Seve Calleja impartió una conferencia sobre el ‘Lazarillo de Tormes’, dentro de un programa denominado: ¿Por qué leer a los clásicos? Uno de los alumnos asistentes nos cuenta su visión de la obra y nos aclara que clásico «nunca quiere decir anticuado».
Los autores clásicos, a nosotros, los jóvenes, nos parecen aburridos y sosos solamente por el hecho de ser autores de siglos muy alejados del nuestro… Eso es porque muy pocos de nosotros los leemos. En el momento que comienzas su lectura te das cuenta de que no tienen unas mentes en el pasado como creemos. Para comprender sus mensajes, solamente hace falta salir a la calle y ver a un niño abandonado (brasileño, por ejemplo) para identificar en su rostro a un pícaro del siglo XVI, mendigando y usando su astucia y picardía para sobrevivir en el mundo tan hostil que le ha tocado en suerte. Hay muchos Lazarillos a nuestro alrededor.
Otros sentimientos o asuntos muy propios de nuestros días también se pueden leer en los clásicos de la picaresca del Siglo de Oro: el afán de medrar socialmente, el ver sólo aquello que nos interesa…
Estas cosas están ahí, y no debemos evitarlas, así que cuando tengáis un clásico en la mano, leedlo y luego veréis que clásico nunca quiere decir anticuado.