‘En busca del verdadero tesoro’ cuenta la historia de una chica llamada Alison. Alison, tenía doce años y vivía en Sidney en el hotel de sus padres, Enma y Samuel. Samuel nació en Portugal, era de una familia muy pobre; pero cuando logró reunir suficiente dinero para venirse a estudiar a Australia, todo le fue bien. Enma nació en Norteamérica, en Chicago para ser más exactos. A diferencia de su marido Samuel, era de una familia bastante rica, porque trabajaba en la industria siderúrgica.
Alison iba al instituto, estudiaba y trabajaba mucho. Estaba en el tercer trimestre y la nota más baja que había sacado en un examen había sido un siete. La asignatura favorita de Alison era Geografía, y nunca sacó en dicha asignatura menos de un nueve.
Alison era muy sociable y su mejor amigo se llamaba Tom, un muchacho que nació en Nueva Zelanda. Tom era un chico que sacaba en sus notas suficientes y bienes. La asignatura favorita de Tom era también Geografía, se le daba bastante bien. Los dos chicos soñaban con encontrar una isla que no apareciera en el mapa. Ellos pensaban que encontrarían un tesoro; «Mucho dinero».
Una tarde en la que Tom y Alison se juntaron:
– ¡Oye Tom¡ tengo que contarte algo alucinante, ven.- Le decía Alison desde la puerta de su casa a Tom
–¿Qué te pasa? ¿Estás loca?– Decía Tom mientras salía de su casa-
– Tengo una tía en Ecuador, mis padres me dejan ir a visitarla estas vacaciones.
–¡Qué guay¡ ¿Me traerás algo?
–Lo más chulo es que me dejan ir en un crucero yo sola. Bueno, con una camarera amiga de mis padres que estará encantada de ayudarme.¿ Te quieres venir conmigo?
–¿De verdad?, no me lo creo.-Dijo Tom con los ojos como platos- pero mis padres no me dejarán ir-dijo desilusionado.
–Ah, tú por eso no te preocupes, mi madre va a ir a tu casa para ver si convenzo a tus padres. ¿Te vienes?
–¿ Me lo preguntas a mí? – Pues claro.
En ese momento empezaron a hacer planes de que a lo mejor encontraban su preciada isla.
Después de un largo tiempo, Enma logró convencer a los padres de Tom.
En el día de las vacaciones Alison estaba emocionada. No sabía que llevarse de los nervios por ir a Ecuador. El día de fin de curso resultó normal, muy alegre y con muchas diversiones. Respecto a las notas Alison tuvo en todo sobresaliente y Tom no suspendió ninguna. El día de la marcha los dos pares de padres lloraron tanto que casi inundaron el puerto.
El crucero era bastante bueno, los camarotes eran bastante pequeños, pero estaban bien. En el tercer día de viaje, Alison y Tom dedicaron gran parte de su tiempo a mirar hacia el mar, les gustaba que el viento les acariciara la cara con su dulce mano de brisa. Pero entonces:
–¡Alison, mira al fondo¡– una botella con una nota dentro
– ¿A ver? ¡Es cierto¡
–¿Qué puede contener?
–No lo sé. Pero calla, que nadie se entere. Así podremos quedarnos nosotros con ella.
–Sí, pero… ¿Cómo la cogemos?
–Humn… pensando he llegado a la conclusión de que la única manera de cogerla es tirándose al agua con un salvavidas ¡Eso sí¡, no esperes que sea yo quien se tire a por ella. Me he comido dos bandejas de pastelillos de crema recubiertos de chocolate
–¡No¡ espera, tengo una idea mejor. ¿Por qué no cogemos esa cuerda con ese gancho y la traemos hacia nosotros?
Tom la llenó de halagos y Alison sonriendo cogió la cuerda. La lanzó al agua y atrajo la botella hacia ellos.
–Venga ábrela– dijo con impaciencia Tom-
–Vale, vale.
La carta ponía:
EN BUSCA DEL VERDADERO TESORO
Al Norte: Los Montes del Miedo y el Monte de los Sueños.
En el centro del mapa estaban las dos Colinas Mandarinas.
Al Este, el Bosque de las Mil Maravillas y al Sur los Peñascos de Furiosa Tempestad.
– En busca del verdadero tesoro. ¿ Qué crees tú que quiere decir con eso?– Preguntó Tom-
–No tengo ni idea, pero seguro es el mapa de un tesoro.
–Puede ser… Pero, ¿Cómo llegó esta botella aquí? Además, el pergamino parece tener mucho tiempo.
– A lo mejor lleva flotando en el mar mucho tiempo y nadie hasta ahora lo ha visto.
– A comer- gritó el cocinero.
–Vamos, dijo Tom– antes de acostarnos veremos este mapa mucho más detenidamente.
Ya en el camarote, Alison y Tom se sentaron en el sofá a la luz de una lamparita pequeña.
–¿Dónde se encontrará esta isla? -preguntó Tom.
–Ni idea. Pero creo que no se ha descubierto todavía.
–¡Genial¡ sólo tenemos que encontrarla y quedarnos con el tesoro. ¿No lo entiendes Alison? Es nuestro sueño. Por fin, se va a cumplir.
Alison sacó una bola del mundo y callada comenzó a girarla.
–Es muy complicado dar con la isla, mañana investigaremos. Será nuestro último día aquí.
A media noche…
–¡Alison, Alison, despierta, el Barco se está hundiendo¡
–¿Qué?
–¡El camarote está cerrado y no se puede abrir ¡
–¿Qué?
Alison se levantó cogió el mapa y lo metió en la botella, se puso una camisa y un pantalón con bolsillos en los que metió la botella. Corrió hacia la puerta para ayudar a Tom a abrirla. Empujando, empujando, y… ¡nada¡ no se abría, entonces…
–¿Queda alguien más en el barco?– preguntó el capitán a una camarera.
–Absolutamente nadie– contestó ella- deprisa. Vamos a los botes salvavidas si no queremos hundirnos. Se oyeron pasos que se alejaban cada vez más.
–¡¡ Aquí¡¡ ¡¡Socorro¡¡ ¡¡ Estamos aquí¡¡
Entonces el barco pegó un vuelco y se hundió, la gente desde los botes pudieron contemplar un espectáculo nada acogedor. «Un hundimiento».