Ariand Blay explica las bases de su creación literaria, cargada de sentimientos y en la que su amada Isabel es pieza clave: «Recuerda que yo y el mundo os queremos pero yo siempre un poquito más que el mundo… para vos Reina».
Te veo hoy más borrosa que antes
creo que llueve, tal vez lloro,
quiero decirte que no te veré mas
que hoy me iré sin poder ni querer
mirar atrás,
creo que tengo que hacerlo,
mis valles ya no son de colores
pues hace tiempo que volvieronse grises
al igual que mi corazón herido,
no creas nunca en dios,
no creas nunca en tu propio dios
mi vida, no puedo parar de llorar
mientras pienso en ti,
en los dulces ojos que me observan
y me traspasan
y me abrazan,
lo siento, no puedo verte mejor…
Quiero hacer una breve reflexión sobre mi poesía, necesito demasiado valor para escribir esto, pero allá voy, mi poesía, mi inspiración y sustento se lo debo únicamente a Isabel, sé que el amor es volátil, que las rosas se marchitan y pierden su esplendor y brillo, pero tu no eres rosa, pues tu y yo somos estrellas, y no hay mayor esplendor que el de una estrella y éste dura miles de millones de años y su brillo perdura y es largamente recordado después de extinguido, Isabel, nuestro amor cambiará el mundo.
Recuerda que yo y el mundo os queremos pero yo siempre un poquito más que el mundo… para vos Reina.