El proyecto ITER, al que España aspiró con una oferta atractiva, la aportación de cuantiosos fondos presupuestarios, las características geotécnicas del emplazamiento y su menor coste entre otras, no se quedará en Europa. Los gobiernos de los países miembros de la Unión Europea no se atrevieron a contrariar la grandeza francesa y eliminaron la oferta española, de tal manera que sólo Francia competirá con Canadá y Japón por la adjudicación definitiva, que se prevé para la primavera de 2004.

La prepotencia de Chirac, y su apoyo al régimen de Sadam Husein, coloca a Francia, sin embargo, en la lista de los perdedores. Estados Unidos nunca va a consentir que el proyecto se instale en suelo francés. Por el contrario, Japón es su aliado -y el de España- en la reconstrucción de Irak, y es posible el ver tropas japonesas en ese país, desde hace tiempo, en lo que es la primera vez, tras la segunda guerra mundial, en que el ejército japonés sale de sus fronteras. Esa toma de partido, junto con otros sesenta países, en el conflicto iraquí, se resolverá en confianza del gobierno norteamericano y en muy altas probabilidades de hacerse con el proyecto.

El aislamiento francés comienza a ser evidente. La presidencia de Chirac está siendo un desastre para Francia, incapaz de solucionar sus problemas internos y con una posición internacional cada vez más precaria, tanto en la propia Europa como en el resto del mundo.

Para aquellos que se pregunten, ¿qué es el ITER? (Reactor Internacional Termonuclear Experimental) deben saber que es una enorme máquina de plasma que produce reacciones de fusión nuclear. El plasma está confinado en una vasija -‘Tokamak’-, en forma de anillo (el mayor del mundo, con 800 metros cúbicos).

El proceso de fusión nuclear consiste en hacer que dos núcleos ligeros (de deuterio y tritio) colisionen y se unan para producir un núcleo más pesado y obtener energía. Una parte de ésta se queda en el plasma para mantenerlo caliente; otra parte sale al exterior y, a través de turbinas, produce electricidad. Es el mismo mecanismo que crea energía en una estrella. En el Sol, la enorme gravedad es el detonante de la fusión. En la Tierra, la fusión se obtiene por confinamiento magnético.
El deuterio y el tritio poseen núcleos que se fusionan para producir helio y energía. El deuterio se encuentra, por ejemplo, en el agua del mar; el tritio, más escaso, se obtiene a partir del litio.
Para dicha fusión hay que someter los átomos a temperaturas de hasta 200 millones de grados, lo que no soporta ningún material. Por eso se crea un gran campo magnético donde las partículas quedan atrapadas y aguantan la temperatura.

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