En las calles de pueblos y ciudades existen monumentos que forman parte de la arquitectura urbana de tal manera, que hemos olvidado lo que representan. Es el caso de los monumentos de Santander. En este reportaje, cuatro alumnas del Santa Clara nos cuentan la historia de tres de estos monumentos: Concha Espina, José María Pereda y José del Río Sainz (Pick).
EL MONUMENTO DEDICADO A: CONCHA ESPINA
La insigne escritora doña Concha Espina una de las más legítimas glorias de las letras montañosas. Nació en la santanderina calle de Menéndez Núñez en el año 1869.
El año 1926 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura por su obra ALTAR MAYOR.
En 1928 viajó a los Estados Unidos invitada por varias universidades norteamericanas y ese mismo año fue presentada su candidatura al Premio Nobel.
Concha Espina, admirada y respetada por todos, fue nombrada Hija Predilecta de la ciudad de Santander y también , llevándose a cabo la idea propuesta por el eminente periodista don José del Río «Pick», se erigió en su honor el monumento situado en los jardines de Pereda, inaugurado por los Reyes de España en el verano de 1927.
La estatua sedente de la escritora está colocada en el centro de un banco cornisado abierto en ala que encierra un pequeño estanque surtido por dos artísticos caños.
El conjunto, que lleva la inscripción FUENTE DE CONCHA ESPINA, es obra del escultor don Victorio Macho (1887-1969) que particularmente no quedó satisfecho con el resultado aunque otros le consideran un monumento espléndido y una de las joyas artísticas que honran la ciudad de Santander.
EL MONUMENTO DEDICADO A: PEREDA
El monumento está formado por un gran bloque de piedra berroqueña levantado en lo que en aquel tiempo se llamaba «jardines del Muelle» y que desde entonces llevan el nombre de JARDINES DE PEREDA.
Se inauguró el año 1911, grabada en la piedra viene la dedicatoria A PEREDA LA MONTAÑA.
Es uno de los hijos mas preclaros de Santander. Aparece sentado en lo alto de la cumbre peñascosa. En sus años maduros y muy posiblemente por la arteriosclerosis que padecía hacía una vida muy sedentaria y jocosamente decía que iba a fundar la secta de los aquiescentes, cuyo único rito consistía en estarse todo el día sentados.
En el rocoso pedestal, encima de la dedicatoria, hay dos escudos de bronce: uno, de Santander y el otro, partido en cuarteles, de los blasones familiares de Pereda, los paternos de Polanco y los maternos de Comillas con las armas de ambos lugares.
Finalmente, los cinco altorrelieves en bronce inspirados en episodios de las obras más representativas del escritor: Peñas arriba, La leva, El sabor de la tierruca y La puchera completan uno de los más hermosos monumentos de Santander.
EL SABOR DE LA TIERRUCA
El pasaje del altorrelieve representa el encuentro del soñador y presumido.
Nisco con Catalina, la moza más apuesta y codiciada de Cumbrales.
LA PUCHERA
En el altorrelieve están representados Pilara y el Josco durante la siega en la que el enamorado mozo declaró su amor a la fornida acaldadora.
PEÑAS ARRIBA
Las figuras del altorrelieve representan a Marcelo y a Chisco, el episodio que, en su viaje desde Reinosa hacia Tablanca. Ligeramente separadas del grupo escultórico aparecen, labradas en piedra , las cabezas de dos osos que recuerdan la memorable y descomunal aventura de la cacería en la que participaron Marcelo, Chisco y Pito Salces junto con Canelo el perro de Chisco y la perruca faldera de Pito que fue la única víctima de la ferocidad de los osos.
En la parte alta del pedestal, hay una cruz de piedra en la que el escultor quiso simbolizar el santuario con la Virgen de las Nieves, ante la que Chisco rezó largamente con fervorosa sencillez.
SOTILEZA
El altorrelieve- cuyo boceto en escayola se conserva en el Museo Municipal de Bellas Artes- representa al Padre Apolinar con Sotileza y Andrés y los seis raqueros a los que el buen fraile trataba de enseñar la doctrina cristiana. Aquellos arrapiezos -que probablemente no sabían su propio nombre de pila – eran conocidos con los motes de Muergo, Surbia, Sula, Cole, Guarín, Toletes.
LA LEVA
El grupo escultórico integrado en el monumento representa la triste despedida de los reclutados aquel 25 de agosto de 1864, que iban destinados a la Escuadra del Pacífico mandada por el almirante don Casto Méndez Núñez.
EL MONUMENTO DEDICADO AL POETA: JOSÉ DEL RÍO SAINZ (PICK)
El tercero de los monumentos de los que vamos a hablar está situado este monumento en el Sardinero, entre la dársena del Camello y la Avenida de Reina Victoria.
La estatua del poeta del mar es obra del escultor José Villalobos y fue inaugurada en 1965.
La escultura describe a un marinero con un chaquetón de solapas, grandes botones, anchas mangas y unos pantalones metidos por las botas altas (de marinero).
Tiene la cabeza un poco inclinada hacia abajo y su pierna izquierda se encuentra un poco más atrás que la derecha. Su brazo izquierdo lo tiene estirado u en la mano sujeta un libro, en cambio su brazo derecho lo tiene doblado y sujeta una pipa.
Sus dos pies están colocados sobre una poyata y está sobre una piedra cúbica en el que se puede leer la inscripción:
JOSÉ DEL RÍO SAINZ. POETA DEL MAR 1964
ATENEO DE SANTANDER –
SOCIO DE HONOR REAL ACADEMIA ESPAÑOLA –
PREMIO FASTENRATH FNAPE –
PERIODISTA DE HONOR
Toda ella está rodeada por un parterre circular. Actualmente el monumento ha perdido parte de su primitivo aspecto, al encontrarse tan cerca del mar y estar expuesto a una fuerte erosión.
Una característica singular que hay que destacar es que se encuentra situada de espaldas a la mar algo muy significativo cirioso ya que la estatua representa a un poeta enamorado de la mar. No se sabe con solidez el por qué de esta situación, seguramente por la orientación del paseo.