Concluye el Año Santo y Lebaniego en el que a fuerza de empeño Cantabria ha querido mostrarse no sólo como la capital del mundo católico, sino, en palabras del Consejero de Cultura Francisco Javier López Marcano, “como un muestrario de la oferta turística y las cualidades naturales y culturales de España.

Un lema se ha hecho en estas fechas felizmente común en todo el mundo, ‘Cantabria Infinita’, dos palabras que “representan nuestro carácter de gentes viajeras, a veces por el obligado perfil de una tierra a veces difícil para vivir y que nos ha obligado a dejarla con dolor. Por eso es infinita también, porque vivimos mas allá de los cordales de los Picos de Europa, de la Sierra del Escudo, de Cabuérniga y el mar, pero siempre regresamos”, nos refería el Consejero.

Santo Toribio es uno de los cuatro lugares santos del mundo junto a Roma, Santiago de Compostela y Jerusalén. El origen de la tradición se remonta a la Alta Edad Media, cuando los monjes buscaron amparo en las montañas, y junto a su vida escondieron en ellas su credo y su saber en libros laboriosamente copiados a mano, y bellamente decorados, las escenas del Beato que, junto a una manifestación de su saber, buscaban la preservación de sus miedos, saberes y afanes, en una sociedad asolada por el analfabetismo. La llegada de la reliquia de la Cruz de Cristo en estos remotos siglos, y su custodia por los monjes en esa joya, a modo de cajetín, que llamamos Lignum Crucis, convirtió a Cantabria en el símbolo de la resistencia nacional y religiosa.

Pero tan larga tradición ha tenido este año algo de especial. En esta legislatura, el consejero regionalista ha volcado todo el empeño de la Administración Autonómica en convertir los actos (1144), en una reivindicación de la identidad cultural de un pueblo y en una muestra desbordada de las capacidades económicas y sociales de la comunidad. Y las cifras respaldan la gestión realizada, con 1.300.000 visitantes sólo al Monasterio, 1.482.000 espectadores a los actos y una inversión en actos e infraestructuras de casi 14 millones de euros, recuperados, según el Gobierno a través de los patrocinadores.

En este año jubilar, celebrado bajo el lema ‘La Cruz, Signo de Vida’, y desde el momento en que se abrió la Puerta del Perdón, la puerta del Monasterio que custodia la reliquia de la cruz de Cristo, el 23 de abril de 2006, todos, la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, los ayuntamientos lebaniegos y, por supuesto, las autoridades religiosas, han trabajado duro para que la comarca fuera una cita imprescindible. Como nos ha expuesto el Consejero de Cultura, Javier López Marcano, «nos hemos jugado algo más que conciertos y grandes exposiciones, nos hemos jugado nuestra identidad». Y todo ello en tiempos donde los movimientos de integración con Castilla han recobrado fuerzas.

La presencia de peregrinos, los resultados económicos y el impacto sobre la imagen regional, traducible en cifras de negocio, han sido notables. Y muy superiores a anteriores citas. Directamente relacionado con el evento religioso, el Gobierno espera superar el millón de visitantes.

Unido a su oferta tradicional de naturaleza y cultura, Cantabria ha sido escenario de grandes exposiciones y muestras culturales (como la de los beatos o códices miniados, el montaje ‘Angeles y Demonios’), sede de grandes actos populares (como la ‘beach party’ de Laredo o el Festival Internacional de Música Folk de San Vicente), puerto de grandes giras mundiales (Shakira o Bruce Springsteen), sede de grandes espectáculos como los que, recubiertos de imagen, luz y fuego asombraron en Torrelavega, Picos de Europa y Santander, y de la mano de genios como la Fura dels Baus los días 21 y 22 de abril. O laboratorio de grandes transformaciones permanentes que prolongaran en el tiempo la calidad de nuestro atractivo como región. Es el caso de la orquesta ‘Cantabria Infinita’, el ‘territorio Soplao’ o el Centro Cantábrico de Interpretación del Románico y el Gótico, como nos explicaba López Marcano

¿Qué es el ‘Territorio Soplao’?.
«El ‘Territorio Soplao’ son 3500 h, situadas a 740 metros de altitud, en la sierra del Arnero, entre Valdáliga, Rionansa y Herrerías. Un territorio nacido de la actividad de la poderosa naturaleza cantábrica y la acción esforzada de los mineros que labraron la montaña desde 1856 para explotar el aragonito, y que lleva camino de convertirse en el mayor parque natural de Cantabria, y el mayor taller de orfebrería que la naturaleza ha creado, en listitas y aragonitos subterráneos. Un conjunto de cuevas donde la naturaleza ofrece toda la potencia de su creación, y que deslumbra a medida que un tren minero introduce al espectador en una de las cuevas mas mágicas del mundo».

Pero Cantabria no sólo destaca en su vigorosa naturaleza, el Gobierno ha aprovechado la cita para relanzar su patrimonio artístico.

Sí, uno de los retos ahora es el Centro de Interpretación del Románico y el Gótico en San Román de Escalante, que se ha constituido en los terrenos de la iglesia románica del mismo nombre, casa del mejor conjunto de cariátides del románico español, construida en el año 1200, y que hasta ahora pertenecía a Juan Melis y Toño Iribarnegaray. Tras ser adquirida por la Consejería, albergará en la iglesia y sus jardines, un centro de estudio e interpretación del arte medieval cantábrico que recorrerá los 270 km de litoral, con bellezas como las de Castro o San Vicente, penetrando hasta los templos de Lebeña y Potes, y cuya primera obra será editar un facsímile de este ingente patrimonio.

Pero no todo ha sido un camino de rosas. Las diferencias políticas han sido evidentes hasta en esto. Y la capacidad organizativa de la comunidad ha sido puesta al límite en algunas ocasiones, percibiéndose una falta de experiencia y una limitación de medios, propios por otra parte, en una región pequeña. La primera prueba fue el concierto de Bruce Springsteen, que estuvo envuelto en una importante polémica cuando, al poner las entradas a la venta, rápidamente se vendieron, la mayor parte de ellas fuera porque en Cantabria hubo un problema en el programa informático de quienes estaban autorizados para la venta, lo que impidió, además, la venta en taquillas, dejando a cientos de seguidores en la cola, mosqueados y sin posibilidades de ir al concierto.

Los actos de cierre tampoco han estado exentos de polémica. La actuación de la Fura dels Baus en los farallones de Fuente Dé, a la entrada de Picos de Europa demostraron cierta distancia entre el deseo ilusionado y la capacidad real. La carretera que conduce desde Potes hasta el circo glaciar donde se iba a desarrollar el espectáculo quedo colapsada, impidiendo el acceso de cientos de visitantes. Los que dejaron sus coches en Potes, a 10 km, confiando en que hubiera transporte público para poder acceder al recinto, se encontraron en que éste no estaba previsto. Hubo deficiencias de coordinación entre los servicios de información turística (regionales, jubilares y municipales) que llevaron a que algunos estuvieran en pleno apagón informativo. Tampoco se pudo realizar todo el espectáculo, pues no se previó que las autoridades del Parque nacional se opondrían a utilizar fuegos artificiales en ese espacio. La noche del sábado 22 acabaría con un intento de motín de parte de los desplazados a la zona, que no acabó con cargas policiales gracias a la intervención personal del Consejero.

Errores aparte, reconocidos por el propio López Marcano, que ha asumido toda la responsabilidad, un final injusto, para uno de los esfuerzos más intensos que los poderes públicos han desarrollado para revitalizar la imagen y la cultura regional.

Trabajo original