Había una vez un niño llamado Matías que de mayor quería ser bombero. Desde pequeño siempre la habían gustado las mangueras, las escaleras, los coches de bomberos.

Llegó el carnaval y ¡cómo no! Matías se disfrazó de bombero.

Un día Matías estaba jugando con su coche de bomberos y su padre le dijo:

Para ser bombero tienes que pasar una prueba.

Pasaron los años y Matías se hizo mayor. Un día Matías iba con su padre paseando y, de repente, escuchó el sonido de la sirena de los bomberos. Su padre le dijo:

Ésta es tu oportunidad.

Matías se subió al coche de bomberos. Le dieron el traje, el casco… y se fueron a la casa en llamas.

Matías desalojó a las personas de la casa y salvó a las atrapadas.

Y por fin apagó el fuego con sus padres y compañeros.

 

Al final a Matías le nombraron mejor bombero de la ciudad. Todos sus amigos y familiares le felicitaron y Matías se puso muy contento. Un sueño hecho realidad.

 

Trabajo original