El Ayuntamiento de Torrelavega ha organizado el programa juvenil ‘Entre luces’, planteado como alternativa de ocio para el fin de semana. Una alumna nos relata cómo fue su participación junto a tres amigos en una Gymkhana.

El domingo día 13 de abril asistimos a la gran Gymkhana que se celebraba en el colegio del Zapatón en Torrelavega en el marco del programa ‘Entre luces’. Fue una buena oportunidad de divertirnos y de pasar la tarde del domingo. Además, había un atractivo premio para el ganador, un fin de semana de aventuras para cuatro personas.

Nos habíamos apuntado el día anterior a la gymkhana, y allí nos presentamos los cuatro participantes que formábamos el grupo, a quienes nos asignaron la letra B. Nada más encontrarnos con nuestros guías, nos explicaron las normas: Se trataba de 10 pruebas que se realizarían tanto fuera del recinto como en sus salas interiores.
En cada prueba ganaríamos puntos según lo bien o mal que las realizáramos. El tiempo no era algo importante para conseguir el triunfo, sólo contaba nuestra rapidez, inspiración, concentración y puntería ante las diferentes dificultades a las que nos teníamos que enfrentar. Nos dieron una tarjeta con nuestra letra, en la que cada monitor debería firmar nuestra presencia en su prueba para poder pasar a la siguiente. A partir de ese momento, nos teníamos que transformar en reporteros del tiempo y cada prueba se desarrollaba en una época y lugar diferentes, en el siglo XVIII, en el año 3.040, en un campeonato de rally… Acabadas sus palabras salimos disparados (aunque no contara la rapidez) y nos dirigimos a la recepción de la gymkhana. Las pruebas fueron las siguientes:

Primera

Constaba de tres partes, una primera experiencia con los dardos en la diana, seguidamente la magia de las cartas y un emocionante partido en el futbolín contra dos de nuestros monitores. En cada una de estas partes teníamos que apostar una determinada cantidad de Bocus (La moneda en la gymkhana que solamente se emplea en esta triple prueba) Si conseguíamos superarla, nos otorgaban lo apostado más el doble, mientras que si perdíamos, nos retiraban lo apostado.
Con los dardos no tuvimos mucha suerte, pues nos quedamos a un punto de conseguir doblar nuestra cantidad de Bocus.
El juego de las cartas era simple, se levantaba una carta que quisiéramos y debíamos adivinar si la siguiente a levantar era mayor o menor que la anterior. La suerte tampoco nos acompañó en este caso.
Finalmente, la partida en el futbolín terminó de arruinarnos, y salimos de allí turbados tras esta costosa prueba.

Segunda

Tuvimos que ir a la Casa de la Cultura. Allí nos esperaba una monitora la cual nos dio una hoja con 9 acertijos que debíamos responder. Cada uno costaba un punto y con toda nuestra concentración e intuición intentamos responderlos. Salimos de allí con siete puntos que se acumularon en nuestra cuenta.

Tercera

Esta prueba se desarrollaba en el exterior, pero no fuera del recinto del colegio. Se trataba de agudizar nuestra puntería con el arco y la flecha. Tras unos tiros de iniciación en los que nos hicimos con la técnica, procedimos a nuestros lanzamientos, dos cada persona del grupo. Conseguimos un total de 50 puntos, y salimos disparados a por la siguiente.

Cuarta

Nos mandaron hacia el auditórium. Debíamos situarnos en el futuro. Por esta razón, tuvimos que idear un maquillaje adecuado para esa época y pintarnos todos igual. Disponíamos de todo, crema, sombras, pintalabios, purpurina, lápices de todo tipo… En esta prueba se valoraba el ingenio y la imaginación

Quinta

Nuestra siguiente prueba se desarrollaba en la segunda planta del edificio. Nuestro cometido era averiguar el lugar en el que habían escondido una brújula, y nada más encontrarla, indicarle a la monitora dónde se encuentra el Norte. Tardamos bastante en dar con ella, a pesar de situarse en un sitio fácil de ver y por el que habíamos pasado varias veces sin encontrarla.

Sexta

Nos dirigimos a recepción y nos destinaron al patio del colegio. Allí estaba un monitor con un coche teledirigido. Debíamos completar un circuito en el menor tiempo posible. El primer coche se estropeó en plena carrera, pero el segundo de repuesto nos permitió conseguir un buen tiempo para nuestra cuenta

Séptima

Dos monitoras nos estaban esperando para esta prueba. Al igual que la primera, también constaba de varias partes, cuatro concretamente. En la parte inicial, teníamos que tirar a canasta desde la distancia del tiro libre dos veces cada uno. En la segunda debíamos hacer lo mismo, pero con los pies atados. En ambas tuvimos bastante mala suerte, pero en la tercera recuperamos. Consistía en hacer entradas a canasta. La cuarta eran relevos. Teníamos que recorrer el patio, ida y vuelta, con un balón o con un periódico entre las piernas. Quedamos fatigados, pero conseguimos un buen tiempo. Nos encaminamos despacio hacia la recepción para recoger el siguiente destino

Octava

Nos dirigimos al Circo del Sol, en el cual tuvimos que convertirnos en artistas circenses. Estaban a nuestra disposición globos y pelotas de malabares. El objetivo era, por una parte, realizar las máximas figuras de globo posibles, y por otra, hacer malabares con esas pequeñas pelotas. Hicimos cuatro figuras en globo, y lo que pudimos con los malabares y nos fuimos a por la siguiente prueba

Novena

Se realizaba en el gimnasio, había allí montado un karaoke. Asumimos la idea de cantar lo mejor posible para aprobar. Dudábamos que canción cantaríamos entre las más de 100 que estaban disponibles. Al final elegimos una de Jarabe de Palo, La Flaca. Al principio estábamos un poco desconcentrados, pero a medida que transcurría la canción, le fuimos cogiendo confianza al micrófono, así que la terminamos lo mejor posible y nos fuimos a por la última prueba.

Décima

Para finalizar, nos destinaron al patio, donde anteriormente hicimos los relevos y los tiros a canasta. Allí nos esperaban las dos monitoras. Cerca había una fuente. Nuestra misión era llenar un caldero de agua de unos cinco litros, separado dos metros de dicha fuente. A cada uno nos dieron un utensilio con el que poder llenarlo: una fregona, una esponja, y un tapón de botella. La persona que no disponía de ninguno de estos intrumentos podía utilizar todo lo que quisiera, ya fueran las manos, zapatos, camisetas, mochilas… Todo valía

Nos llevaron a todos los grupos al gimnasio y allí se proclamaron los cuatro primeros grupos destacados. Quedamos los terceros. El grupo ganador se llevó un viaje de un fin de semana en el que harán aventuras de todo tipo. Nos esperaba también allí comida y bebida para terminar la tarde.

Estas actividades que se han desarrollado han sido muy gratificantes, ya no sólo por la gran gymkhana, sino por todo lo que ha habido anteriormente, un gran número de talleres, salas de juegos y animaciones deportivas. Estamos seguros de que volveremos el próximo año, pues ‘Entre luces’ es una buena alternativa para esas tardes de los fines de semana que, en ocasiones, podemos encontrar monótonas.

Trabajo original