El director británico Alfred Hitchcock comenzó su exitosa andadura en Hollywood con ‘Rebecca’, una película cargada de intriga y misterio. Toda la trama gira en torno al recuerdo de Rebeca de Winter y a su extraña muerte. La historia se basa en la novela original de Daphne du Maurier y cuenta con los actores Joan Fontaine y Laurence Olivier, recién llegado a la meca del cine.
La historia comienza con la descripción de un sueño, narrado por voz en off, sobre Manderlay, la gran mansión del señor De Winter. Según el sueño, todo sigue igual, excepto la naturaleza, más exuberante, más poderosa aún que antes.
El señor De Winter (Laurence Olivier), un hombre apuesto, se asoma a un precipicio y parece tener la intención de tirarse cuando le interrumpe una jovencita (Joan Fontaine), pidiéndole que no lo haga. Él se muestra indiferente, dejando clara que aunque lo hubiese parecido, suicidarse no había sido su intención.
Cuando se vuelven a ver es en el casino de Montecarlo. Ella está con su jefa, la señora Hopper, que le presenta como un viudo completamente abatido por la muerte de su esposa Rebecca, hace un año aproximadamente, ahogada. En una breve charla, Maxim, que así se llama el señor De Winter, parece dejar en su lugar a la altiva señora Hopper con sus contestaciones y parece más interesado en la joven.
A la mañana siguiente, la muchacha baja a desayunar sola y se encuentra con Maxim, que le pregunta por su soledad. Ella le cuenta que la señora Hopper está resfriada. Mientras tanto, se traslada a su mesa porque Maxim la invita a desayunar con él y le cuenta que es la dama de compañía de la señora Hopper. Por como habla deja claro que no le gusta, pero necesita el trabajo.
Cuando vuelven a encontrarse, ella (su nombre no aparece en toda la película, ni en el libro en el que está basada) se dirigía a tomar unas clases de tenis, pero Maxim le ofrece dar un paseo juntos y ella accede. Así, a lo largo del resfriado de la señora Hopper, Maxim y la joven se van conociendo y parece surgir algo entre ellos, más visible en ella.
Un día, al regresar de una de sus citas con Maxim, la señora Hopper le comunica que ha recibido noticias de su hija, se va a casar por lo que deben acudir a Nueva York cuando antes. Ella, angustiada, trata de hablar con el señor de Winter, pero al parecer ha salido y no está localizable. Mientras recoge su equipaje ella sólo piensa en despedirse. Cuando logra escabullirse de la señora Hopper una vez más, le dicen en recepción que Maxim ya ha vuelto y corre para verle. En su habitación le cuenta lo sucedido y que, por lo menos, quería despedirse. Entonces él le pregunta que qué prefiere: ir a Nueva York con su jefa o a Manderlay con él, su gran casa familiar. Ella no lo entiende y él se lo esclarece: le está pidiendo matrimonio. Al principio queda aturdida, pero acepta.
Entonces Maxim llama a recepción y pide que llamen a la señora Hopper para que suba. Cuando llega, la joven está medio escondida detrás de una puerta y no la ve. Sin embargo, cuando Maxim le comunica que se va a casar, y hace que salga de su escondite, presentándola ya como futura señora de Winter, la orgullosa señora queda sorprendida. En el momento en el que Maxim se ausenta, la señora Hopper aprovecha para acusar a su ex dama de compañía de espabilada, por lograr la atención de alguien de la talla del señor De Winter, pero también la hace sentir mal, diciéndole que jamás estará a la altura de ser una señora digna de Manderlay.
A pesar de sus palabras, la pareja se casa precipitadamente pero con mucha ilusión. De hecho, salen tan emocionados de la boda que se olvidan los papeles, que les entregan los notarios por la ventana.
Tras la luna de miel acuden a Manderlay, donde les recibe todo el servicio en formación, al parecer, siguiendo las órdenes de la ama de llaves, la señora Danvers. Ésta parece muy rígida y siniestra, sobre todo con la nueva señora De Winter. Cuando la joven se encuentra en su nueva habitación parece encantada, pero la señora Danvers le dice que la mejor alcoba de la casa es la de la difunta Rebecca, que ha permanecido intacta desde su muerte, ya no se usa. También le dice que llegó a la casa al tiempo que la primera señora De Winter.
A la mañana siguiente conoce a Frank Crolley, que lleva los asuntos de Maxim. Éste llega para animar a la muchacha a tomar el desayuno y conocer su nueva casa. También le anuncia que su hermana Beatriz y su marido van a ir a comer. Según él, Beatriz es muy sincera y le dirá abiertamente si no es de su agrado.
