Internet se ha convertido en un medio utilizado para encontrar el amor o la amistad de forma inmediata, aunque no siempre sea gratificante. En ‘El amor virtual’ se analizan algunos puntos sobre cómo mantener un romance en la red.

Muchos romances equívocos y otros más afortunados se dan todos los días en este «nuevo» medio llamado Internet.

La manera de conocerse y relacionarse entre los humanos ha cambiado notablemente a través de la historia con el paso del tiempo y los avances tecnológicos, así, la incursión del teléfono en el escenario doméstico revolucionó la manera de iniciar, mantener y terminar las relaciones entre las personas. El aparato telefónico apareció como un mago capaz de abolir las distancias, de recordar afectos, de iniciar amistades y claro que sí, muchos romances.

Últimamente nos ha tocado vivir los tiempos del inicio de la «realidad virtual» que hasta el momento encuentra en Internet su más vasta expresión. Internet es lugar de encuentro de cada vez mayor de personas de diferentes grupos de edades y ocupaciones, que se entretienen, negocian, consultan, investigan y trabajan conectados a la red tendiendo a crear un nuevo tipo de «sociedad en línea» con sus propias reglas, estilos de relacionarse y características aun en definición. Este medio ha dado lugar a relaciones humanas virtuales basadas en encuentros en salas de Chat, listas de interés, foros de discusión y correo electrónico, y si bien la Internet aun está limitada a un grupo minoritario en relación con la población general, no se puede negar la existencia de este nuevo universo virtual, el cual está definiendo nuevas maneras de relacionarse, nuevos tipos de sensibilidad, así como un espacio de encuentro válido para un número creciente de personas.

Es comprensible que un romance pueda florecer entre aquellos cuyo trabajo o intereses está relacionado con Internet. Existe pues, un grupo humano cuyo trabajo, comunicaciones y relaciones se dan principalmente a través de la Red, entonces no es inusual que el romance surja entre ellos y lógicamente, es la Red el lugar de encuentro.

Al igual que en la lectura o en los tiempos de la radio, la imaginación y la fantasía juegan un papel muy importante en las salas de Chat o en las relaciones basadas en correo electrónico, pues la pantalla nos brinda poca información de nuestros interlocutores de la sala de Chat y es nuestra mente la que «completa el cuadro» de acuerdo a sus necesidades. Así, para muchos resulta casi irresistible dar rienda suelta a la fantasía en este tipo de relaciones y de paso echar un «vistazo» a través de esa «ventana» que nos comunica con personas del otro sexo con la única censura y distancia que nosotros mismos establezcamos.

Lo más frecuente es que los primeros encuentros se produzcan en una sala de Chat, en un foro de opiniones o en una lista de interés en el cual el internauta advierte «algo diferente» en la manera de conducirse de alguien, puede ser el nick, su manera de expresarse o algún otro rasgo que le atrae. Si bien «esa» característica es virtual, creada para ese medio, aun así, forma parte de la personalidad, es un reflejo del autor y en cierta forma habla de el o ella. En realidad, nuestras relaciones en «el mundo real» están mediatizadas por símbolos y códigos, para los cuales hemos desarrollado las habilidades de interpretarlos; en Internet ocurre casi lo mismo, se trata de un sistema de códigos propios que reflejan nuestra particular manera de ser.

Por lo general la relación se desarrolla tras el encuentro, con el intercambio de e-mail y una correspondencia que gradualmente se vuelve más cálida y con expresiones de afecto. Luego, el coqueteo se instala, vienen las insinuaciones y los avances. El entusiasmo acompaña a la expectativa que antecede al abrir la casilla de correo y hallar la ansiada frasecita «tiene nuevo correo». Una vez que se ha llegado a este punto se está lo suficientemente involucrado como para decir que se está viviendo un romance «on line», es inútil negarlo.

Este tipo de relaciones es más frecuente en adolescentes y jóvenes que se inician en el aprendizaje del amor y sus caminos, encontrando en las salas de «chat» el medio propicio y seguro para ensayar sus lances, coqueteos y técnicas de seducción así como para dar rienda suelta a su fantasía y curiosidad. También acuden a la red en busca de romance aquellos jóvenes y adultos que encuentran en su rutina o forma de vida limitaciones para establecer nuevas relaciones, las mismas que no tienen validez o importancia en este medio. Aunque son una minoría en términos poblacionales, cada vez son mas las personas que mantienen una relación principalmente vía Internet y desarrollan una vida en línea, además de los diferentes tipos de relaciones que tienen fuera de la red.

En el romance en la red, en el amor virtual, el medio puede parecer muy artificial y fácil de controlar pero las emociones y sentimientos que se llegan a vivir pueden llegar a ser bastante reales y difíciles de manejar. Uno puede enamorarse, incluso apasionarse, ser muy feliz o sufrir mucho de acuerdo a los vaivenes de una relación en línea, tal como ocurriría en una relación convencional.

Cuando estos cyber romances se encuentran fuera de la red con frecuencia surgen las decepciones; no todos asumen la realidad con el mismo vigor y entusiasmo que a una ilusión o fantasía.

Sin embargo no todo es desencuentro en el mundo virtual, cada vez es más frecuente el enterarse que algún amigo o conocido encontró su pareja a través de la Red y que les va muy bien; no solo se halla romance en la red, también muy buenas amistades, aquí parece cumplirse una vez mas la regla de la informática que dice mas o menos que uno obtiene de la computadora aquello que introduce en ella, algo así como dar calidad para recibir calidad.

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