‘Un paso por una sonrisa’ es el lema con el que el Colegio Santa María Micaela celebró el domingo 9 de mayo la decimotercera marcha en favor de los necesitados. Para los supersticiosos, una señal de que el número 13 es positivo. 13 años ayudando a los más necesitados en distintos proyectos en varios continentes, con la ayuda de personas que «patrocinan» nuestro caminar y nuestro esfuerzo.
El pasado domingo 9 de mayo, tuvimos una marcha un tanto especial. Era especial porque era una marcha a favor de los necesitados. Una marcha que lleva realizándose 13 años para obtener ayuda económica para proyectos de otros países que no tienen recursos. Los que caminamos, buscamos patrocinadores que a cambio de nuestro esfuerzo aporten una cantidad que se destinará al proyecto.
Este año nuestro fin era colaborar con un proyecto que las hermanas Adoratrices tienen en Chiclayo (Perú) en una casa donde tienen talleres de alfabetización, corte y confección, panadería… con un grupo de mujeres y niños en situación desfavorecida.
Fueron bastantes las personas que quisieron solidarizarse con la causa, contribuyendo con su esfuerzo y su dinero.
La marcha comenzó en el colegio sobre las diez de la mañana. Nos juntamos todos en el patio del colegio y nos colocamos formando un gran círculo para reflexionar sobre el fin de nuestra marcha, y hacer una breve oración para todo el día.
Comenzamos andando con muchas ganas, todo el tiempo el ambiente fue relajado y no hubo ninguna discusión. Andamos sin descanso hasta llegar a Corbán, allí hicimos una pequeña misa. Tras acabar la misa y recobrar el aliento nos pusimos en marcha otra vez, esta vez en dirección a San Juan de la Canal. Cuando llegamos a San Juan de la canal, lo primero que hicimos fue comer, ya que todos teníamos mucha hambre. Tras haber comido, muchos decidieron jugar a tirarse globos de agua, otros relajarse, y otros hablar con sus amigos y amigas.
Más tarde comenzarían unos juegos muy entretenidos que el MEL (grupo de tiempo libre del colegio que preparó la actividad) había organizado para nosotros. Primero un juego en el que había que explotar globos, luego carreras de sacos, más tarde carreras por parejas con una naranja en la frente, carreras con huevos y el pañuelito y el Bingo. Todos acabaron mojados, incluso los monitores, unos voluntariamente y otros no tanto.
Sobre las cinco y media recogimos todas las cosas que habíamos usado y nos pusimos rumbo al colegio otra vez. Durante la vuelta María, Amaia, Pablo, Bea, Iratxe y un grupo de colaboradores, nos animaron continuamente para volver al Colegio, ya que todos estábamos un poco fatigados. A la llegada todos estábamos cansados y muy agradecidos con los chicos del MEL que se habían tomado la modestia de preparar dicha marcha.