.

Además madame Gaillard empezó a tener miedo del niño porque era capaz de predecir que iba a venir alguien y quién exactamente, o de encontrar dinero perfectamente escondido… lo que no sospechaba es que esto era porque él era capaz de sentirlo gracias a su gran olfato. Por eso tampoco temía que le mandasen encargos cuando ya era de noche, se orientaba con su olfato.

Aprovechando que el convento del padre Terrier, que mantenía la estancia de Grenouille en su casa, dejó de pagar cuando él tenía ocho años, madame Gaillard lo llevó a la tenería de Grimal, que le aceptó porque necesitaba mano de obra joven.

Aunque no era lo que esperaba, la madame vivió hasta bastante anciana. Hacía tiempo que había cerrado su negocio y esperaba una muerte privada, pero a causa de una revolución y otras circunstancias acabó por morir donde menos quería, en el mismo hotel en el que murió públicamente su marido.

Grenouille no hizo protesta alguna sobre el cambio de hogar, sólo se comportaba de modo que pudiese sobrevivir evitando todos los malos tragos que pudiese. Por eso se comportaba tan servicial. Cuando se recuperó de un ántrax, y Grimal ya le daba por perdido, fue valorado como buen trabajador. Así se ganó una mejor cama, mejor comida y según cumplía años, más libertad.

Durante todo este tiempo el chico se dedicó a desarrollar más y más su gran olfato, diferenciando miles de aromas, investigando lugares en busca de nuevos olores. Incluso se maravilló con el olor del mar, aunque sólo le llegase a lo lejos.

El día del aniversario de la ascensión del rey al trono se celebró con grandes y bonitos fuegos artificiales. Grenouille, decepcionado por no encontrar ninguna fragancia especial, estaba a punto de marcharse cuando le llegó el mejor aroma que había olido jamás. Como hipnotizado fue siguiéndolo, angustiándose cada vez que lo perdía… hasta llegar a una casa en la que había una joven limpiando ciruelas. Pero no eran las frutas las que olían, sino ella misma. Aún confuso por la belleza, aunque no de la chica sino de su olor, se acercó más a ella. Cuando ésta, incómoda, se giró y lo vio, quedó tan sorprendida que no reaccionó cuando Grenouille la estranguló. Una vez muerta, olió todo su cuerpo intentando apoderarse del olor, guardándolo en su mente con todo detalle. Cuando encontraron el cadáver de la muchacha hacía rato que él ya se había escabullido.

Su vida siguió como si nada hubiese sucedido, no sentía remordimientos en absoluto. Solamente cuando oyó que había encargo para un perfumista insistió en que lo dejasen ir a él, ya que sabía dónde estaban todas las perfumerías de París, pero nunca había estado en el interior de ninguna.

La perfumería era la de Giuseppe Baldini, que aquella misma tarde había decidido vender la casa con todos los productos aromáticos que había en su interior, ya que en alguna época había sido un gran perfumista (embustero, en realidad) pero en aquellos días le barrían todos los jóvenes con buen olfato.

Grenouille llegó ya por la noche, y su aspecto demacrado y encorvado no le inspiró ninguna confianza al perfumista que, ante su petición de trabajar para él, se mostró muy altivo y reticente.

Finalmente, el chiquillo convence al perfumista de que le deje intentar reproducir el perfume que inunda la habitación: el ‘Amor y Psique’ de Pèlissier. Para sorpresa de Baldini, Grenouille reprodujo el aroma con total exactitud y a ojo, sin usar el método convencional de la medida.

Para impresionarlo aún más fue capaz de hacerlo de nuevo, pero mejorado a su manera. La fragancia que creó entonces fue tan exquisita que embelesó a Baldini. Aquella noche aún le dijo a Grenouille que tenía que pensar si aceptarlo como aprendiz, pero ya había olvidado por completo su idea de marcharse a envejecer a Mesina.

A la misma mañana siguiente acudió a ver a Grimal y lo convenció que le cediese el muchacho, pagándole e invitándole a vino. Por la noche, de la alegría que tenía, Grimal había bebido tanto que cayó al río de bruces y se ahogó.

