Hasta el primer concurso Mi libro favorito, organizado por el Ayuntamiento de Santander, ha llegado el fenómeno de El señor de los anillos. Cine, prensa, televisión… y el trabajo ganador del concurso Mi libro favorito han hablado de él. Un alumna cuenta cómo pasó de pensar que no valía la pena leer el libro a devorarlo. Y es que rectificar es de sabios y no siempre la primera impresión es la que cuenta.
«Es de sabios rectificar», «la primera impresión es la que cuenta»y «el que no se arriesga no pasa la mar», son tres dichos populares muy conocidos y muy arraigados en nuestra lengua. Los usamos frecuentemente y muchas veces ni siquiera nos paramos a pensar lo que decimos. Yo voy a profundizar en su significado, pero claro está siempre hablando de mi caso particular.
El primer refrán: Es de sabios rectificar. Estoy de acuerdo con él y lo digo por experiencia, aunque será mejor que lo dejemos en «está muy bien rectificar», ya que yo de sabio no es que tenga mucho…
Muchas veces es bueno tragarse el orgullo y dar la razón a quien la tiene. Si no hubiera rectificado de mi primera opinión sobre El Señor de los Anillos, no habría ganado ningún premio ni estaría escribiendo ahora esto.
El trabajo con el que he ganado el premio en el concurso Mi libro favorito está basado digamos en un hecho real. Un día estaba hablando con mis amigos sobre el próximo estreno de la película basada en la primera parte de la trilogía de El Señor de los Anillos y yo, que por aquel entonces no me había leído el libro y apenas sabía nada sobre esa obra dije que era un aburrimiento… Enseguida me di cuenta de que nadie pensaba igual que yo, por lo que me planteé si estaba equivocada.
El segundo: La primera impresión es lo que cuenta. En esta ocasión en vez de confirmar el dicho, voy a desmentirlo. Creo que no se debe juzgar nada ni a nadie sin conocerlo a fondo y estar seguro de lo que se dice, de lo contrario, seguro que te equivocas. Esto es lo que me pasó a mí: el único contacto que había tenido con El Señor de los Anillos, había sido una película de dibujos animados que me resultó bastante aburrida y a partir de ahí, di mi opinión. Poco tiempo después de aquella discusión con mis amigos, fui al cine a ver la película que acababan de estrenar y mi opinión cambió radicalmente. La película me encantó. Al poco tiempo me regalaron los libros y los leí . Mi opinión volvió a cambiar, a mejor todavía.
Volviendo al primero: es de sabios rectificar. Ahora que mi opinión había cambiado tuve que rectificar y reconocer delante de mis amigos que estaba equivocada.
Pocos días después tuve una oportunidad mejor de demostrar qué pensaba exactamente:
La profesora de lengua nos presentó un día en clase un concurso literario en el que había que hacer un comentario, o una crítica de tu libro favorito. Esa era mi oportunidad, tenía muy claro cual era el libro que iba a comentar, pero entonces surgió mi tercer problema.
El tercer dicho: El que no se arriesga no pasa la mar. Desde el principio tuve muy claro que no iba a ganar el concurso y que lo importante es participar (sonará muy tópico, ya que la gente lo dice a menudo, pero yo lo digo con sinceridad). Sabía que era un libro bastante difícil de comentar y sobre todo de criticar (si es que hay algo del libro que pueda criticarse), pero lo que yo quería no era ganar sino demostrar lo que de verdad pensaba sobre el libro. En verdad este trabajo me ha servido para profundizar en el contenido del libro y fijarme en muchas cosas que antes había pasado por alto, como la complejidad de la obra y el esfuerzo y constancia que su autor le dedicó.
Escribí todo el trabajo a partir de una especie de réplica de la conversación (o discusión ) que tuve con mis amigos, pero esta vez reconociendo que estaba equivocada y comentando a continuación varios aspectos del libro. Quedé bastante contenta con el trabajo (cosa poco habitual tratándose de mí).
Aquel era un día como todos los demás y me encontraba en clase de matemáticas, cuando de repente entró en mi clase el jefe de estudios, acompañado por su sonrisa y me comunicó que había sido la ganadora del primer premio del concurso «Mi libro favorito»
En ese momento no dije nada, ya que no me lo creía y me quedé paralizada, y sólo reaccioné cuando empezaron a aplaudirme, por educación , mis compañeros de clase (cosa que me dio mucha vergüenza)
El premio me hizo muchísima ilusión, porque de alguna forma me estaban recompensando por el esfuerzo que realicé para hacer el trabajo (aunque en realidad no fue ningún esfuerzo, ya que aunque me llevó mucho tiempo, me encantó hacerlo) El acto de entrega de premios fue el pasado 6 de mayo en el Ayuntamiento. Fue un acto corto, pero bonito. No había mucha gente, pues sólo estaban las familias de los premiados , el alcalde (que fue quien entregó los premios) y algunos miembros del jurado. Yo creo, que más que el diploma y el dinero, el premio para mí fue que un miembro del jurado me dijo lo mucho que le había gustado mi trabajo, y que a la gente a la que se lo he enseñado les haya gustado también.
No me extraña en absoluto que El Señor de los Anillos haya sido uno de los libros más leídos, ya que se lo merece, pues es, en mi opinión, la mejor obra que he leído y, claro está, mi libro favorito. Aparte de los méritos que tiene la obra por sí sola, ha influido en gran medida el hecho de que el pasado diciembre se estrenara la película basada en el primer tomo de la trilogía; lo que despierta la curiosidad del lector, tanto a la hora de comparar la película con el libro, como a la hora de saber el final de la historia. Animo a todos los que no lo han leído a que lo hagan y los que ya lo han hecho a que sigan leyendo y que descubran los muchos otros libros que hay en torno a esta gran historia.
Para acabar y volviendo al segundo refrán, quiero animar a los jóvenes a que participen en este tipo de concursos, que, aunque parezca muy difícil ganar no lo es tanto. Basta con esforzarse y poner ilusión. El mejor premio es la satisfacción de un trabajo bien hecho.