Con la llegada del verano y del calor saltan todas las alarmas en los bosques. Los incendios arrasan cada año cientos de hectáreas que tardarán en recuperarse. Los alumnos de La Paz han creado historias en las que el bosque y sus habitantes son los personajes principales.

UNA GRAN LECCIÓN
Por Luis Vellido. 6º C

En un día muy caluroso del verano de 2006, un grupo de unas veinte personas decidió ir al bosque a comer. Cuando llegaron extendieron un gran mantel, donde se sentaron todos a conversar.

En otro lugar del bosque el rey de los topos convocó una reunión a la que acudieron los animales más importantes.
-Ha llegado a mis oídos que unos humanos están aquí, en nuestro bosque, y creo que van a intentar destruir nuestro bosque, lo evitaremos como sea. – dijo muy serio el rey topo.

Lo que no sabía éste era que lo que dijo era falso.

El grupo de esos veinte amigos empezó a sacar cosas de sus bolsas. Sacaron muchos platos y vasos; luego, los alimentos. Tenían un poco de todo desde alubias envasadas hasta patatas fritas con guacamole.
Durante la comida se lo pasaron muy bien, los animales allí presentes espiándolos, pudieron oír muchas carcajadas.

Un rato después, al acabar su comida un chico insistió en jugar al fútbol. Cuando consiguió que sus amigos jugasen fue directo a por cuatro ramas, que fuesen duras para hacer las porterías.
Unos de los insectos, que estaba espiando, dio la alarma roja, al ver que el chico arrancaba las cuatro ramas, para que sus amigos hiciesen algo.
-¡ALTO!- gritó el zorro- te prohíbo que arranques esos palos.
-¿Tú?¿Tienes algún ejército? Somos veinte.
-Pues sí
Y empezaron a salir animales, desde insectos hasta carnívoros de los arbustos.
– ¿Sabes cuántas hojas de papel se pueden hacer con esos palos?
-No- contestó una chica
-Pues con esos cuatro palos muchos folios.- dijo la ardilla muy convencida- Esta mañana llegasteis aquí con la idea de destruir este bosque, seguramente dejaríais toda la basura por el suelo, después de todo lo que hay en este bosque os ayuda.
-Pero …- intentó decir un chico
-No, estoy muy enfadada- siguió hablando la ardilla- cuando os sentáis en una silla suele ser de madera, una mesa, un armario, una puerta, una estantería, todo esto es de madera, y vosotros vais y lo destrozáis, lo quemáis, hacemos muchas cosas por vosotros ¿Sabéis?
– Perdone pero se ha hecho una idea equivocada de nosotros. No hemos venido a destruir nada, era para hacer una portería y hemos traído bolsas de basura, pero bueno, la lección ha estado muy bien, no destruiremos nunca un bosque.
– Lo sentimos – dijeron a la vez los animales.

 


DE UNA ARCAIDA A LOS HUMANOS
Por Teresa Álvarez Bringas

Querido lector:

No sé quién eres ni cuál es tu nombre. No sé dónde estás ni dónde vives. Probablemente no te vea nunca, y tú a mí tampoco. Pero sé que me escucharás.
Podría arrinconar la muerte en esta carta, podría presentarme ante vosotros… pero mi aspecto me avergüenza.
Porque si me he convertido en el monstruo que soy ahora es por vuestra culpa. Porque si mis alas son ahora un amasijo de plumas apegotonadas y cubiertas de petróleo, es por vuestra culpa. Si mi garganta está asfixiada y enrojecida por los vertidos tóxicos, es por vuestra culpa. Porque si mis hermanas y yo no tenemos alimento, es por vuestra culpa. Porque si mi casa, que es el bosque, está sucia, es por vuestra culpa. Porque si ahora vivo escondida sin ver la luz del sol, sola y abandonada, sin más compañía que mi esperanza, que es bien poca, es por vuestra culpa. Porque si mis hermanas y yo morimos en un incendio provocado, será por vuestra culpa.
Si aún no me has comprendido, será mejor que comience por el principio…
Mi nombre es Minhes y soy una arcaida. Seguramente habrás oído hablar de mí y de mi especie en leyendas populares. Pero no me atrevo a decir desde dónde te escribo, pues dudo de los hombres y de su bondad. Porque si de trece hermanas que éramos, sólo sobrevivimos cinco, es por vuestra culpa. ¿No os habéis parado a pensar? ¿No añoras el fresco agua de los manantiales y arroyos correr por tu piel ardiente y sudorosa? ¿No has pensado nunca que el bosque es fuente de vida? ¿Quién os ha alimentado, quién os ha dado de beber? ¿Quién os ha calentado y protegido del frío del invierno? ¿Quién os ha dado todo hasta agotarse sin pedir nada a cambio? Piensa. ¿Quién os ha dado sombra los días de sol ardiente? ¿Dónde habéis pasado vuestros más gratos momentos en soledad? Te acuerdas, ¿verdad?
Y ahora piensa… ¿Quién os va alimentar si ya no hay bosque? ¿Quién os dará de beber? ¿Dónde conseguirás mejor sombra que las hojas de los árboles? ¿Y mejor protección?

Probablemente no sobreviva más. Pero si algún día mi sueño se hace realidad deberé agradecértelo a ti, que encontraste mi carta y me creíste, luchaste y sobreviviste, por mí y por el bosque.

Te lo agradece eternamente:
Minhes

 

 

EL ZOO DE LAS AVES
Alejandra Díaz. 5º

Erase una vez un país llamado Tara, donde había un zoo maravilloso que sólo contenía aves.
Un día, paseando por una especie de monte, nos sorprendió la gente que había en un recinto abierto, contenía cantidad de escalones, unos carteles que decían: «prohibido comer«. Justamente detrás había unas cabañas de madera, con pequeñas ventanas. Más tarde comprendí, que allí se encontraban aves como águilas, buitres, Cóndor, etc. ..
En ese momento iban a realizar una actuación, con unos hombres que estaban protegidos con guantes gordos y más en los brazos, era para protegerse de las garras.
Les soltaban y se iban volando unos kilómetros, a la vuelta se posaban en los brazos de sus cuidadores.
Pero lo más sorprendente de todo fue que a lo lejos venía algo maravilloso y elegante, era blanco y negro con sus alas abiertas, median dos metros y pasaba a un centímetro de tu cabeza, era el Cóndor. Fue un espectáculo genial.
Siguiendo un camino había unas aves a las que podías dar de comer con la mano, eran larguiruchas y con unos moños en la cabeza, la verdad eran muy graciosa.
Más tarde pasamos por unos puentes de cuerdas, y más animales paseaban por allí, como cuervos negros, palomas, gorriones, etc.
A la izquierda del camino, encontramos cantidad de jaulas, llenas de jilgueros de colores verdes, amarillos, azules, naranjas…
Por la tarde encontramos a los loros. Cada uno sabía un idioma.
Nos sacamos fotos con todos ellos, mientras unos comían, otros volaban etc.,
Al anochecer fuimos a un restaurante a cenar, mientras disfrutábamos de la velada con otra actuación de búhos.
Fue una experiencia fantástica, aunque por suerte, porque si no pasamos por allí esta experiencia no se habría producido.

Trabajo original