Los alumnos del IES Jesús de Monasterio nos relatan la preparación de su Semana Blanca, y también nos indican una serie de medidas y consejos que nos vendrán muy bien si nos animamos a esquiar este curso.

La salida a la nieve, o Semana Blanca, que se celebró el curso pasado en el IES Jesús de Monasterio, fue promovida y organizada por los alumnos, con la colaboración del jefe de actividades extraescolares.

La preparación de las actividades fue bastante rápida, en torno a las 2, 3 semanas, si se anda espabilado. La salida conviene realizarla en temporada baja o media, ya que los precios son sensiblemente inferiores y las colas son mucho más cortas.

La salida, dependiendo del lugar de partida y el de destino, debe de ser a temprana hora, para poder esquiar el día entero de la llegada o para llegar a la hora de cenar al albergue, para poder descansar y estar frescos para el día siguiente.

Conviene levantarse pronto, para ser de los primeros en pisar la nieve y aprovechar al máximo el tiempo de esquí, ya de por sí bastante corto. Además hay que llegar a tiempo a la cita diaria con el monitor de esquí. Después de dos o tres horas de clase matinal puedes aprovechar para practicar lo aprendido durante el cursillo hasta la hora de comer.
Cuando azote el hambre, no tienes más que sacar el bocadillo de la mochila, dar buen provecho de él y seguir esquiando. Después de «carvear» como un auténtico austriaco acudes a tu segunda cita con las clases de esquí, que se prolongarán casi hasta la hora de cierre de la estación.

De vuelta al albergue una ducha tonificante revitaliza cuerpo y mente, después de la agotadora jornada. A continuación, una copiosa merienda recarga las pilas de cara al ocio «aprés-ski».
El tiempo de ocio puede transcurrir por los billares locales, o si hay ambiente en la estación, por los diversos locales de ocio nocturno; aunque, los horarios de los albergues suelen tener un toque de queda, lo que limita los posibles saraos nocturnos.
Hay que tener en cuenta que hay que guardar unas horas de descanso, para que, al día siguiente no vayamos arrastrándonos por las pistas.

No hay que olvidar una serie de medidas como son:

– Utilizar protección solar adecuada ya que la radiación a la que nos vemos expuestos es mayor al incidir la luz en la nieve, proyectándola de nuevo, con lo que ésta aumenta unas diez veces su fuerza.

– Alimentarse bien. En las pistas se pasa mucha hambre, lo que merma nuestras fuerzas, acortando la jornada de esquí. Es muy importante beber mucho líquido, para prevenir la posible deshidratación y sensación de cansancio.

– Usar ropa de abrigo, porque, aunque en el albergue no haga frío, en las pistas la temperatura ronda los 0º C. Si se levanta un buen día conviene llevar ropa de abrigo en la mochila, ya que el tiempo suele ser muy traicionero. Además, conviene que ésta sea impermeable, ya que hasta los más expertos esquiadores ruedan por el suelo todos los días, con las consecuencias que ésto conlleva.

– Utilizar gafas de sol nos ahorrará mucho sufrimiento, ya que, aunque el día esté nublado, protegen nuestros ojos del viento que golpea nuestra cara al bajar a toda pastilla por las pistas, así como del sol que achicharra nuestras córneas. Esquiar sin gafas es muy peligroso, ya que puede provocar ceguera permanente en sólo dos días, a veces, incluso en menos. Esquiar sin gafas es más peligroso que mirar directamente al sol, así que no te la juegues.

 
¡Feliz Esquiada!

Trabajo original