La comparsa del Centro Social Bellavista-Julio Blanco ha participado activamente, un año más, en las actividades organizadas en Santander para celebrar el carnaval. Su esfuerzo se ha traducido en el logro del segundo premio al mejor vestuario.
Es éste uno de los acontecimientos que más personas moviliza, tanto en lo referente a su preparación como a su desarrollo.
A nivel interno, en cada clase se elige un motivo, adorno o máscara que, con ayuda de su profesor, los alumnos elaboran. Luego será el distintivo peculiar que lucirán en clase, patios o desfile por el barrio. Otro grupo de voluntarios, forma una comparsa que luego competirá en las fiestas de la ciudad y animará las calles de Santander y Cueto.
Una comisión elige o diseña el disfraz oficial que, desde nada más terminar la Navidad, se expone en una sala para que pueda ser visitado por padres y alumnos. En esta ocasión la idea nos la dio una murga infantil que recientemente participó en los carnavales de Tenerife.
Varias modistas y madres de alumnos cortan las distintas prendas del disfraz y dan las explicaciones para completarlo. Las telas necesarias para ello las paga cada familia. Luego, las madres, abuelas o amigas terminan por su cuenta, y siempre fuera del horario escolar, lo que pueda faltar.
Esto que se resume en cuatro líneas, nos ha llevado unos dos meses.
Las familias son las más interesadas en ir con sus propios hijos a los actos y acompañarles en todo momento; de este modo, cada comparsista arrastra consigo al menos otras dos personas. Bien se podía decir que «medio Cueto os aplaude y anima».
Las intenciones que todos teníamos y los propios niños expresaban para participar en estos festejos son:
- Pasar unos momentos agradables y divertidos.
- Relacionarse con otras personas y grupos ajenos al colegio.
- Volver a estar con amigos que hacía tiempo no veíamos.
- Conocer más de cerca las fiestas y costumbres de nuestro pueblo.
- Realizar pequeñas obras de arte, aunque para ello necesitemos ayuda.
- Dar a conocer más a nuestro colegio.
En el último día de nuestras vacaciones de Carnaval,desfilamos por las calles del barrio, visitamos el Centro de Día adosado a la Parroquia y pasamos unas horas de confraternidad con las Personas Mayores de la Residencia de Cueto, donde están amigos, conocidos o familiares de muchos de nosotros.
Como remate de todo ello, celebramos una merienda, que para más no llega con lo que nos dan, ya que nos juntamos unas 80 personas.
Lamentamos la escasísima aportación económica del Ayuntamiento de Santander, tanto por participación como en premios. No quiero ser profeta de mal augurio, pero a este paso, las distintas comparsas escogen el camino de colaborar con cualquier población cercana.
Un detalle increíble: el diploma entregado para justificar el premio tiene que ser devuelto para que pueda servir para la próxima edición.
A pesar de todo ello, pensamos seguir colaborando… ¿hasta cuándo? Es de aplaudir y copiar el entusiasmo e interés de los niños y niñas de nuestra comparsa: «Los Carnavaleros«.