El jabalí, similar al cerdo doméstico, habita en los bosques de Cantabria. Su fuerza y su gran sentido del olfato y el oído le caracterizan. Siempre elige zonas con abundancia de agua porque, además de saciar su sed, necesita tomar baños de barro que eliminen los parásitos de su piel.
El jabalí es un mamífero que puede medir de 60 a 80 centímetros, más una cola de 30 a 45 milímetros. Su peso es de 85 a 150 kilos. Suele vivir unos 30 años. Su piel es de un gris oscuro a un gris claro con cerdas largas, caninos retorcidos hacia arriba, sobresaliendo de la boca una longitud considerable sirviéndole de defensa en caso de que le ataquen.
El jabalí es un animal muy dañino, ya que puede destrozar muchos terrenos de pasto. Sin embargo es un animal muy apreciado por los cazadores por su gran tamaño y fuerza, ya que puede matar con sus colmillos a los perros que le dan caza.
El jabalí camina o trota y salta para franquear una zanja o cualquier otro obstáculo, es un gran barrenador y ni las razas más feroces lo detienen.
Tanto un jabalí herido o asaltado por perros de caza como una hembra sorprendida con sus pequeños pueden ser muy peligrosos. No vacilará en atacar al hombre para defenderse.
El jabalí es capaz de destripar perros en su defensa.
Por la noche los jabalíes se dirigen a los prados donde encuentran alimentos. Por el día descansan en sus camadas situadas en medio de la maleza o en los helechos.
La hembra prepara una especie de cama para sus pequeños (llamados jabatos o también rayones). Se trata de un montón de hojas, hierbas y ramitas disimuladas en un bardal o bajo los matorrales, que alcanzan un metro de altura aproximadamente.
En la primavera nacen de 4 a 8 pequeños rayones. El macho va en solitario, mientras que la hembra y sus crías van en manadas.