Los bomberos son héroes que cada día se juegan el tipo para salvar los bienes, la vida y el bienestar de todos los ciudadanos de Santander y, en definitiva, de todos los cantabros, en caso de incendio, accidente, o cualquier motivo que implique inseguridad para los bienes o las personas que se vean afectados.
Estos 130 profesionales disponen de unas instalaciones un tanto reducidas, no obstante ya se está poniendo solución con el proceso de construcción del nuevo parque de bomberos. Estará situado en Camarreal, Ojáiz, a siete kilómetros de las playas de El Sardinero y a cinco del Ayuntamiento de Santander, con salida directa a la autovía, ronda de la Bahía (S-30) y a pocos metros de los enlaces con la de El Sardinero (S-20) y la Autovía Santander–Torrelavega, con lo que, a parte de poder atender de forma rápida los sucesos que ocurran en el municipio de Santander, podrá intervenir de forma inmediata en otras localidades.
El parque de bomberos municipales de Santander realizó en 2006 aproximadamente unas 3.600 salidas, de las cuales algo más de un centenar se llevaron a cabo en otros municipios de la región, especialmente Camargo, que carece de un parque de bomberos aún teniendo obligación de tenerlo por Ley, ya que tiene censados más de 20.000 habitantes. Del resto de salidas llevadas a cabo en Santander casi la mitad fueron para salvamentos y rescates, algo más de 700 por incendios y el resto motivadas por apertura de puertas, temporales y servicios varios.
En cuanto al material del que disponen en éste parque podemos decir que tienen material bastante moderno, compuesto por cuatro autobombas (BUP), una autoescala (AEA) capaz de alcanzar una altura máxima de 30 metros, el equivalente a 10 pisos, un brazo articulado que llega hasta un décimo piso, dos autobombas nodrizas (BNP) con cisternas de 8.000 y 9.000 litros de agua respectivamente, tres todoterrenos para mando, jefatura y transporte de personal, una furgoneta de transporte de personal, un camión con grúa para el transporte de materiales y asistencias y un total de 12 remolques varios, entre los que destacan: uno con material para evitar riesgo químico, otro con un motor y una grúa o cabrestante para rescate en costa y otros para transporte de material, achiques y para mangaje.
La historia del cuerpo municipal de bomberos de Santander se remonta al siglo XVII, fecha en la que, en los días de viento Sur, dos guardias se quedaban en vela, con calderos de agua preparados por si ocurría algún incendio. Más tarde, el Ayuntamiento de Santander dejó fijos a esos guardias, sólo para la seguridad contra incendios, creándose el primer parque y el primer reglamento en el siglo XVIII.
En el siglo XIX los bomberos de Santander habían aumentado en efectivos, material y dedicación hasta la explosión del carguero Cabo Machichaco a finales de ese siglo, falleciendo todos los bomberos y unas 500 personas de los alrededores; este acontecimiento provocó que un grupo de personas de forma desinteresada formara el Real Cuerpo de Bomberos voluntarios de Santander, aun existente en la actualidad y con sede en la plaza de Numancia. A partir de ahí se volvió a crear el cuerpo municipal de bomberos de Santander hasta la actualidad con sede en Cajo desde la década de los 50, aunque les esperan nuevos retos, espero no tan graves como el Cabo Machichaco o el incendio de febrero de 1941 que, avivado por el viento Sur, destruyó durante tres días todo el centro de Santander, incluyendo la catedral, salvándose sólo el actual edificio de Correos y el Cabildo de Arriba.
Los bomberos de Santander son profesionales y personal funcionario, dependientes del Ayuntamiento de Santander, que en esta legislatura les ha proporcionado una gran renovación del material, la construcción de un parque nuevo y la introducción de 40 nuevos bomberos en el Cuerpo que, para llegar allí, han tenido que pasar unas pruebas físicas y teóricas muy duras. Actualmente los bomberos de Santander trabajan en cinco turnos de 26 bomberos por turno de 24 horas seguidas por 96 de descanso bien merecidas por haber estado velando por la seguridad de Santander, en particular, y Cantabria, en general.
Desde estas líneas que he escrito les doy las gracias a todos ellos porque son nuestros ángeles de la guarda.