Los alumnos de la asignatura Conservación del Patrimonio de Cantabria, que durante el curso han estudiado los aspectos más relevantes de la región, se trasladaron al Valle de Iguña para ver sobre el terreno lo aprendido.
En la asignatura Conservación del Patrimonio de Cantabria tratamos sobre los diferentes aspectos de nuestra Comunidad (geografía física, climatología, historia, demografía, vocabulario antiguo cántabro, patrimonio cultural y artístico…).
Es una asignatura muy interesante en la que podemos conocer nuestra región.
Con las actividades que hacemos en clase hemos aprendido a diferenciar las diferentes comarcas viendo las diferencias de clima, orografía, vegetación, densidad de población y vías de comunicación. También hemos hecho una salida al Valle de Iguña donde hemos podido comprobar todo lo que habíamos visto durante el curso.
En primer lugar fuimos a ver una casa del año1863. Era una casona, vivienda típica montañesa.
En el primer piso estaba la cocina, uno de los espacios más grandes, donde la antigua cocina de carbón ha sido sustituida por una más moderna. Igualmente había una pequeña habitación, llamada el cuarto del peregrino, y debajo de la escalera un pequeño hueco que hace de armario.
En la segunda planta hay una sala, que es el espacio habitable más grande de la casa y dos habitaciones. Arriba había una buhardilla.
Visita a la cuadra y la huerta
Fuimos a la cuadra de un vecino del pueblo, es pequeña y en ella se pueden guardar seis o siete vacas.
Luego fuimos a su casa y nos enseñó su huerto, allí tenía árboles frutales: higueras, ciruelos, manzanos, y una parra entre otros.
También había patatas, lechugas, cebollas. El cultivo y recolección de estos frutos les permiten autoabastecerse.
Y como motivo decorativo había rosales y otras flores y otros tipos de árboles. Pudimos comprobar como el huerto, junto a la producción de carne de su ganado, les permiten subsistir almacenando todos los productos en congeladores para su posterior abastecimiento.
A la salida del huerto vimos un antiguo molino de harina cercano a la estación de tren, ya que traían el trigo desde Castilla y le bajaban desde la estación hasta el molino y cuando ya estaba molido le volvían de regreso en el mismo tren.
Este molino funcionaba con la energía hidráulica del río, en el que habían hecho un canal para aprovechar la fuerza del mismo. En dicho canal también producían electricidad para la fábrica de leche cercana, y actualmente la electricidad sobrante es vendida a Viesgo.
Y por último vimos un animal muy valorado actualmente, ya que está en grave peligro de extinción, el burro, hembra en este caso, que tradicionalmente servía como animal de carga para transportar los carros.
La casa también tiene una cuadra, un pajar y una huerta. La cuadra y el pajar actualmente no tienen el uso que tenían de antes. Asimismo, la huerta ya no está dedicada al cultivo si no que ha sido transformada en jardín
Alto de ‘La Panda’
Después subimos en coche a un monte cercano llamado La Panda. Allí había muchas tudancas. Debido a la escasez de éstas, y a que es una raza autóctona, te dan subvenciones para mantenerlas y conseguir que no se extingan.
Luego hicimos una parada para contemplar las bonitas vistas del Valle de Iguña. Cuándo bajábamos vimos una portilla canadiense, que son unas rejillas incrustadas en el suelo para que las vacas se asusten y no pasen.
Iglesias
En el Valle de Iguña vimos dos iglesias. La primera iglesia estaba en Helecha. A esa iglesia pudimos entrar. Su tamaño era bastante pequeño, es de estilo Románico del siglo X y su ábside era de estilo mozárabe, del siglo IX.
Tenía una línea de imposta de ajedrezado de taco, y uno de los capiteles del ábside tuvo que ser reconstruido, ya que el arco no podía soportar el peso de la cúpula de cuarto de esfera.
La segunda iglesia estaba en Silió. En esta no pudimos entrar, lo único que pudimos ver fueron los capiteles tallados que había en el exterior con motivos de formas humanas. Esta iglesia es románica.