En el mes de diciembre hicimos una visita a la fábrica de Solvay que está situada en Torrelavega. Allí conocimos la historia de su fundador y pudimos recorrer las instalaciones con más de cien años de historia.

Fuimos en tren de FEVE desde Santander hasta Barreda, y nos dio tiempo de hablar y a algunos de dormitar durante el trayecto.

La visita fue muy interesante. Nos mostraron las distintas secciones de la fábrica en las que se fabrican los diferentes productos como: bicarbonato sódico, que es utilizado para nutrición animal; cloro, que se usa para desinfecciones de aguas, eliminación de olores, etc; sal, se usa para la industria alimentaria, textil, etc. Aparte de estos productos se fabrican muchos otros también importantes.

Nos contaron la historia de su fundador Ernest Solvay, que nació el 16 de abril de 1823 en Bélgica. Sus grandes conocimientos en física y química le llevaron a descubrir un método revolucionario para la obtención de carbonato sódico por el proceso de amoniaco, conocido hoy como proceso de Solvay. Se supo rodear de grandes científicos de la época como Einstein, el matrimonio Curie, Planck, Rutherford, etc.

La presencia de Solvay en España comienza en 1904 con la construcción de la fábrica para la producción de sosa cáustica y carbonato sódico en Torrelavega (Cantabria). Más adelante se construyó otra fábrica en Barcelona que juntas constituyen los pilares básicos de la compañía en España. Los municipios circundantes siguen vinculando su progreso económico al desarrollo de esta fábrica que apuesta por el futuro, a base de innovación, esfuerzo solidario y de una perfecta organización. En este sentido hay que resaltar la aportación prestada por dicha fábrica al desarrollo socio-económico de la comarca del Besaya a través de la creación de puestos de trabajo tanto directos como auxiliares de servicios, mantenimiento y transporte contratadas por ella. En la actualidad, esta fábrica exporta del 20 al 25% de su producción a todos los lugares del mundo.

Lo que más me llamó la atención fue la turbina de un avión (un boeing) que allí usan para convertir vapor de agua en electricidad, y el sistema de transporte que usan los empleados para moverse por la amplia fábrica, bicicletas viejas.

Cuando terminamos la visita nos invitaron a un pequeño lunch con tapas y bebidas. La verdad es que después de estar más de dos horas de visita recorriendo la fábrica teníamos el estómago dispuesto a lo que fuera.

Nos animaron a seguir estudiando y prepararnos para entrar en la empresa, recalcándonos la importancia de una buena preparación académica para optar a un puesto de trabajo en cualquier empresa.

 
Trabajo original