La violencia doméstica está yendo a menos, pero todavía quedan hombres que continúan con estos abusos, a pesar de todas las medidas que se han tomado para evitarlo. La brutalidad en el hogar continúa.

¿Tu pareja te insulta o te critica continuamente? ¿Te culpa de todo lo que haces? ¿Te amenaza con pegarte y te humilla? Cada vez más mujeres están denunciando estos malos tratos, provocados normalmente por sus parejas.
En estos tiempos de hoy las mujeres están alzando la voz y están revelándose ante la violencia ocasionada, en la mayoría de las casos, por la persona a quien consideraban el hombre de su vida. Estas mujeres están rompiendo los cánones que aun hoy se siguen manteniendo, aunque en menor medida, de que la mujer es una especie inferior al hombre y merece estos tratos.
Pero todavía quedan esas mujeres que, por miedo o por vergüenza, no se atreven a sacar a la luz la angustia por la que están pasando, que puede llegar a la hospitalización e incluso, llegando a un punto extremo, pero no poco frecuente, hasta la muerte.

El hombre que maltrata no es sólo un hombre violento e irritable, es un hombre posesivo, machista, celoso y enfermo en ocasiones. Y la mujer maltratada no es masoquista. Su sacrificio y resignación es el resultado de un proceso que termina culpabilizándola, limitándola y negándola como persona.

Esas mujeres viven con la violencia psíquica constantemente. Sus parejas abusan de ellas, y también de sus hijos, sometiéndolas a las más increíbles torturas sin que puedan recurrir a ningún tipo de ayuda. Sostienen asimismo que los malos tratos son causados, la mayoría de las veces, por culpa del alcohol.
Ese hombre, que no posee la sensibilidad suficiente para comprender que a su lado tiene otra persona que le ama, con sentimientos y deseos, no se asusta ante la ley, pues tiene la mente obstruida y carece de corazón.

En estudios realizados posteriormente, se comprobó que las mujeres maltratadas presentaban un índice doblemente mayor de problemas de salud mental que las no maltratadas, coincidiendo con síntomas de depresión y con el Síndrome de Stress Post Traumático.
Es humillante que en una sociedad como ésta todavía se sigan cometiendo atrocidades semejantes sin que las mujeres afectadas declaren los hechos. Por esto, debemos alzar la voz y animar a todas las sufridoras a revelarse contra lo que les está sucediendo.

Así que mujer, ¡Pide ayuda! ¡No te rindas!

 

Trabajo original