Nuestra compañera Nerea acabó por fin su larga batalla con el cáncer que padecía. No pudo vencerlo, pero sí supo hacerle frente con valentía y dignidad. Todos sus compañeros y compañeras, sus amigos y amigas, todos los que tuvimos la suerte de conocerla y tratarla, recordamos su sonrisa, sus reflexiones y su ánimo para luchar hasta el último momento.
Nos dijo adiós en los últimos días del primer trimestre, como si quisiera tomarse unas merecidas vacaciones en su trabajo académico y en su duro tratamiento clínico…, después de resolver los trabajos que se le habían encomendado desde el Instituto y que tutelaba María José, la profesora de atención hospitalaria que tan bien llegó a conocerla.
Pero nos negamos a pensar que desapareció simplemente. Su actitud valerosa ante la enfermedad, su afán de superación renovada, su ejemplo… nos quedan como referentes para continuar nuestra andadura por estos caminos de la vida en los que nosotros y nosotras seguimos temporalmente hasta que lleguemos al mismo sitio donde ella nos espera.
Nos emocionaron sus poesías, escritas ya desde el hospital, y son muchas las muestras de cariño que se han manifestado hacia Nerea. Queremos rendirla un pequeño homenaje aportando uno de los escritos que se leyeron en el último día de clase del primer trimestre, cuando nos habíamos despedido físicamente de Nerea, pero empezábamos a sentirnos cada vez más cerca de ella.
NEREA SEGÚN LORENA
Me gustaría hablaros de una persona a la que muchos de vosotros, por no decir la mayoría, no conocéis, pero es alguien que merece que durante los minutos que leáis este escrito esté en vuestras vidas. Esa persona es Nerea. Ella fue compañera mía de clase hace cuatro años. Era un encanto de chica. Cualquier cosa que necesitases si ella podía te ayudaba. Siempre estaba alegre y a mí me contagiaba su alegría. Pero hará unos tres años, más o menos, le diagnosticaron un cáncer. Se le vino el mundo encima. Sin embargo a todos nos sorprendió con qué fuerza lo aceptó. Empezó a estudiar, porque antes no lo hacía mucho, seguía saliendo a la calle aunque estuviese en silla de ruedas y con un pañuelo, cuando te veía seguía sonriendo. Sin embargo, a pesar de todo lo que luchó y se esforzó por seguir adelante, en diciembre de este año pasado nos dejó definitivamente. Lo que más me apena es no poder volver a verla ya curada y que pueda seguir disfrutando de todo lo que nosotros sí que podemos.
Cuando me dijeron que si le escribía un homenaje quise que no se escuchara sólo mi voz, sino también de la gente que estuvo más cerca de ella en sus últimos momentos. Dije a una amiga suya que me escribiese alguna anécdota o lo que fuera para poderlo incluir. Sin embargo, ella ha escrito y descrito de la mejor forma a Nerea. Por eso os lo voy a trasmitir literalmente.
NEREA SEGÚN BELÉN
Desde el primer día que conocí a Nerea, lo que más me llamó la atención fue su sonrisa, iluminaba todos los sitios a donde ella iba.
Era una persona que se conformaba con lo mínimo y era feliz sin pedir nada.
Nunca he conocido a una persona que me haya enseñado tanta fuerza y esperanza, sabiendo que en cualquier momento su vida se la iban a arrebatar. Siendo un proceso el cual se hacía más llevadero con el aliento de sus amigos, y los más importante, de su familia que en todo momento la han estado apoyando, dándola ánimos y fuerza, aunque no hacía falta porque ella misma te los daba a ti.
Nunca me voy a llegar a acostumbrar a que no esté a mi lado ya que para mí era parte de mi interior y no piensen que después de haberse muerto tengo esa parte vacía, eso no es cierto porque con todo lo que me enseñó y dio, sobrepasa todos sus límites.
Nerea no era una niña, ni una mujer y, sobre todo, no era una persona enferma, era una persona especial y estupenda.
Mientras escribo estas palabras se me pasan todos los momentos vividos tan fantásticos por la cabeza, apenándoseme el corazón porque la vida se ha perdido a una persona estupenda.
Pero siempre miro al cielo y sé que estará bien donde esté, cuidándonos siempre.
Yo creo que no puedo decir nada más de mejor forma. Sólo afirmar que Nerea siempre estará en nuestro corazón.
NEREA SEGÚN NEREA (*)
Me llamo Nerea, tengo 16 años y resido en Santander. Me gustaría que este pequeño artículo de apoyo hacia aquellas personas con circunstancias parecidas a las mías les sirva de gran ayuda. No es nada fácil decir palabras de ánimo, pero lo que sí es cierto es que la estancia en un hospital no es tan mala, porque haces amigas, como las enfermeras, celadores, doctoras, niños con problemas similares… y eso sin contar la familia y amigos.
Lo que quiero transmitir con estas palabras, tanto a jóvenes como adultos es que no os derrumbéis por cosas que no entendáis, que tiempo para llantos, lamentaciones y malos ratos ya hay.
Ahora lo único que tenéis que hacer es pensar que no importa el mañana sino el presente de cada persona.
Y TAMPOCO IMPORTA LO QUE A UNO LE SUCEDA, SINO LA FORMA EN QUE SE ENFRENTA A LA SITUACIÓN.
UN PENSAMIENTO DURO PARA OTRO + MADURO
¡Oh! Pensamiento inocente que ocultas dentro de mí
una oscura sombra de temor y confusión…
de pena y nostalgia en mi interior.
¡Oh! Que siempre estás presente aunque yo no lo
quiera, ni lo desee… simplemente vienes invadiendo
mis estados de ánimo.
Llegará el día en que la rabia que has de sentir
te inunde de una tempestad de la que no podrás
escapar.
Siento decirte “QUERIDA TRISTEZA” que esos
oscuros pensamientos quedarán sellados en el olvido
con la certeza de que ya no volverás.
Me esperan buenos momentos de felicidad merecidos,
mis esfuerzos se verán valorados, y yo como mujer que
soy, espero verlos cumplidos.
(*) Este texto lo escribió Nerea en el primer número de Red-acción del pasado curso, el correspondiente a noviembre-diciembre de 2004.