Los alumnos de 4º de Primaria del colegio Cumbres de Santander han visitado el Centro de Alto Rendimiento de Vela Príncipe Felipe. Un día inolvidable en el que aprendieron a navegar.

Todo empezó en el autobús, yo tenía de compañero a Carlos, uno de mis mejores amigos. Yo le enseñé donde estaba mi casa y él me dijo que su casa está en la calle Floranes. Teníamos delante a Julio y a David, que no paraban de hablar. Al lado estaban Luis y Eduardo, que no paraban de gastar bromas y también estaban Lucía y María R., que no dejaban de reírse y entre todos, yo me estaba durmiendo.

Cuando llegamos, todos salimos y nos llevaron a una sala dentro de la escuela de vela, en donde le dimos a un señor muy majo nuestro nombre y dos apellidos. Por cada cinco niños tocaba un monitor. A mí me tocó con Raúl y como compañeros en el velero con Carlos, con Patricia S., que tiene un genio…, pero es muy maja, con María C., que es un poco mandona y con María L., que se ríe por todo y te da unas collejas…que te deja en el suelo, pero en el fondo yo sé que es muy buena persona.

Nos dieron a cada uno un chaleco salvavidas, nos fuimos a un vestuario, nos lo pusimos, aprovechamos para ir al servicio y salimos, cada grupo con su monitor en un barco. Al entrar en el agua el barco se movía mucho. Entonces todos empezamos a chillar, menos Carlos, que no se movió ni un poco.

El monitor me dijo que remara, yo le dije que no sabía, pero él insistió y tuve que remar. Después de un rato me dijo que le pasara el remo a Carlos y como él lo hacía bien me dijo que me fijara y tomara ejemplo de mi amigo. Así estuvimos continuamente pasándonos el remo, menos Patricia S., que estuvo todo el rato con el timón.

Así fuimos navegando una hora por donde había olas y por donde no había. Nos sentamos a descansar, nos hicimos unas fotos y quitamos las velas. Subimos el velero por la rampa, lo dejamos colocado en su sitio, nos quitamos los chalecos salvavidas, los devolvimos, nos hicimos unas cuantas fotos más, y de vuelta al colegio.

Unos dicen que han visto a un pulpo y otros a un delfín, pero lo del delfín yo creo que es mentira.

Cuando estábamos volviendo, en vez de dormirme yo creo que era el que más hablaba. Fue estupendo y me lo pasé muy bien.

Trabajo original