María vivía con su abuelo, su tío y su perro. Les gustaba mucho ir a pasear. Un día cogieron un camino distinto en su paseo, se perdieron. Y el perro encontró algo que cambió sus vidas.

Érase una vez una familia formada por una niña que se llamaba María, su abuelo Pedro, su tío Lucas y su perro ‘Hechizo’. Vivían en unos chalets que habían construido en una zona rural. Por lo tanto, estaban rodeados de prados donde pastaban las vacas.

María y su abuelo iban de paseo todos los días y siempre llevaban a su perro. Regresaban tan cansados que a veces tenían que irse a dormir. Su tío Lucas era el encargado de hacer la comida y una vez que habían recuperado fuerzas, volvían a sus largos paseos. En una ocasión en la que los acompañaba el tío Lucas, cogieron el camino que había cerca de la iglesia y caminaron, caminaron… hasta que se dieron cuenta de que no sabían dónde estaban. ¡Se habían perdido!. De repente ‘Hechizo’ –que intuía algo- empezó a ladrar y apareció otro perro que defendía una pequeña casa y éste actuó de una manera un poco extraña, pues no puso impedimentos para que se acercaran a la vivienda.

El tío Lucas llamó a la puerta y descubrió que allí vivían la madre, el padre y el hermano de María. Fue una bonita reconciliación. Todos abandonaron la casa y se fueron a vivir al chalet con María, el abuelo, el tío Lucas y ‘Hechizo’ que de alguna manera los había unido con su familia.

Trabajo original