Sociedades secretas, misterios ocultos en el pasado, un eterno caminar entre pistas que mantiene en vilo al más ávido lector… ¿Por qué ejercen tanta fascinación las historias que siguen tales veredas?

Nadie niega que no lo hagan, no hay más que rebuscar entre los éxitos de los últimos años: El último Catón, El código Da Vinci, La hermandad de la Sábana Santa… Todos tienen en común un punto de partida, un misterio del pasado; un desarrollo mezcla de intriga y aventuras a ritmo de bestseller, y un récord de ventas.
Cada vez hay más títulos en el mercado y cada vez más editoriales interesadas en esta clase de libros. Uno de los ejemplos más recientes: La Factoría de Ideas, que publicó el pasado año 2004 su primera novelas de este tipo La ecuación Dante, en poco tiempo se ha convertido en uno de sus libros más vendidos, alcanzando puestos en las listas de las líneas de hipermercados, cosa ignota para esta editorial hasta entonces.

Titulo: La ecuación Dante.
Autora: Jane Jensen
Traducción: Marta García Martínez
Fecha de publicación: Noviembre 2004
Páginas: 560
Editorial: Factoría de Ideas
Género: Thriller histórico
Premios: Philip K. Dick (2004)
Argumento: Thriller vertiginoso que explora la relación entre la ciencia y lo divino, el bien y el mal, el espacio y el tiempo, Jane Jensen nos lleva desde el mundo que conocemos a una realidad que apenas podríamos imaginar.

¿Y cuál es la causa de esta fijación de género? Muy sencillo: vende.
No nos vamos a engañar, la literatura es un mercado aprisionado por la televisión y, en el mejor de los casos, por el trabajo. Los libros están cada vez más y más caros; y no es sólo el euro, en muchos casos se registran subidas desmesuradas en intervalos de uno o dos años en este mercado, no sólo en géneros minoritarios –donde la subida es más acentuada- sino en general.

¿Dónde quedaron aquellos libros de bolsillo de 5 a 6€? Yendo a cualquier librería nos encontraremos precios medios entre los 7 y los 11€ en este formato. Supongámonos el caso de una persona trabajadora que de vez en cuando, mientras pasea el carrito de la compra, se fija en un libro. Se lo ponen en un montoncito, con una publicidad preciosa, cartoné con solapas y un letrero que reza: ¡Sólo 21,99€!; lee la contraportada y le sueltan un sermón filosófico sobre la carga de conciencia del ser humano o una aventura fantástica de cuatro niños perdidos en un Amazonas donde las hojas se convierten en monstruos terroríficos. «Puf qué pesadez» –pensará-, o bien «Vaya moto infantil que me quieren vender». Y lo dejará ahí.

Pero claro… si la contraportada habla de los misterios surgidos a raíz de las extrañas circunstancias relacionadas con el pasado de un asesinato la cosa cambia mucho. En ese caso el lector medio podrá pensar que esa historia sí merecerá la pena, y además con contenido histórico, ¡es cultura! Eso añadido a las campañas publicitarias y, en algunos casos, a los productos derivados, como sucede con El código Da Vinci, llevará al lector a comprar el libro.

¿Cuántos libros podremos contar con dichas características? Docenas y docenas entre 1999 y 2005. Pero eso no responde del todo a la pregunta inicial, ¿por qué ejercen tanta fascinación estas novelas?
Hace unos meses apareció en la prensa una entrevista con las autoras de El desván. Una de las preguntas era qué cualidad inalienable ha de tener un bestseller. La respuesta fue contundente: «que no contenga ni un solo momento aburrido». De modo que hacemos un bocadillo, el pan, que partimos en dos: son el contexto histórico y el actual. Les sacamos la miga, no vaya a ser que el lector se atragante a fuerza de profundizar demasiado, y colocamos ricas lonchas de jamón ibérico de pata negra en el interior, no sea que el lector se canse de comer. Confío en que capten ustedes la metáfora.
Pero a fin de cuentas, en su mayoría y máximos exponentes –en cuanto a ventas-, ¿cuánto contenido de historia real y objetiva tienen estos libros? Echémosle que un 8%, considerando el resto como ficción. Sí, amigos…los libros donde prima la acción sobre el conocimiento, las historias fáciles con contenido histórico, donde intervienen sociedades secretas, y muy especialmente hechos relacionados con la Iglesia Católica, son los que venden. Es la moda, como los libros de caballerías lo fueron una vez. Por supuesto no se pueden tachar de mala literatura, pero no cabe duda que son comerciales y, como tales, buscan mayoritariamente el favor de los lectores.

Como en todo hay excepciones, tramas tan logradas y cuya originalidad salta las fronteras y los tópicos de los asesinatos misteriosos y las persecuciones detectivescas, como sucede en El Ocho o El último Catón, merecen un mayor reconocimiento.

Trabajo original