La cadena privada Telecinco impulsó durante el pasado mes de octubre una campaña contra la piratería que pretendía concienciar al espectador del gran prejuicio económico que puede suponer a las discográficas, a la industria cinematográfica, a las empresas de videojuegos y a la propiedad intelectual, impulsora de nuestra cultura y de nuestro congreso.
Una actividad directamente relacionado con la piratería es la conocida como top manta, que consiste en la venta de material pirateado en forma ilegal. El número de ventas realizadas por el top manta es tan alto que las grandes multinacionales dedicadas a la venta de discos, videojuegos etc…ven amenazados sus ingresos, y los creadores desalentados a su trabajo. Esta situación ha provocado alarma dentro de los propios estados, por lo que el gobierno está estudiando medidas para frenar el avance de la piratería.
Pero junto al top manta, otras modalidades de piratería socavan el mercado y la cultura actual. Así, la piratería se puede clasificar en cuatro tipos diferentes:
- La piratería del usuario final
La forma más común de la piratería. El usuario final o la organización copian el software en más equipos de los que el acuerdo de la licencia permite (por defecto, cada que utiliza un software debe tener su propia licencia). - La piratería de carga de disco duro
Los distribuidores de equipos informáticos sin escrúpulos cargan previamente software sin licencia en los equipos y no suministran a sus clientes las licencias necesarias. - La piratería de falsificación y de cd-rom
Los vendedores ilegales, que con frecuencia se organizan en redes delictivas, transmiten software falso como si fuera auténtico, intentado emular el embalaje del producto con el nombre de la empresa y las marcas comerciales propietarias. - La piratería de internet
Se trata de cualquier tipo de piratería que implique la distribución electrónica no autorizada o la descarga desde internet de programas de software con copyright.
Parte del problema radica, evidentemente, en la colaboración de la población, que ve en estas prácticas una forma de ahorro y acceso a productos de otra forma inalcanzables sin reparar en la baja calidad de los productos, el esquilmamiento de los autores, la ruina de los investigadores y creadores que no ven recompensadas sus inversiones, la financiación de redes organizadas que derivan parte de sus ingresos hacia actividades como el narcotráfico o el terrorismo o, en el caso de los ordenadores, su vulnerabilidad ante virus y programas espía.
Las discográficas españolas han amenazado con llevar a los tribunales a los internautas españoles que realizan intercambios de música en internet. Sostienen que acabar con el top manta no es suficiente y lo que de verdad temen es la piratería en Internet, como últimamente parece estar de moda manifestar desde la aprobación del plan antipirateria. Por ello han confirmado que el intercambio gratuito de música con programas p2p es ilegal en España y que van a tener que demandar a alguien para que la justicia demuestre que es ilegal.
Los músicos ante esta ola de piratería empiezan a dar sus opiniones sobre este tema que se está cargando todo el esfuerzo de un grupo de personas que se dedican a este mundo.
Junto a la tendencia a la organización de los creadores para hacer frente al problema, las declaraciones en estos días de Alex Ubago han sido esclarecedoras: “Es algo que poco a poco se esta cargando la música, junto a ciertos portales de internet que te permiten bajarte la música gratis. Son fraudes que no parecen ser demasiado graves, pero hay que concienciarse de que se está comerciando con nuestra obra y nuestras ideas. Hay que poner soluciones por parte de los compradores, las compañías y los comerciantes. Creo que es una cuestión de valorar más las ideas, respetar el trabajo de los demás y darle valor a un disco”.
La estadística muestra que en España el 43% de software informático que se compre es ilegal y el 27% de las empresas españolas ven afectada su imagen y facturación a causa de la copia ilegal de sus productos.