La última salida del grupo de senderismo del instituto Santa Clara les condujo al canal de Castilla, construcción realizada en tiempos de Carlos III para facilitar las comunicaciones fluviales entre Burgos, Palencia y Valladolid. Con una extensión de 207 kilómetros, el canal tiene tres ramales con esclusas, dársenas, puentes, acueductos… Toda una obra de ingeniería.
Esta salida extraescolar que se realiza aproximadamente un sábado al mes y está dirigida por Fernando Pérez Celada y María José Bolado consistió en conocer el Canal de Castilla. Este comienza en un pueblo palentino, llamado Alar del Rey, desde su comienzo, hasta su paso por Herrera de Pisuerga, transcurren aproximadamente unos 16 kilómetros.
Este canal se empezó a construir en el año 1753, y después de continuas interrupciones, se terminó de construir en 1849. El recorrido de este canal es de 207 kilómetros y va desde Alar del Rey, hasta Valladolid. A su vez, está dividido en tres grandes ramales. El primer Ramal del Norte recorre 75 kilómetros, y es el que más desnivel salva, por lo que posee 24 esclusas. El Ramal de Campos nace en aguas del Carrión en Ribas, y termina en Medina de Rioseco; este ramal consta de 7 esclusas. Y por último, el Ramal del Sur nace en el Serrón y acaba en la dársena de Valladolid, después de salvar 17 esclusas. Este canal se construyó para que pequeñas embarcaciones, que transportaban cereales principalmente, pudieran navegar desde Valladolid hasta Alar del Rey, salvando grandes desniveles, y por lo tanto, su profundidad es grande, entre 11 y 22 metros, y su anchura consta entre 1,80 y 3 metros.
Además visitamos algún pueblo de la frontera noroeste de Burgos como Humada, otro pueblo, llamado Rebolledo de la Torre, que está en la zona de la Lora cerca de Peña Amaya. En este pueblo había una iglesia de arte románico principalmente. En sus fachadas había gárgolas y seres mitológicos tallados en piedra arenisca. En los capiteles de la iglesia, había tallados seres extraños, que probablemente pertenecían a la mitología griega; además también se observaban escenas cotidianas, como batallas entre caballeros, o caras de personas.
Mientras Fernando nos estaba explicando las representaciones de los capiteles, ocurrió algo muy curioso,en vez de las campanas que tenían que sonar naturalmente, sonaron unos altavoces que imitaron su sonido lo cual nos extrañó, porque no sabíamos que en un pueblo tan aislado, y de tan pocos habitantes, hubieran instalado unos altavoces para hacer sonar las tradicionales campanas. Generalmente en todas las excursiones paramos en Aguilar de Campoo, allí aprovechamos tanto alumnos como profesores para repostar, comprando galletas en la fábrica Fontaneda, que está en la carretera de Santander-Palencia, o en las diferentes cafetería.
Regresamos contentos después de haber pasado un día tan estupendo y, sobre todo, de haber conocido y aprendido cosas nuevas e interesantes.Por nuestra experiencia en este grupo os animamos a que disfrutéis de estas salidas tan divertidas, además de conocer algo más de nuestra naturaleza y cultura. Podréis conocer a gente nueva.