En época preelectoral los ayuntamientos se dedican a hacer todas esas grandes y pequeñas obras que prometieron al principio de la legislatura y después se olvidaron de ellas hasta las elecciones. Es el caso de Torrelavega.

En Torrelavega gobiernan desde hace tres años en el Ayuntamiento el PSOE y el PRC y aunque han hecho obras en esos tres años sólo alcanza al 50 por ciento de lo prometido a los ciudadanos. La ciudad está este año inmersa en continuas obras de construcción y reforma que causan molestias a todos los ciudadanos y sobre todo causan molestias a todos los pobres conductores que circulan por la ciudad, que no saben por qué calle circular, ya que un día una está cortada por obras, al día siguiente la abren al tráfico y después la vuelven a cortar… Señores, no circulen por Torrelavega, esto es un caos.

Volviendo al tema principal, se han llevado a cabo obras importantes, como la remodelación de las travesías que pasan por el centro de la ciudad y parte de la calle Teodoro Calderón en el tramo desde el concesionario de Lumarca hasta la nueva rotonda de la Granja Poch, pero con resultados muy extraños para mi idea de ciudad de 60.000 habitantes. La calle Teodoro Calderón tenía dos carriles para la misma dirección, con lo que había un tráfico más fluido y tras su remodelación, incluida la construcción de más de 700 viviendas en una zona de naves prácticamente abandonadas, nos encontramos una calle de un carril para cada sentido de circulación. Pero eso sí, aceras de más de siete metros de anchura en algunas zonas, tamaño exagerado cuando un técnico recomienda un máximo de tres metros de anchura para las aceras de esa zona y aparcamientos en batería, pudiendo haber conseguido una calle con mayor fluidez de tráfico haciendo el doble carril e instalando medianeras entre los dos carriles. Así se podrían haber creado todavía más plazas de aparcamiento en una zona en la que escasean, y se podría haber realizado, ya que cuando esta obra se llevó a cabo no se habían construido las viviendas, pero ya no hay vuelta atrás y así se quedó. Al igual que en Cuatro Caminos, que se tuvieron que poner semáforos porque el Ayuntamiento hace unos años se resistió a decir no a un promotor que construyó un edificio donde había otro en ruinas, que si se hubiera derribado habría dejado un maravilloso solar en el cual se habría podido construir una rotonda para no tener los atascos que se montan por culpa de los semáforos.

Actualmente en Torrelavega se están llevando a cabo las obras de construcción de ¿una rotonda? en la confluencia de La Llama con Fernando Arce, donde estaba la gasolinera de La Llama. Después de que el Ayuntamiento ganara el juicio a Repsol, me entero en ‘El diario montañés’ que el Ayuntamiento, siete semanas después de iniciar la construcción, tiene que pagar una millonada a Repsol por tirarles la gasolinera. Vaya pantomima señores, encima vaya rotonda, un trozo de cemento con adoquines en medio del cruce, rodeado de isletas en las que los autobuses se quedan atrapados y provocan unos atascos en hora punta que llegan hasta la autovía y en los que la policía local no está presente, sólo está un obrero con una señal en la mano que encima lo empeora más.

Pero esta calle tiene otros antecedentes como los semáforos, las medianas que tuvieron que ser sustituidas por otras rebasables, porque no pasaban ni los autobuses ni los vehículos de emergencia. A ver si el Ayuntamiento toma nota de esto último y lo aplica en el Boulevard Ronda, conocido como ‘Ruta del Colesterol’, ya que una vez pude comprobar que había un coche aparcado allí, ardiendo, y para poder acceder los bomberos tuvieron que meterse por la rotonda anterior e ir por el otro sentido; más de trescientos metros con la suerte de no encontrarse con otro vehículo de frente, pero si se lo hubieran llegado a encontrar, habría podido producirse un accidente serio.

En otra ocasión, en el tramo entre el túnel del Barrio Covadonga y la rotonda de Torres había un importante atasco. Cuando llegó una ambulancia del 061 con un enfermo grave en su interior tardó más de quince minutos en poder pasar ese tramo de 400 metros. No sé si el enfermo llegaría con vida al hospital.

Aparte de todas estas obras de carácter municipal o regional, las empresas privadas también están trastocando el latido diario de nuestra ciudad; y sobre todo en calles recién reformadas en las que, medio año después de ser inauguradas, ya trabajan sobre ellas máquinas destrozándolas y eso que el Ayuntamiento ha hecho una normativa por la cual ninguna calle del municipio podrá volver a ser levantada si no pasan un mínimo de tres años desde la fecha de su inauguración.

Aunque, afortunadamente, no todas las obras son tan malas. Hay algunas que nos dan seguridad, como el nuevo parque de bomberos municipales en el ferial, con capacidad para más de once vehículos y preparado para una plantilla de más de cien bomberos. Otras nos traen ocio como el nueva área comercial en Sierrapando, el teatro municipal Concha Espina o el parque de la Viesca, muy descuidado y degradado por el Ayuntamiento y el Gobierno regional, pero que es precioso y nos podemos considerar privilegiados de tenerlo a escasos quince minutos del centro. Otras obras nos traerán trabajo, como el polígono industrial Tanos-Viérnoles, y otras nos mejoran la vida como el nuevo saneamiento, la eliminación del bombeo, la renovación de casi el 20% de las tuberías de abastecimiento de agua a la ciudad y la construcción de nuevos aparcamientos públicos.

Todas estas obras están en ejecución o ya finalizadas, pero quedan muchas en el tintero de la señora Blanca Rosa, como el conocido Parque Miravalles, el soterramiento de FEVE , el tercer parking subterráneo de la ciudad, la comisaría de la policía local en el ferial, el estadio de ‘El Malecón’ o el centro de salud de Tanos, además de numerosos viales, como el boulevard radial oeste, la travesía de Campuzano N-611 o el asfaltado de la avenida del Besaya en el barrio Covadonga y un montón de viviendas de protección oficial que de momento sólo son planos y prados, el plan parcial Mies de Vega, la recuperación de las riberas de los ríos, la pasarela peatonal entre Torres y Ganzo y otras muchas obras de menor envergadura.

Con esto termino. Da igual qué partido gobierne, siempre va a ser lo mismo: obras cumplidas y obras incumplidas en mayor o menor medida, pero siempre va a ser así y, sobre todo, obras e inauguraciones meses antes de las elecciones.

 

Trabajo original