‘Ally Mcbeal’ ha dado fama instantánea a Calista Flockhart. La actriz da vida en esta serie de televisión a un paradigma del fin de milenio. Con la serie, emitida por Tele-5 los jueves por la noche, ha nacido una heroína moderna.
La abogada interpretada por la actriz Calista Flockhart tiene vocación de paradigma de la profesional liberal de entre 30 y 40 años.
La idiosincrasia del personaje quedó sintetizada en el episodio A 100 lágrimas de aquí: tras conseguir que el gremio la inhabilitara por ser emocionalmente inestable, acusación fundamentada en el pequeño cataclismo que había organizado en un supermercado por un quítame ahí las patatas fritas, la letrada Mcbeal concluía el capítulo intentando reforzare su autoestima con el siguiente monólogo: “Que más puedo pedir. Tengo un buen empleo, buenos amigos, una familia que me quiere, libertad total y largos baños de burbujas”.
Pero las lágrimas que no podía contener ponían de manifiesto que todo aquello no hacía que se sintiera a gusto en su, en principio, inevitable pellejo. Quizá por ello él crítico de televisión de Los Ángeles Times la tachó de quejica.
Los problemas de Ally Mcbeal derivan de su pronto volcánico y de su torpeza en las relacionas sentimentales y sexuales. Es una versión laboralmente exitosa de la Bridget Jones en cuyo diario tantas y tantas mujeres se han visto reflejadas, eso dice al menos las ventas.
En definitiva, Ally Mcbeal es el estereotipo de mujer del nuevo milenio, trabajadora, temperamental, inteligente, atractiva, pasional y cerebral a la vez.
Postfeminista que cree en el Príncipe Azul
Flockhart es una postfemenista que todavía cree en el príncipe azul. Nacida en Freeport (Illinois, EEUU) el 11 de noviembre de 1964, la actriz era una desconocida antes de ser fichada por el productor David E. Kelly, el marido de Michelle Pfeiffer, para encarnar a la contradictoria – y precisamente por ello humana- Ally Mcbeal.
Su carreta se había desarrollado sobre todo en al escena de Broadway, siendo sus mayores logros los papeles de Laura en la obra de Tennessee Williams The glass menagerie y de Natasha en la pieza de Chejov The three sister.
En cine, ha actuado junto a Robin Williams y Gene Hackman en Una jaula de grillos, una reposición de Vicios pequeños dirigida por Mike Nichols. Poca cosa. Pero que le echen un galgo tras haber conseguido en 1998 un Globo de Oro a la mejor interpretación en una comedia catódica.