Cuando ha desayunado todo en el ostentoso salón, al salir, tropieza, y el criado se acerca para evitar que se caiga. Sin embargo ella logra mantener el equilibrio y da las gracias. Parece incómoda por la atención que le dan, la excesiva actitud servicial. Al salir va al gabinete, como le han dicho que solía hacer Rebecca, para ocuparse de las cartas. Allí ve los cuadernos de la difunta, con la R grabada que se ve por toda la casa en la mantelería, etc.
Al sonar el teléfono se asusta, pero decide contestar, aunque tímidamente. Confusa, cuando la preguntan por la señora De Winter, dice que ha debido equivocarse, pues ella murió hace un año. Aún no se hace a la idea de ser la nueva señora de Winter.
Más la asusta la señora Danvers cuando aparece por la puerta. Ésta se dirige a ella para preguntarle si está de acuerdo con el menú preparado para la comida con la hermana del señor De Winter. Se muestra conforme, pero entonces la ama de llaves le hace notar que no hay salsas y dice que esto es porque la difunta era muy estricta en ese sentido. Cohibida, la joven le dice que ponga las salsas que hubiese ordenado Rebecca.
Se queda de nuevo sola y al abrir un cuaderno, accidentalmente, empuja una estatuilla que cae al suelo y se rompe en pedazos. Asustada, coge los pedazos, los guarda en un cajón y los tapa con papeles.
Pronto conoce a Beatriz y a su marido, Gils. Ella automáticamente dice que no es lo que esperaba, pero enseguida, más amistosa, le pregunta qué tal le va con la señora Danvers. Con la intención de quedarse a solas con la joven para hablar tranquila, se las apaña para que su marido se marche. Una vez solas, Beatriz le dice que no se preocupe por la señora Danvers, pero que es normal que no le agrade la nueva esposa de Maxim, pues adoraba a Rebecca.
Durante la comida Gils intenta saber más sobre la señora De Winter, pero cuando conoce que ella no sabe navegar se le escapa «que es una suerte». Todos se giran asustados hacia Maxim, que parece incómodo.
Antes de marcharse, Beatriz vuelve a hablar a solas con la joven y le dice que no se preocupe por Maxim, que es complicado conocerle, pero que parece muy cambiado desde que se casó con ella. También la felicita, porque ven a Maxim muy feliz, después de lo preocupados que habían estado tras la muerte de Rebecca.
Cuando se han ido, la pareja marcha de paseo con el perrito de la casa, Jasper. Sin embargo hay un momento en el que el perro se escapa, y aunque Maxim le dice que no le siga, ella va detrás de él a buscarlo. Pasa entre rocas donde las olas golpean fuerte, que hacen evocar la muerte de Rebecca. Al final llega a una cabaña y abre un hombre, Ben, que parece tímido. Como no se atreve, la joven acaba entrando en la cabaña para coger una cuerda para atar a Jasper y se da cuenta de que está llena de pertenencias de Rebecca. Antes de irse, Ben le dice que Rebecca se marchó y no volverá, con lo que la joven, incómoda, se muestra de acuerdo: no volverá nunca.
Al reencontrarse con Maxim ve que está enfadado por ir allí, cuando él no quería, pero se reconcilian. Sin embargo, el pañuelo que le da a ella para secarse las lágrimas la incomoda: tiene una R cosida.
En la casa la muchacha se presta a ayudar a Crolley, y le pregunta por la cabaña de la playa. Él le cuenta que Ben es inofensivo y que allí al lado se anclaba el balandro de Rebecca, el mismo en el que ella se ahogó. Le contó también que el cuerpo se perdió y apareció bastante lejos y Maxim tuvo que ir a reconocer el cadáver.
Una noche, Maxim y su esposa van a ver las películas de su luna de miel. Él se sorprende del aspecto de ella, se ha puesto un vestido elegante y peinado más refinadamente. Pero para desilusión de ella, Maxim no le presta excesiva atención a su aspecto.
Hay un momento en el que el reproductor se estropea. Cuando Maxim está intentando arreglarlo llega un criado para comentarle que hay un problema con la señora Danvers y Robert, otro criado, al que la ama de llaves acusa de robar un objeto del gabinete. Avergonzada, le cuenta a Maxim que ella ha roto el cupido, pero le dice que olvidó decírselo. Él la riñe por tenerle miedo a la señora Danvers, a lo que ella responde que es agobiante tener tanta atención sobre lo que hace, pero que intenta mejorar cada día. Angustiada, dice que tal vez él se ha casado con ella para que no murmurasen sobre ella. Él, algo molesto, dice que tal vez no deberían haberse casado porque él no es fácil de tratar. Aún más apenada, llega a creer que si no son felices tal vez debería marcharse. Pero al final acaban los videos.
