‘La paz llena de colores el mundo’ es el eslogan con el que el Centro Social Bellavista-Julio Blanco celebró el pasado 29 de enero el Día de la Paz. Hace ya tiempo que nuestro colegio celebra el Día Escolar de la No-violencia y la Paz, fundado en 1964 y conocido como Día Internacional de la No-violencia, que se celebra el 30 de enero, en el aniversario de la muerte del Mahatma Ghandi.

Este año, que tuvimos como eslogan «La Paz llena de colores el mundo«, reconocimos y trabajamos la Paz como un valor personal y una actitud ante los demás y ante el mundo.

Tomando como fondo de nuestro trabajo los colores del arco iris, y sirviendo éste como lugar donde colocar todos los pensamientos buenos, actitudes positivas a llevar a cabo, cada curso, desde Educación Infantil de tres años hasta 4º de Secundaria, fueron colocando sus buenas actitudes en nuestro arco iris y echaron a la papelera todos los pensamientos malos, negativos, bélicos, irrespetuosos, que fueron quemados para evitar que se vuelvan a repetir.
Se conjugaron valores como el compartir, ser agradecido, esfuerzo personal y satisfacción, escucha a los demás, tratar de no insultarse, no pegarse, tratar a todos por igual, independientemente de su procedencia, raza, cultura, sexo, etc. Esto se realizó en el tiempo de tutorías, en el que cada tutor, dependiendo de la edad del alumnado y del aspecto a trabajar desarrolló diferentes actividades.

Los mayores del colegio tenían que aportar su granito de arena a esta celebración y lo hicieron contando un cuento en el cual nos explicaban cómo puede vivirse la Paz, la que nos acerca a las personas que están a nuestro alrededor.

Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban juntos por el desierto y en un punto determinado del camino discutieron y uno abofeteó al otro. El otro, ofendido, sin decir palabra, escribió en la arena la siguiente frase: «Hoy mi mejor amigo me ha abofeteado».
Siguieron el camino y llegaron a un oasis donde decidieron parar. El que había recibido la bofetada cayó al agua y empezó a ahogarse y fue salvado por su amigo. Cuando se restableció, cogió una navaja y grabó en una piedra: «Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida»
Intrigado el amigo le preguntó:
¿Por qué después de hacerte daño escribiste en la arena y ahora escribes en la piedra?
Sonriendo el otro respondió:
Cuando un amigo nos ofende lo debemos escribir en la arena, para que el viento del olvido y el perdón se encarguen de borrarlo, contrariamente, cuando del amigo recibimos un gran don, lo debemos guardar en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento del mundo pueda borrarlo.

Si somos capaces de perdonar y de guardar en el corazón aquellas cosas buenas que recibimos de los demás, entonces alcanzaremos la Paz.

Terminamos el acto cantando todos la canción de Diego Torres Color esperanza y el coro del colegio nos deleitó con una danza con coreografía titulada bumbadiadi.

Trabajo original