La reciente visita de la profesora y escritora Ana Alcolea al Instituto Santa Clara despertó gran expectación entre los alumnos. La autora presentó su primera novela El medallón perdido, una obra cargada de sentimientos y de aventuras destinada principalmente al público adolescente. Dos alumnos del centro nos relatan cómo fue la experiencia y nos dan pistas que nos harán leer la novela.
ANA ALCOLEA VISITA EL SANTA CLARA
Por César Saiz Inguanzo. Alumno de 3ºD de ESO
Ana Alcolea, profesora y escritora zaragozana, visitó el instituto el miércoles 6 de marzo, haciendo que aquella mañana no fuese como el resto de las mañanas.
Venía a hablarnos sobre un libro que ha despertado la afición a la lectura de los más recios, una novela juvenil ambientada en África: El Medallón Perdido. Pero no se limitó tan sólo a responder a nuestras preguntas, sino que también nos mostró las relaciones que había entre el mundo que describe la novela y el mundo real, nos contó anécdotas relacionadas con la cultura de las tribus africanas, leyó un fragmento de su novela e incluso nos mostró a todos los allí presentes el Medallón Perdido que ella siempre lleva consigo.
Ana Alcolea es licenciada en Filología Hispánica y diplomada en Filología Inglesa. En 1986 comenzó a impartir clases en un instituto de Secundaria. Siempre que tiene tiempo, se va a Italia y a las montañas noruegas (lugar en el que escribió la mayoría del libro que nos ha asombrado a todos). Nos contó además que tiene familia en África, lo que la ayudó a escribir este libro ya que la mayoría de los personajes existen en la realidad y son parientes suyos. El resultado de la mezcla de todas estas culturas es la chica culta y simpática que tuvimos el placer de conocer aquella mañana de marzo.
LA LUCHA POR EL MEDALLÓN PERDIDO
Por Elena Sánchez Cruz. Alumna de 3ºD de ESO.
La lucha por el medallón perdido: amor, aventuras, esfuerzo, valentía…
Título: El medallón perdido
Autora: Ana Alcolea
Editorial: Anaya
Esta es una novela ya conocida por muchos de nosotros, de la que tanto hemos hablado y debatido sobre el argumento, los personajes… y con cuya autora hemos podido charlar, aclarar nuestras inquietudes, intercambiar impresiones.
El protagonista de la novela se llama Benjamín y tiene 15 años. Es un chico actual, con los pensamientos y las aspiraciones de un chico de su edad que vive en el siglo XXI. Tiene complejos, problemas con las chicas, especialmente con una, con Almudena. Es una chica de su clase que no le hace demasiado caso, él lo achaca a sus granos, a su poca altura pero, como dice nuestra autora, Benja (si es que se nos permite tratarle con confianza) aprendería a darle el verdadero valor a las cosas y sobre todo, a las personas.
Benjamín vivía con su madre, su padre perdió la vida en un accidente de avioneta, en África. Ella le había quitado todos los recuerdos que tenía de él, pensando que así haría bien a «su niño» y consiguió todo lo contrario. Pero su vida dio un vuelco inesperado, algo que le cambiaría todo a su alrededor, algo que le cambiaría por completo. Un buen día su madre le comentó que se iba de vacaciones con su novio y que él debía pasarlas con su tío Sebastián, en África. Aquello era increíble.
Nada más ver a su tío le inquietó el medallón que llevaba colgado del cuello. Tenía un gran valor sentimental para Sebastián, porque era un diente de leopardo que él había cazado con su hermano, Pablo, el cual tenía otro muy similar, que llevaba cuando tuvo el fatal accidente. Benjamín le pidió a su tío, le suplicó que le ayudara a encontrar el medallón de su padre. Sebastián, fue entonces cuando le explicó que su padre murió en unas montañas de África, a causa de la tormenta cuando iba en busca de medicamentos. Allí estaría el medallón.
Cuando Benja llegó a África con su tío, más concretamente a Gabón, fue muy bien recibido por todas las gentes que allí conoció. Especialmente con una chica, Sandrine, que consiguió hacerle olvidarse de Almudena, su «gran amor». Junto a ella pasó algunos de sus mejores momentos en África. Ella le habló de su padre, le contó que ella siempre le había querido mucho y que él se había portado muy bien con ella y con toda su familia. Pero en ningún momento Benjamín se olvidó del medallón de su progenitor.
Un buen día, después de tanto insistir a Sebastián, éste decidió emprender una expedición hacia la cima de la montaña donde se encontraba aún la avioneta de Pablo. Y donde Benja tenía la esperanza de encontrar el medallón. Fue un durísimo viaje, lleno de percances e imprevistos, en él que todos corrieron gran peligro. Después de días de incertidumbre, ansiedad por llegar al destino, largas noches durmiendo a la intemperie,…. Por fin llegaron a la cima de la montaña
Allí arriba se encontraba el vehículo en el que se había matado su padre, el lugar en el que su padre había perdido la vida. Fue entonces cuando Benjamín sintió a su padre cerca, por fin lo entendió todo sin que nadie le explicara nada, lo comprendió sin palabras, se dio cuenta de que las cosas son más profundas y que van más allá de un objeto que las cosas importantes se hallan mucho más adentro, guardadas en nuestro interior. Conoció a su padre sin necesidad de verle. Entonces, sólo entonces, se acordó del medallón, y comenzó a inspeccionar la avioneta. Su tío se acercó y dijo: «¿Estás buscando el medallón de tu padre?», y ante el asombro de Benjamín Sebastián se quitó el suyo y se lo ató a su sobrino al cuello (…)
El final del libro lo dejo en el aire para no estropearle a nadie la sensación que me produjo a mí el desenlace de la historia. Es una novela sencilla pero a la vez muy profunda y bonita, esconde amor, amistad, aventuras…, nos dice que las cosas se consiguen con mucho esfuerzo, que hay otras culturas que debemos de respetar, que el amor es más que una apariencia, etc.
Esta novela no se entiende de otra forma que no sea leyendo, ya que comprimiendo todo el libro a un resumen no hacemos otra cosa que pasar por alto tantos y tantos detalles, tantos valores, tantos mensajes, tantas historias de las que extraer una enseñanza, con las que reírse, emocionarse, y por supuesto, disfrutar. Para mí, esta historia me dice, a parte de otras muchas cosas, que todo en la vida hay que lucharlo, que siempre tienes que poner todas tus ganas, tus fuerzas pero más que nada todo tu amor para alcanzar y conseguir aquello que deseas. Por eso, siempre debes amar, ser feliz, debes luchar por aquello que de verdad quieres, aquello en lo que crees. Porque todos los medallones perdidos de nuestra vida, con amor, se logran encontrar.