Durante el tiempo que estuvo junto a Baldini, Grenouille aprendió el arte de la destilación, que le fascinó. También creó nuevos aromas que colocaron al viejo perfumista de nuevo en la cumbre del oficio; y la tienda, anteriormente casi siempre vacía, estaba repleta casi todo el día. Baldini casi había conseguido su meta de llegar hasta el mismísimo rey cuando Grenouille, tras comprender su fracaso al intentar destilar vidrio (entre otras cosas que para él olían bien) cayó gravemente enfermo.

Su cuerpo se llenó de repugnantes bolas de pus supurantes y estuvo en cama durante mucho tiempo. Baldini (que se las había apañado para que Grenouille creara los aromas delante de él, y así poder ir copiando las fórmulas) intentó sonsacarle aquella noche todas las ideas que pudiese tener para nuevos perfumes. Sin embargo, era inútil, y Baldini pensó que ya había muerto cuando el niño le preguntó si había otras formas de absorber la fragancia de las cosas. Su respuesta fue positiva, indicándole además dónde: en la ciudad de Grasse. Entonces, contra todo pronóstico, Grenouille comenzó a mejorar hasta recuperarse por completo.

Al tiempo de mejorarse consiguió que Baldini le otorgase el título oficial de artesano, y con esto, marcharse de París. Antes de marcharse el perfumista le instó a hacer un juramento: no podía repetir ninguna de las fragancias que había hecho para él, no podía volver a París mientras él viviese y no podía mencionar a nadie su juramento. Grenouille lo juró sin preocuparse pues tenía aún millones de ideas para nuevos perfumes, no tenía intención de volver a París (ya no tenía secretos para él) y tampoco era muy sociable.

Aquella misma noche, la primera desde que Grenouille trabajaba para él, Baldini se acostó relajado y durmió plácidamente. Desgraciadamente, y sin motivo alguno, el puente donde estaba situada su casa se derrumbó, tragándose únicamente su casa con toda su riqueza. Las únicas víctimas fueron él y su mujer.

Al comienzo de su viaje hacia el sur, el aroma del campo embaucó a Grenouille de tal manera que acabó evitando a toda costa a los seres humanos (cuyo olor era repugnante) y por ello, viajando de noche. Su intento de esquivar a los hombres lo llevó hasta el volcán Plomo du Cantal.

En la cima olió y olió, pero apenas podía creérselo: no había ningún ser humano en millas a la redonda. Se sentía liberado, como el rey del mundo. En la montaña encontró una cueva y, cerca de ella, un pequeño manantial. Vivió allí durante siete años, alimentándose de animalillos. Su verdadero entretenimiento eran sus fantasías, acurrucado en la caverna, donde era señor de un gran castillo púrpura y unos sirvientes incorpóreos siempre lo mantenían complacido.

Fue una pesadilla lo que le impulsó a escapar de su refugio en las montañas. En su pesadilla unas garras de tinieblas lo asfixiaban, y esas tinieblas eran su propio olor. Al despertarse sobresaltado, se olió a sí mismo por todas partes. Al no notar nada pensó que la razón era el estar acostumbrado a su olor, por no separarse nunca de él. Pero no tardó mucho en darse cuenta que no era que no notase su olor, era que no despedía aroma corporal alguno. Al darse cuenta, con serenidad, recogió su manta y emprendió el viaje de nuevo hacia Grasse.

Llegó a una ciudad en la que un marqués llamado Taillade-Espinasse le acogió con la intención de usarlo como prueba de su teoría. El hombre pensaba que había un fluido letal que despedía la tierra y que afectaba a todo lo que estaba cerca del suelo. Por esto morían las flores que se marchitaban hacia abajo o los ancianos al encorvarse.

El marqués le sometió al tratamiento de una máquina que expedía aire al parecer libre de ese fluido letal y a los cinco días le vistió con ropa limpia y nueva y le maquilló. Grenouille no parecía el mismo, aunque sabía que el tratamiento del aire no había servido para nada. En realidad estaba sano, y no había cambiado nada excepto su aspecto. Le siguió el juego al marqués el tiempo suficiente para que le dejasen entrar en una perfumería y trabajar en el taller una tarde.

