Una alumna del instituto Santa Clara de Santander hace una reflexión sobre el verdadero significado del término ‘Respeto’. Para ello pone algunos ejemplos y asegura «estoy harto de este falso respeto. Pues me hace presuponer que quienes lo piden son unos hipócritas».

Respeto es dejar que grupos de jóvenes y no tan jóvenes vayan por la calle gritando lemas agresivos contra gente que no comparte sus ideas, aunque éstos no les hayan hecho nada.
Respeto es leer en los periódicos de tirada nacional cosas como que los manifestantes (dentro de éstos, que son muchos, sobre todo los estudiantes) en contra de la LOE proclaman el desarraigo que tienen hacia su patria, hasta tal punto que lo convierten en odio y anuncian que quemarán toda bandera española bicolor que vean.
Respeto es que se vendan, y utilicen camisetas con comentarios del estilo de “ACAB” (en inglés: Todos los policías son unos bastardos), “Yo no fui invitado a la boda real, pero lo pagué de mi bolsillo” o de otro palo como “Negros, Europa es blanca, volved a la selva”.
Respeto es permitir que se vaya por algún barrio y tener miedo de que te ataquen. Que veas día a día cómo éstos se llenan, no de inmigrantes, sino de bandas que por el hecho de ser diferente que ellos, debas aguantar, en el mejor de los casos, que te echen de “su vagón” del metro y, en el peor, que acabes con la navaja clavada en la espalda.
Respeto es temer, porque a otros tus libertades (como la libertad de información) no les parecen respetables. Y son esos mismos los que exigen tu respeto.

Si esto es el progreso… Dios me libre de verlo.

Estoy harto de éste falso respeto. Pues me hace presuponer que quienes lo piden son unos hipócritas.
¡Libertad! Piden a viva voz.
Pero ¿qué más quieren?. ¿Se contentarían con que desapareciera la religión? (ojo, sólo la católica, que de la musulmana aunque sea mil veces menos tolerante no se oyen quejas) ¿o también habría que destruir las iglesias y a mancillar el honor de cuantos creen en ella como antaño?.

Botas y tirantes, ostias en el bar. Siento decirlo pero me avergüenzo de esa joven sociedad rabiosa con causas falseadas, violenta e inmoral. Y esto de la mano de un gobierno permisivo, puesto que ningún régimen democrático permitiría que se hicieran manifestaciones en las cuales se consienta el ataque a los bienes públicos.
Como muy bien me han dicho… ”Esos se dedican a gritar, patear a la gente y a quemar papeleras”.
No todos son así, desde luego, pero sí un alarmante número de ellos.

Quise comprobar en mis propias carnes si tenían o no razón, esperaba que estuvieran equivocados, pero tuve que quitarme el sombrero, y en más de una ocasión.
Podría hablar de los nacional-socialistas, pero de éste tema se ha hablado tanto y tan extensamente que no merece la pena mencionarlos, habría que emplear más tiempo en analizar “el otro bando”, cosa que no se hace adecuadamente.
Las causas, dentro de lo que son las ideologías, no son malas; lo que me duelen son los medios por los que los llevan a cabo.
Yo también pido respeto. Y moderación, diálogo, diplomacia…
“Si, bueno, y yo también quiero la luna” me dicen algunos.

 

Trabajo original