Había una vez una primavera que tenía muchas flores, tantas flores como un invernadero. Un día una bruja muy mala lanzó una maldición terrorífica. Era la maldición de que desaparecieran las flores.
Pero unos niños llamados Antonio, Fernanda, Carmen, Naroa e Isabel no se quedaron de brazos cruzados. Un día dijo Isabel:
– Yo quiero quitar el hechizo
Y dijo Naroa:
– Estoy de acuerdo
Y se fueron donde la malvada bruja. Cuando llegaron al castillo dijo Carmen:
– ¡Ay¡ Este castillo da miedo.
De repente apareció la bruja y exclamó:
– ¡Cómo os atrevéis a entrar en mi castillo!
Fernanda respondió:
– ¡Cállate malvada!
Contestó la bruja:
– Os destrozaré a todos.
Y dijo Naroa:
– Sí, lo que tú digas.
Luego, les estaba lanzando hechizos mágicos y dijo Antonio:
– No podemos derrotarla.
Y dijo Fernanda:
– Esa loca de bruja nos va a destrozar, tenemos que largarnos.
Al cabo de unos días las flores no crecían y los niños se pusieron muy tristes porque las flores no crecían. Pero un día decidieron volver donde la bruja. Luego cuando llegaron al castillo llevaron una mofeta.
Habló la bruja:
– Os volveré a destrozar.
Respondió Fernanda:
– Cállate malvada, esta vez hemos traemos una mofeta.
Y, de repente, la bruja desapareció, las flores volvieron y todo seguía siendo tan bonito como siempre.