¿Quién no ha oído hablar del irrepetible John Lennon? Aquel melenudo de gafas redondas y coloreadas que se atrevió a cambiar el panorama musical de medio mundo. Para muchos todo un icono social; mientras que, para otros, sólo fue un millonario excéntrico que “se las daba de bohemio”. Fuera como fuese, ¿qué aportó Lennon al resto del mundo para que 25 años después de su muerte sus fotos aún decoren portadas e interiores de revista, o para que su nombre rebote en una conversación cualquiera?

John Lennon nació el 9 de octubre de 1940, en Liverpool, entre las bombas de la Segunda Guerra Mundial que asolaban Inglaterra en aquella época.
Su padre, Alfred Lennon, era un marino mercante que se divorció de su madre, Julia Stanley, cuando él sólo contaba con cinco años.
Julia, al verse sola y desbordada, dejó a John, en manos de su hermana mayor; “tía Mimy”, con quién pasaría toda su infancia y adolescencia.

John era un chico, desinteresado por los estudios y que centraba todas sus atenciones en la música y el arte. Ya en su adolescencia comenzó a escribir canciones, recibiendo su primera guitarra de manos de su madre, la cual fallecería atropellada cuando John contaba con dieciséis años. Esta muerte marcaría a John para el resto de su vida.

Con diecisiete años, consiguió entrar en la Escuela de Artes de Liverpool. Allí conocería a la que años más tarde sería su primera esposa y madre de su primer hijo, Cynthia Powell. También sería en la Escuela de Artes donde comenzaría a dejarse influir por la música del Rock and Roll que llegaba desde América y otros estilos de importación.
Interesado cada vez más por la música fue creando pequeñas uniones musicales, con algunos chicos del barrio y compañeros de clase. Estos grupos le proporcionaron experiencia y crecimiento musical, desembocando todo ello, en el grupo definitivo The Beatles.

Este cuarteto estaba formado por algunos miembros de los grupos iniciales, como George Harrison y Paul McCartney (antiguos compañeros de escuela de John), y con la excepción de Ringo Star, quién entró a formar parte del grupo tras la destitución del batería inicial.
Fueron los Beatles y el fenómeno que nació de ellos (la llamada beatlemanía), los que hicieron de Lennon un personaje totalmente público.
La genialidad y rítmica de sus temas hicieron de ellos una unión a imitar y pronto alcanzaron gran fama y renombre, sobre todo entre los más jóvenes.

John cantaba, tocaba la guitarra y componía gran parte del material junto a Paul McCartney. Las canciones más ácidas pertenecían a John, mordacidad y sorna, mientras que las más melódicas y en ocasiones “edulcoradas” canciones de amor eran obra de Paul.
De todos modos, y a méritos compartidos, fueron las composiciones de Lennon/ McCartney, las que difuminaron entonces el nacimiento del pop actual.
Crearon con sus canciones un lenguaje explícito del modo de vida de los jóvenes de la época, lanzando pequeñas críticas (casi imperceptibles en sus temas), a la sociedad. Fueron así, claros representantes de la dialéctica de los años 60 y pusieron de este modo banda sonora a esa época de transición, en la que el flower-power y la libertad de expresión adquirían casi todo el protagonismo.

Pero la popularidad, y el agobio que provocaban la dependencia personal existente entre los cuatro Beatles, debieron de agotar a Lennon. Eso y las tensiones y presiones internas, tanto económicas como personales, que marcaron el grupo en sus últimos días, dieron paso a la culminación final. De esta manera, John unió a los Beatles, y él mismo los separó.

En los últimos años de existencia de los Beatles, la vida de John había cambiado notablemente. Había abierto su mente a nuevos mundos y nuevas experiencias, de la mano de la que sería su segunda mujer y madre de su segundo hijo, Yoko Ono, la cual, según sus fans, sería el único y principal desencadenante de la ruptura Beatle.

Tras la separación del cuarteto, John centro su trabajo en un compromiso social, bastante indefinido, en el cual, desde su posición de estrella internacional, intentaba llamar la atención de los altos cargos políticos, en “pro” de causas benéficas o proclamaciones de paz.
De esta manera él y su mujer se convirtieron para muchos en un icono de la época pacifista mientras que, para otros, alcanzaron el rango de millonarios excéntricos que se limitaban a llamar la atención, de la forma más “extravagante” posible.

Pero a pesar, de sus levantamientos pacifistas, no dejó de lado la música, sino que hizo de sus temas un medio de protesta. Escribía letras en las cuales introducía sutiles mensajes de crítica o describía su propia utopía personal, con sus mejores deseos hacia la humanidad, como hizo con Imagine.

En fin, un hombre polémico, ambiguo, excéntrico, influido por las drogas, pacifista, activista… coleccionaba cualidades para convertirse en el mito de una época. El mito que daría paso, a cientos de imitadores, seguidores… en fin fanáticos, que han perdurado hasta nuestros días.
Pero dejando todo lo anterior de lado, su vida de estrella, sus coqueteos con las drogas, sus excentricidades… Nos quedaremos con toda su declaración artística como Beatle, y con la plenitud de su potencial creativo, que alcanzó en su carrera en solitario.
Y seguiremos teniendo el privilegio de poder tararear y desvirtuar así alguna de sus canciones, y así prevalecerá su sueño utópico de un mundo mejor, con su Imagine. Ese mundo que vivía en paz y cuyo disfrute se le vio negado a John la fría noche del 8 de diciembre de 1980, cuando cinco terribles disparos pusieron fin a su sueño pacifista.

La muerte de John Lennon hace 25 años acabó definitivamente con los ya escasos restos de los años 60, de la mano de un perturbado mental Mark Chapman, quien a día de hoy carece de remordimientos por haber acabado con la vida de un “mito”. Aunque quizás, sin esos cinco disparos, Lennon no habría llegado a ser un mito, sino un viejecito venerable que marcó una época.

Trabajo original