Aquella tarde confeccionó un perfume que pareciese humano. Al principio mezcló cosas como excrementos, pero luego le dio un toque agradable. Así ya olía como un ser humano, como los demás, podía infiltrarse entre ellos, engañarlos y embaucarlos.

Una mañana se escaqueó de la casa del marqués y reemprendió su camino a Grasse. Mientras tanto, Taillade-Espinasse, convencido de su teoría, marchó a una gran montaña con intención de respirar el aire puro de la cima. Nunca regresó y no se encontró su cadáver.

Llegó a Grasse, perfectamente camuflado como una persona normal gracias a su perfume, y encontró trabajo en la perfumería de la viuda Arnulfi. Allí siguió las órdenes de su primer oficial, Druot.

Un día, al volver de hacer unos recados, pasó por una casa y allí captó un aroma maravilloso. Se acercó y se asomó, se trataba de una muchacha pelirroja. Sin embargo, aún era apenas una niña y su fragancia estaba aún por desarrollarse en todo su potencial. Tardaría uno o dos años.

Durante este tiempo, mientras urdía su plan, Grenouille aprendió la técnica de la grasa para obtener el aroma. Su magnífico olfato le permitía controlar cuándo el fuego era demasiado fuerte, cuándo había que retirar ya las flores, etc. Druot acabó por darle mayor libertad y ya sólo se pasaba por la casa para darle sus favores a madame Arnulfi. Aprovechando su libertad, Grenouille hacía experimentos, con la intención de perfeccionar su técnica. Probó con un pomo enrojecido y demás objetos antes de pasar a animales. Aunque no le satisfizo demasiado el resultado del aroma de un cachorrillo de perro, iba progresando. Pero sabía que para que la fragancia no se estropeara, porque el animal se moviese o se orinase del terror, debían estar muertos.

Entonces, en la ciudad de Grasse, se extendió el terror. Poco a poco fueron apareciendo muchachas muertas, todas jóvenes púberes y hermosas. A pesar de todas las medidas que se tomaron en defensa del asesino, llegaron a morir 24 chicas. Para sorpresa de todos, ninguna había sido violada, aunque siempre aparecían desnudas y con el pelo rapado.

De pronto los asesinatos cedieron. Al parecer el poco escrupuloso asesino se había marchado a Grenouble para continuar su tarea, y la gente de Grasse se sintió más tranquila.

Antoine Richis, el Segundo Cónsul de Grasse, no se fiaba. Su hija, pelirroja y ya casi una mujer, era la más hermosa de todas. Incluso él mismo se embelesaba al mirarla. La fama de Laure Richis se extendía y su padre sospechaba que el asesino, que parecía ser un coleccionista de lindas muchachas, culminaría su obra con ella. Eso era verdad, pero su plan salió mal.

Una noche, tras despertarse a causa de una pesadilla en la que Laure aparecía muerta y violada, sin pelo y desnuda, urdió un plan para que el asesino no llegase hasta ella. Fingiría marchar a Grenouble (donde al parecer estaba ahora el asesino), pero luego cambiaría de dirección y ocultaría a Laure en un convento de monjes hábiles con la espada. Luego marcharía a la ciudad y prepararía el matrimonio de ella con el hijo del conde de Bouyon, exigiendo que el matrimonio fuese en sólo 10 días y que se consumase ese mismo día. Si el asesino quería a una jovencita, para cuando encontrase a Laure, ésta ya sería una mujer.

Sin embargo, en cuanto estuvo demasiado lejos, con su magnífico olfato Grenouille notó que Laure no estaba en la ciudad. Temiendo que alguien hubiese robado su fragancia antes que él, preparó sus cosas y marchó en su búsqueda. Primero preguntó efusivamente a un oficial, que le señaló que Richis se había marchado hacia el norte. Pero su olfato le indicaba el sur.

Obviamente se fió de su olfato, y llegó a la posada dos horas antes que la comitiva de Richis. Se hizo pasar por curtidor y pidió que le dejasen pernoctar en la posada.

Una vez instalados, precisamente aquella noche, Richis cayó dormido profundamente, sin sueños ni cualquier otro pensamiento. Durmió apaciblemente por primera vez en mucho tiempo.

