La localidad de Viérnoles, cuna de los más antiguos linajes de Cantabria, está situada a 3,2 kilómetros del centro de Torrelavega.

Enclavada en el valle del río San Román y limitado por las cumbres de los picos Dobra, Sel de Alisas, Jarrapil, Bariza, Tejas y Navedo, esta localidad es el centro de un hábitat ecológico importante en el que viven el zorro, el hurón y el milano.

En sus montes, abundan los eucaliptos y otras especies arbóreas que desde tiempos muy remotos han sido aprovechadas por los naturales del pueblo. De su subsuelo se extrae la baritina, un sulfato de barita utilizado para falsificar el albayalde.

Los vecinos de Viérnoles disfrutan de buenas y abundantes fuentes de agua como la de las Palomas, la Hoz o la de San Jorge. También quedan antiguos lavaderos donde se podía ir a lavar la ropa.

En cuanto a las infraestructuras viarias, esta localidad presenta en su casco urbano calles muy estrechas donde se ven habitualmente circular carros transportando heno o productos hortícolas. La agricultura y ganadería es la ocupación más importante de una buena parte de la población; en total unas 1.700 personas. Este aspecto le da una seña de identidad bastante peculiar; el tráfico de vehículos de motor es bastante escaso, sobre todo desde que ya no es paso obligado para acceder a la meseta castellana como antiguamente. Lo que sí existe es un apeadero de tren que permite a los vecinos desplazarse con cierta rapidez a Santander o a Reinosa.

Aparte de la agricultura y ganadería, existen en esta localidad algunas industrias de la madera, un taller de desguace de automóviles y también una cantería. Todo ello representa un número considerable de puestos laborales ocupados, en general, por personas del pueblo.

Conjunto artístico

Con todo, el rasgo más distintivo de Viérnoles, y reconocido por todas las personas que visitan la localidad habitualmente, es el de haber sido cuna de los más antiguos linajes de Cantabria.
Aún hoy día quedan vestigios de un pasado de esplendor, perfectamente identificable en las casas y palacios que componen su centro urbano.

También los barrios de Viérnoles aportan un toque especial al conjunto artístico de esta localidad. Así en Paramenes se encuentra la casona de Ceballos posiblemente de finales del siglo XVII, y la llamada Casa de Los Leones, del XVIII. En el barrio de Herrera, situado en la otra parte del puente del ferrocarril, encontramos la casa de la familia Velarde, probablemente edificada en el siglo XVIII, y también el palacio que perteneció al mismo linaje, del siglo XIX.
En el barrio de Rodanil destaca la casa de la familia Rodríguez. La iglesia parroquial está situada en el centro de la localidad y parece datar del siglo XVIII. También tuvieron en Viérnoles asiento los linajes de Bustamante y Lasaga Larreta, famoso historiador y una de los hijos ilustres del pueblo.

Así pues, un interesante itinerario el que espera a los visitantes que pretendan recuperar un poco de la historia de Cantabria y de las familias más antiguas de la Comunidad. Viérnoles, en cierto modo, sigue siendo la misma localidad tranquila, poblada por gentes orgullosas con su pasado y afables en el trato con las personas forasteras.

 

Trabajo original