Katherine Hepburn (Catherine Houghton Hepburn, 1907-2003), hija de una reivindicadora de derechos de la mujer, de la cual heredó el espíritu inconformista, abandonó la carrera de Medicina en la cual había destacado su padre, para dedicarse a lo que en principio era su gran afición, el teatro.
Después de algunos éxitos en Broadway, debutó en el cine a las órdenes de su gran amigo George Cukor en Doble Sacrificio (1932) y, un año después, ganaba su primer Oscar por Gloria de un día, título al cual algunos críticos sacaron un doble sentido. Tras esto, un nuevo éxito a las ordenes de Cukor Las cuatro hermanitas.
Refugiarse en Broadway para evitar papeles absurdos en películas mediocres, que tanto odiaba, hizo que, años después, consiguiera trabajar en Vivir para gozar e Historias de Filadelfia, con ello más éxito y el merecido prestigio.
En el año 1942 ocurre algo que cambio su vida, protagoniza La mujer del año, en la que comparte cartel con Spencer Tracy, del cual no tarda en enamorarse. Siete años de noviazgo, en los cuales rodaron juntos varias películas, entre ellas La costilla de Adán y Su otra esposa, convirtiéndose en la pareja más compenetrada de la historia del cine.
Tras películas de escasa importancia como Estirpe de dragón o Pasión inmortal, protagonizó junto a Humphrey Bogart, La reina de África de John Huston, en una de las mejores interpretaciones de su carrera; también destaca su actuación en películas como Locuras de verano, de David Lean, o De repente, el último verano, de Joseph L. Mankiewicz.
Ganó otro Oscar en el 67 por Adivina quién viene esta noche, último encuentro con Spencer Tracy. Tras esto, ciertos fracasos y tras ellos su retirada, para más tarde volver tremendamente envejecida y aquejada de Parkinson, pero tan maravillosa como siempre en Asunto de amor, En el estanque dorado (otro Oscar) y La última seducción de Grace Quingley.
Fue la personalidad que cambió una época, que muchos censuraban, pero a la que ninguno se enfrentaba, combatió a las lenguas viperinas del viejo Hollywood y venció. Ella se impuso, se reveló contra el prototipo de mujer que Hollywood, o esa sociedad habían creado, ya no había Mandsfield, o Harlow o Monroe, había nacido la mujer moderna. Fue una privilegiada, una intelectual, una adelantada a su tiempo, influyó poderosamente a las generaciones futuras, siendo la primera mujer que luciera pantalones o haciendo gala de un carácter odiado, adorado y temido.
Fue actriz de actrices, un rostro que en drama o en comedia desprendía todo la elegancia y maestría que una intérprete podría poseer jamás. El pasado 29 de junio, el corazón de Katherine Hepburn dejó de latir pero no murió, fue una luz incandescente que alumbró las pantallas de todo el mundo y que por mucho tiempo que pase y muchos grandes que lleguen, ella no nos dejará a oscuras, brillará por siempre.
«Hay mujeres….. y luego está Katherine, y hay actrices….. y luego está Hepburn». GEORGE CUKOR