Aquello sirvió de ventaja para Grenouille. Laure estaba menos protegida en aquella posada. Subió tranquilamente por la escalera y entró por la ventana. Sin ningún escrúpulo, con un machete, le golpeó en la nuca y Laure murió en el acto. Le rasgó la ropa para llevársela y le rapó sus rizos pelirrojos. Luego procedió a envolverla en la grasa por completo. Seis horas más tarde, Grenouille se marchaba satisfecho. A las siete de la mañana Richis descubrió el cadáver de su hija.

El terror volvió a recorrer toda la comarca de Grasse. Ni el Segundo Cónsul había sido capaz de salvar a su hija. Pero el oficial al que Grenouille había preguntado la dirección de Richis, al verlo de nuevo lo reconoció.

En diez días apresaron a Grenouille, con una población furiosa intentando tirar abajo el edificio en el que se encontraba encerrado. Como pruebas habían encontrado los cabellos y la ropa de Laura en su cabaña, y al desenterrar, encontraron también lo de las otras 24 víctimas. Además, él confesó sin escrúpulos que lo había hecho. Le sometieron a todo tipo de tortura, pero no consiguieron sacarle el motivo. Solamente decía que «las necesitaba».

El día de su ejecución acudió mucha gente, como si aquello fuese una festividad, desde por la mañana incluso, para conseguir buen sitio. Todos se arreglaron con sus mejores trajes, nadie quería perderse el espectáculo.

Entonces, a la hora convenida, llegó Grenouille. Todo el mundo estaba deseando volver a ver el criminal que un día les habían mostrado por la ventana para calmarlos, aquel hombre insignificante…

Su llegada no parecía la de un asesino. Al parecer, por motivos de seguridad, para que no le asesinasen antes de lo debido, venía en un carruaje de caballos con cochero y lacayos. Y siempre lo normal había sido acudir a pie o con un carro de burros.

Cuando subió al cadalso todo el mundo enmudeció. Estaba vestido con ropa limpia y elegante, y de repente, a todos se les antojó que era hermoso y que esa persona no podía ser un asesino. Y si lo era, Dios le perdonaba, porque de repente, todos le amaban.

Llegó un momento en el que la multitud no pudo controlarse y se desató el amor que le tenían, juntándose las diez mil personas allí presentes en una grandísima orgía. Al tiempo, Grenouille vivía de nuevo la pesadilla que lo había impulsado a salir de la caverna: unas tinieblas le asfixiaban y se le nublaba la vista. Con su deseo de que le adorasen no se dio cuenta de que había atraído el amor de los seres humanos a los que tanto odiaba él. Y no podía decir que les odiaba, porque no le escucharían, porque le amaban y le adoraban. Todo se volvió negro justo cuando le alcanzaba Richis, que tampoco le odiaba.

Despertó en la cama de Laure Richis, con su padre velándole. Al descubrirle despierto, Antoine Richis le pidió que fuese su hijo, ahora que había perdido a su hija. Grenouille aceptó sin una palabra y fingió quedarse dormido. Aún embelesado, Richis esperó a estar seguro de que se hubiese dormido y salió para dejarlo tranquilo.

Grenouille se escabulló antes de que nadie se diese cuenta, y emprendió su regresó a París. Si no se conocía a sí mismo, porque no conocía su olor, nada valía la pena. El perfume que había creado con los aromas de Laure Richis y las otras 24 chicas le había servido para encandilar a diez mil personas, y sólo había usado una gota. Había conseguido lo que quería, su pesadilla. Y ya no quería eso, no quería que le amasen los humanos.

En Grasse decidieron acallar lo que había pasado en la plaza aquella tarde, aquella repulsiva fiesta. Con el tiempo apresaron a Druot, después de todo era su cabaña donde habían encontrado las ropas de las jóvenes asesinadas. Cuando le torturaron acabó por confesar todo e incluso pidió ejecución rápida. Y así se hizo.

