Los alumnos del Primer Ciclo de Secundaria hicimos una visita al Museo Etnográfico de Muriedas. Al llegar, nos dividimos en varios grupos. Para empezar, entramos en una pequeña sala en la cual había diversos objetos de madera, como las albarcas, y de hierro, como el serrón o el hacha, antiguamente conocido como el hachu.
Luego entramos en una habitación que resultó ser una cocina antigua y nos explicaron que allí se hacían todas las tareas de la casa, como hacer la comida, planchar, fabricar las albarcas… Estas y otras actividades se realizaban en la cocina porque era el sitio más caliente de la casa.
Nos mostraron los muebles de la época y los platos que eran más grandes que los normales que usamos hoy día, puesto que comía toda la familia del mismo plato. También vimos diversas lámparas de aceite, candiles que se usaban, así como las planchas que había, los utensilios que se usaban para comer y la cocina de la época, es decir, el lugar donde se cocinaba los alimentos que resultó ser muy moderna porque ya tenían campana para echar al exterior el humo del fuego y los vapores de la comida.
A continuación nos mostraron las herramientas que se usaban para trabajar la tierra como el arado y su funcionamiento, la trilladora para separar el trigo de la espiga, así como herramientas para el cuidado del ganado, entre las cuales hubo uno que nos causó gracia a todos que se llamaba “el cagalero”, que servía para que cuando los animales hicieran sus necesidades no manchasen la trilladora y por tanto, el trigo.
Luego nos hablaron de un militar cántabro llamado Velarde que era de Muriedas, nació en la casa que hoy es museo. Nos enseñaron su escritorio, su ropa, hasta un trabuco que usó en diversas batallas. Este señor encargó a un pintor un retrato suyo pero le pidió que le retratase más guapo de lo que en realidad era, sino, no le pagaba el cuadro o se lo rompía.
Volviendo a la vida en las casas cántabras, nos enseñaron y explicaron la habitación de la casa que hacía las funciones de salón. Allí había bancos, arcas y un escritorio en el cual estaba el famoso cajón secreto que tienen la mayoría de los escritores antiguos.
Cuando salimos del museo, nos dejaron un rato libre por los alrededores hasta que llegó el autobús para volver al instituto. Fue una mañana muy soleada y muy entretenida la visita a este museo.