Con la frase «Queridos vecinos…» dio comienzo un recital de Hevia que no olvidaré fácilmente.
Sí, lo calificaría como «un torrente de sentimiento transmitido por una fantástica combinación entre la música popular y las nuevas tecnologías». Así llenó la noche del 18 de Febrero, en la Sala Argenta del Palacio de Festivales de Santander, Hevia y su magnífico equipo de músicos y técnicos.
La ejecución de los temas no tiene nada que envidiar a lo conseguido en el estudio. Además de la colaboración sorpresa del grupo torrelaveguense Luétiga, a quien Hevia conoció en el Festival Internacional de Folk de Chicago.
Lo más maravilloso de este recital consistió en lo espectacular del montaje, tanto instrumental como luminoso. Se podía ver un escenario con una batería a la izquierda; un teclado en el centro; unos timbales, campanas, y resto de instrumentos de percusión a la derecha. En la parte de delante a la izquierda se encuentra un violinista y un bajista; a la derecha un guitarrista y la hermana del propio Hevia, que se encarga de las percusiones principales, como tambores, pandereta, pandero…; y en el centro, finalmente, Hevia, con cuatro flautas de varios registros, una gaita tradicional y dos gaitas electrónicas.
Creo que el éxito de este asturiano es la perfecta fusión que ha logrado de los temas populares de su tierra y alrededores y la electrónica. Estar escuchando una gaita acompañada por una batería, un bajo, un violín, una pandereta, unos timbales… y que todo eso suene bien, me parece increíble. Pero llegan momentos en algunos temas en los que, incomprensiblemente, se te saltan las lágrimas y te llenas por dentro de una emoción que, sin saber como, te hace amar y comprender una música que, de otra forma, no aceptarías.
En conclusión, sólo algo tan especial puede hacer que toda la sala Argenta se levante para bailar el conocido «Bushindre Reel». Hace falta verlo para poder explicarlo, es todo un músico, es Hevia.