Grenouille llegó a París y se dirigió al cementerio. Allí se infiltró entre los maleantes y sacó su frasco, que fue lo que más adelante recordarían ellos. Entonces se roció con el perfume en el lugar más maloliente de París. De pronto a todos les invadió la sensación de que aquel hombrecillo era un ángel, y todos querían un pedazo de él. Se abalanzaron sobre Grenouille e intentaron arrancarle la piel a mordiscos; al ser demasiado duras sacaron los puñales. Se le repartieron entre las aproximadamente treinta personas que había allí y después, cada uno devoró su trozo. Tras el acto de canibalismo sintieron algo de vergüenza, porque nunca habían llegado a ese extremo; pero luego se dieron cuenta de que lo habían hecho por amor.

RELACIÓN CON LA PSICOLOGÍA

La historia de Jean-Baptiste Grenouille tiene relación con la psicología en diferentes aspectos:
En principio con el psicoanálisis. En algún momento de la historia se dice que Grenouille no está loco, está completamente cuerdo. Esto me lleva a pensar que si no está loco, no se trata de un mal funcionamiento mental como una psicosis (psicología clínica), se trata entonces de un psicópata. Simplemente quiere cumplir el deseo que su ello tiene: realizar el más maravilloso perfume del mundo. Sin embargo el ego le prohíbe hacerlo sin más. Urde un plan y lo hace sin ser descubierto, para que no le impidan llevar a cabo sus deseos. Pero su superyó está poco desarrollado, incluso nada, por lo que no tiene escrúpulos a la hora de asesinar y luego ni se arrepiente; incluso lo confesa sin problemas una vez arrestado.

Luego está la influencia del medio sobre él (psicología social). Esto se ve en unas reflexiones a lo largo del libro. Desde pequeño su vida ha sido difícil: su madre casi lo mata, madame Gaillard era estricta, Grimal lo machacaba a trabajo, todas las enfermedades que ha sufrido… también su estancia con el marqués Taillade-Espinasse afianzó su habilidad a la hora de mentir. Las malas experiencias le han hecho desarrollar un gran odio hacia todos los humanos y también soportar infortunios. Su olfato único le hizo sentirse superior, como si en realidad él no fuese humano.

 

OPINIÓN RAZONADA DE LA OBRA

El libro me ha gustado mucho, me ha parecido muy interesante.

Por un lado me ha llamado la atención que Grenouille no oliese a nada. No era que él no notase su olor dado que estaba acostumbrado a él, realmente no olía a nada, porque nadie más lo notaba, como la nodriza Jeanne Bussie o simplemente cuando pasaba completamente desapercibido, que parecía que fuese un fantasma.

Por otro lado, los efectos del perfume. Para nada esperaba que se formase una gran orgía. Me esperaba llantos de gloria, incluso cánticos, pero no eso. Supongo que es por eso que decía que el olor era lo más importante, lo que realmente desataba los sentimientos.

Y esto me lleva a los maleantes que llegaron a devorarlo. El perfume les nubla tanto que se vuelven locos y le matan, pero luego no se arrepienten. Si le amaban ¿no deberían arrepentirse de haberlo hecho desaparecer? No, el efecto del aroma es tal que creen que es lo que deben hacer, precisamente, lo que Grenouille quiere.

La forma de suicidarse de Grenouille también me ha llamado la atención. Al echarse el perfume por completo encima atrapó en su aura a treinta personas. Aunque no lo describe, supongo que serían como las garras de las tinieblas. No lo consigo entender, aquella era su terrible pesadilla, de la que huía, y sin embargo decide morir así. ¿No habría sido más fácil volver a la caverna hasta morir por congelación o hambre? Creo que no lo hizo porque sin su propio olor se sentía tan vacío que no quería ni paz, simplemente morir.

La edición del libro que he leído yo tiene 250 páginas aproximadamente. A lo largo de todas ellas el diálogo es escaso, abunda la descripción y los párrafos largos y explicativos. Sin embargo no me ha resultado aburrido, aunque a veces sí que quería que pasasen ya las explicaciones para saber qué pasaba.

El conjunto de todos los detalles y algo tan hermoso como puede ser el olor, el perfume (pero que tal vez no apreciamos tanto porque nos guiamos más por la vista, el oído e incluso el tacto) hace que la obra en su totalidad resulte muy interesante y agradable de leer.

                                                                                  Isabel Alonso Ibáñez

 

Trabajo original