Los alumnos de 2º de Bachillerato del IES Bernardino Escalante de Laredo viajan a Madrid todos los años con motivo del viaje fin de curso. En esta ocasión han visitado el Real Jardín Botánico, una visita que, aunque se realice en Madrid, puede despertar o hacer aumentar el interés que los alumnos sienten por la naturaleza de Cantabria y sus paisajes.

Durante la visita que todos los años realizamos los alumnos de 2º de Bachillerato, con motivo de nuestro viaje fin de curso a Madrid, visitamos el Real Jardín Botánico.

Situado cerca de del Museo del Prado, donde Enriqueta y Luis Amando se enrollaron bien, a cuenta de Velázquez y familia, el jardín del que hablamos fue ordenado construir por Fernando VI, aunque en un lugar diferente al actual. Fue Carlos III quien dio las instrucciones para su traslado al paseo del Prado, donde se inauguró en 1781. Sus arquitectos fueron Sabatini y Juan de Villanueva.

José Quer, botánico y cirujano, aportó al comienzo unos 2000 vegetales, colección que fue incrementándose con las expediciones que se fueron realizando a América y al Pacífico.

El invernadero de exhibición

De todos los lugares del Real Jardín Botánico, el que más nos gustó fue el invernadero, en el exterior apenas había nada. En el clima de Madrid es necesario, tanto calentarlo en invierno, captando energía, como enfriarlo en verano.

El invernadero tiene tres zonas o compartimentos de exigencias climáticas diferentes: tropical, templado y desértico. Todo está regulado por ordenador, con sensores, para que todo funcione automáticamente. En su interior han plantado cerca de 1200 especies diferentes.

Para el mantenimiento de la temperatura, se capta energía solar por medio de paneles de caucho, calor, que después se almacenan en un gran depósito de agua. En verano se evita que los rayos del sol penetren por medio de láminas móviles, y además se nebuliza agua para que, por la energía que absorbe al evaporarse, haga bajar la temperatura.

El departamento tropical

En él se cultivan plantas que proceden de los bosques tropicales, con árboles adaptados a un clima estable de una temperatura media de 24 grados centígrados, y una humedad del 85%, y sin oscilaciones día noche a lo largo del año.

La mayor parte de las plantas cultivadas en este departamento, proceden de América. Fotografiamos helechos arborescentes, palmeras y orquídeas. Vimos las plantas carnívoras de suelos pobres y la colección de epifitas.

El departamento desértico

Las zonas secas se caracterizan por fuertes oscilaciones térmicas entre el día y la noche, escasa humedad y lluvia. Las plantas suculentas, aprovechan el rocío de la noche. Cerca de la jardinería sur, junto a las ventanas, se cultivan plantas africanas que nos parecieron llamativas. Las más raras, las «plantas piedras», tienen formas redondeadas y colores poco llamativos.

Los tejidos de los cactus son elásticos, capaces de contraerse y dilatarse según la cantidad de agua almacenada. En esta sección se cultivan plantas muy importantes, las «coníferas de hoja de palmera».

El departamento subtropical

En este tipo de climas, como es propio de determinadas partes del litoral mediterráneo, es frecuente que últimamente se cultiven, con aclimatación previa, plantas tropicales como el mango, la papaya, la piña.

La principal característica de esta zona es la total ausencia de heladas, aunque existan diferencias entre el invierno y el verano, tanto en las temperaturas como en las lluvias.

También hay plantadas en esta zona del invernadero, plantas de Canarias, con muchos endemismos, es decir, plantas exclusivas de allí. Tienen hasta el suelo cubierto de lava volcánica, como en las islas. También hay plantas de Azores y Madeira.

Trabajo original