Ni siquiera los luceros se detienen ya a brillar,
tan sólo quedan golondrinas con ese gesto de humildad.
Ni las rosas sienten la necesidad de extender sus pétalos,
hasta las bombas se han derrumbado por no descansar.
el verano no se preocupa de acalorar nuestra piel.
Las mañanas no tienen prisa por despertar,
la incandescente luz, debe haberse fundido ya.
las decisiones importantes no pretenden acertar.
la suerte no se conoce usando caras y cruces,
la fuerza no se consigue con horas y sudor,
la felicidad se vende en pequeñas dosis.
y en las pérdidas no se conoce el sufrimiento.
La inmensidad del océano no se considera grande,
las campanas no nos envían ningún mensaje,
y de las promesas nunca se acuerda nadie.
cada historia es precedida por dos caras.
Nadie sueña con tener un mundo perfecto,
volar no suena como un deseado reto.
un baile no significa lo mismo que ayer.
La noche no invoca ese profundo temor,
un deseo imposible de conseguir.
un sentimiento no es recordado como algo único,
El juego del destino es imposible de adivinar.
La mente no da pie a la imaginación,
ni siquiera existe el concepto de paraíso.
el dinero en estos tiempos no tiene nada que comprar.
Cuando todo lo que está a su alrededor desaparece,
se distancia, se pierde, se deteriora o se muere,
ya nada te levanta el ánimo.
el eco que siempre volvemos a escuchar, se pierde,
ya nada te sigue gritando que eres libre.
Ni siquiera los luceros se detienen ya a brillar.