Llevo un rato pensando si alguna vez me había dado cuenta de lo importante que es soñar, y ahora pienso que al ir pasando el tiempo e ir creciendo, los sueños son más escasos.
No me refiero a los sueños que tenemos cuando dormimos, que surgen de manera involuntaria, sino de aquellos sueños en los que piensas cuando estás despierto, caminando, charlando…, cualquier momento es bueno para soñar.
No creo que sólo en mi mente sean más escasos (aunque ahora están volviendo a resurgir), sino que la gente ya no quiere soñar. Los adultos se pasan la vida trabajando, agobiados con una hipoteca que pagar. Los niños pidiéndole a los padres que jueguen con ellos, pero pocas veces lo hacen. Y ahí está la respuesta. Los niños son los únicos que sueñan.
Todo lo que quieren se lo imaginan como en un cuento en el que ellos son los protagonistas. Pero como casi todo hoy en día, es sustituido por una videoconsola, un ordenador, etc, que están muy bien, pero también hay que dejar volar la imaginación.
Así, los convertimos en pequeñajos sin aficiones ni imaginación y, lo que es peor, no sueñan. Atrofiamos sus mentes.
Pero no todo el mundo puede permitirse tener una videoconsola o un ordenador, y a éstos sólo les queda soñar. Tal vez sueñen con tener una manta para poder dormir caliente, un beso en su mejilla de un alma compasiva, de su amor o de su madre.
Espero que la gente reflexione porque, si hoy la gente es como es, es por no soñar despierto y ¡¡se consideran mejores por no hacerlo!!.
Ojalá, a todos los que leáis esto, os queden muchos sueños por cumplir.