Al día siguiente Maxim se ha ido a Londres para tratar unos asuntos y en su nota explica que estará fuera unas horas. Desde su ventana ve que alguien cierra una ventana en el ala oeste, lo que le llama la atención, pues supuestamente esa habitación no se usa desde el fallecimiento de Rebecca.
Al bajar oye una conversación entre la señora Danvers y un tal señor Jack, que sale a hurtadillas. Pero en su salida, se encuentra con ella, se presenta como el señor Fabel y le dice que es mejor que no le mencione nada de su visita a Maxim. Justo antes de marcharse le dice que él era primo de Rebecca.
De vuelta a su habitación, acaba por atreverse a entrar en la habitación del ala oeste, donde es sorprendida por la señora Danvers. Una vez allí, la ama de llaves va enseñándole la habitación, le cuenta que todas las noches le cepillaba el pelo a Rebecca, una bolsa que le bordó ella misma y otros detalles. La joven no puede dejar de apreciar lo ostentosa que es la habitación. Incómoda, se marcha aprovechando un momento en el que la señora Danvers se ha dado la vuelta.
Tras eso va al gabinete y atormentada por los objetos de la difunta manda llamar a la señora Danvers y le pide que retire todas las cosas de Rebecca, recalcando que ella es la señora De Winter ahora.
Justo en ese momento vuelve Maxim y se reencuentran cariñosamente. Entonces ella le pide que celebren un baile de disfraces y él acaba por acceder, comprometiéndose ella a prepararlo todo y diseñar su propio traje.
Cuando está realizando sus bocetos aparece la señora Danvers con dibujos que ella ha tirado. Entonces la ama de llaves le ofrece sacar alguna idea de los cuadros de familia, de hecho, le indica el retrato de una dama, al parece una antepasada, Carolina de Winter.
El día del baile, la joven baja orgullosa con su vestido, pero Maxim, Beatriz y Gils reaccionan disgustados, sobre todo Maxim. Entonces se da cuenta de que la señora Danvers la ha engañado y que en realidad era un retrato de Rebecca. Llorando marcha a cambiarse a su habitación. Entonces acude a la habitación de la difunta. Allí aparece de nuevo la señora Danvers que la critica y la acusa de intentar sustituir a Rebecca, pero eso es imposible. Dice también que Maxim no la ama, sino que solamente añora a Rebecca. Entonces se asoma a la ventana entre lágrimas y la señora Danvers con sus palabras instiga a la joven a tirarse, a suicidarse.
Sin embargo, no lo logra, porque unos cohetes estallan en el cielo. Asustada, va a la playa, buscando a Maxim. Pero antes se encuentra con Crolley, que le cuenta que se ha hundido un barco, pero que en su casco han encontrado el balandro de Rebecca. Apenada, porque sabe que resultará duro para Maxim, le acaba por encontrar en la cabaña de la playa y le pide perdón por lo del vestido, a lo que él resta importancia. Pero aún así se muestra pesimista, diciendo que no tienen futuro, que Rebecca les ha vencido y separado. Entonces Maxim le cuenta que en el balandro han encontrado un cadáver, el de Rebecca y que el cadáver que él tuvo que reconocer es en realidad el de una desconocida. Le cuenta también que sabía que el cadáver de Rebecca se encontraba en el balandro porque él lo había puesto allí. Al final le explica toda su historia. En realidad odiaba a Rebecca. Ella fingía ser la mujer perfecta pero no se amaban, Rebecca era insensible al amor, a la decencia. Aquella noche él la había descubierto esperando en la cabaña a una de sus aventuras, exactamente a su primo Jack. Ella lo provocó, diciéndole que estaba embarazada de otro, por lo que el heredero de Manderlay sería un niño que no llevaba su sangre. Pero entonces tropezó, se golpeó en la cabeza y murió. Un accidente, pero asustado, la metió en el balandro y lo hundió, escapando en el bote salvavidas.
A pesar de todo, la señora De Winter se muestra comprensiva con su marido, ya que fue un accidente. Pero él sigue pesimista, afirmando que nadie le creería. Les interrumpe el teléfono, Crolley llama para avisar que el coronel espera a Maxim.
Al día siguiente Maxim acude y reconoce el verdadero cadáver de Rebecca, por lo que ha de reabrirse el caso.
En las testificaciones, un experto en barcos comenta que había elementos en el barco, como agujeros en el casco, que indicaban que el hundimiento del balandro no fue accidental, sino provocado. Cuando preguntan a Maxim si él podía ser el responsable o si tenía idea de que tuviese intención de suicidarse, él está a punto de perder el control, pero le interrumpe su esposa, al desmayarse allí mismo.
Entonces aparece el primo de Rebecca acusando a Maxim de asesinato, con una nota de Rebecca que según él no era la nota de alguien dispuesto a suicidarse. Decía que seguramente, al saber que estaba embarazada, él la habría matado.
Surge el hecho de que ese mismo día Rebecca había estado en el médico en Londres, por lo que acuden a verlo para preguntarlo. El doctor no recuerda a nadie llamado Rebecca, pero al revisar su cuaderno ve que en aquella fecha tuvo una consulta con una chica que se había hecho llamar señora Danvers. Sin embargo para su sorpresa, el doctor les cuenta que aunque Rebecca pensaba que estaba embarazada, en realidad padecía de cáncer. Lo recordaba porque al decirle que le quedaban unos tres meses de vida ella contesto “No doctor, no será tan largo”.
De ese modo Maxim comprende el juego de Rebecca: ella, sabiendo que iba a morir, quiso vengarse de por vida de él provocándole para que la asesinase. Además, el diagnóstico de cáncer contempla el motivo del suicidio y libra a Maxim de sospechas.
Pero antes de volver a Manderlay, Jack telefonea a la señora Danvers y le cuenta lo sucedido, Rebecca tenía cáncer, les había engañado a todos. Sin embargo, cuando están volviendo Maxim y Crolley de Londres ven una luz procedente de la casa, pero aún es temprano para el amanecer. Maderlay está en llamas. Asustados, aceleran para llegas cuanto antes y durante unos instantes se cree que su esposa ha muerto en el incendio. Afortunadamente no es así, se reencuentran y se abrazan, emocionados.
Ella le cuenta a Maxim que la señora Danvers se ha vuelto loca y ella ha prendido fuego la casa; no soportaba la idea de verlos felices allí, que se suponía que era el hogar de Rebecca, donde todos sus recuerdos debían seguir latentes.
A través de los ventanales se ve a la ama de llaves en la alcoba de su querida Rebeca, muriendo quemada, junto con todos sus objetos y recuerdos.
Relación con la Psicología
La historia de Rebecca tiene relación con el psicoanálisis de cuatro modos:
- El primero es la continua sensación de competencia que siente la nueva señora De Winter.
Se siente agobiada porque sabe que todo el mundo, incluido su marido (o al menos eso cree ella) la comparan con la fallecida. No se siente a la altura de su esposo ni de su hogar y cree que jamás lo conseguirá. Esta sensación la mantiene en un comportamiento nervioso y en un intento de superarse a sí misma. Por este mismo motivo, la altura de Rebecca y la adoración de la señora Danvers la provoca temor y sensación de inadaptación e inaceptación. - En segundo lugar la actitud pesimista de Maxim. Él era el único que sabía quién era realmente Rebecca, aunque primero la había tenido por perfecta. Se había visto arrastrado por sus trucos y tras su muerte se había sentido asfixiado por la posibilidad de ser descubierto, aunque sólo fuese un accidente (lo que es cuestionable, puede ser que sí la matase realmente al perder el control).
- En tercer lugar la propia Rebecca. No se sabe exactamente cómo era realmente, pero por lo que se dice era orgullosa, altiva y sobre todo, engañosa. Daba una apariencia y era todo lo contrario. Su orgullo le llevó al punto de a pesar de morirse, querer vengarse de su marido de modo permanente, hasta el fin de sus días.
- Y por último la señora Danvers. No se sabe exactamente la relación que tenía con Rebecca. Se puede creer que como llegaron al tiempo a Manderlay, fuesen madre e hija, y que por esto mismo Rebecca utilizase el nombre de “señora Danvers” en la consulta de Londres. Por otro lado, la adoración que sentía hacia Rebecca puede dar a pensar una relación lésbica o, al menos, de amor platónico por parte de la señora Danvers.
Fuese lo que fuese, la tenía obsesionada hasta el punto de querer que sus recuerdos se perpetuasen a costa de la desgracia de otros.
Opinión personal
La película me ha encantado. Reconozco que cuando vi que era en blanco y negro y que además duraba dos horas, me agobié un poco pensando que iba a ser aburrida.
Al final resultó todo lo contrario: realmente interesante. El suspense durante toda la película hace que no te aburras en absoluto.
Con los acontecimientos acabas por aborrecer a Rebecca: empezando por los malos ratos que pasa la protagonista y acabando por el hecho de quién era realmente.
Hay dos detalles que me han llamado mucho. Uno es que el nombre de la protagonista no se conozca; lo estuve buscando en internet y desistí al ver que no aparecía si quiera en el libro en el que la película estaba basada. Otro es que la película le haya dado nombre a un tipo de chaqueta; al parecer esto solamente ha sucedido en España.
El personaje de la señora Danvers me ha llamado mucho la atención, el extremo de su obsesión es escalofriante.